El anuncio del gobierno acerca de la prórroga para que continúe la moratoria, es tramposo. Especialistas en derecho previsional afirman que, si no se actualiza el tiempo de corte -que la resolución fija en los 18 años cumplidos a diciembre de 2003-, las personas deberán contar con cada vez más años de aportes para acceder a su jubilación.
La semana pasada el gobierno anunció, en tono de campaña electoral, que extendía por tres años más la vigencia de la prórroga de la moratoria jubilatoria para mujeres. Sin embargo, especialistas en temas previsionales denunciaron que la prórroga emitida por el gobierno -al no otorgarse bajo una nueva ley jubilatoria- privará a millones de mujeres del acceso a este derecho de todas las trabajadoras.
El 26 de junio Mauricio Macri firmó el Decreto 158/19 que extendió por tres años la moratoria de la Ley 26.970, ley que ya había sido prorrogada (solo para mujeres) mediante normativa denominada de “Reparación Histórica” en 2016.
El anunció de la Anses, llamada “moratoria nueva”, habilita a las mujeres a regularizar o completar -en el caso de que no completen el mínimo de treinta- aportes a partir de los sesenta años. Sin embargo, como acostumbra el gobierno, hecha la ley hecha la trampa: la “nueva moratoria” será solo para aquellas mujeres que hayan cumplido los 18 años hasta el 31 de diciembre de 2003. En ese caso, podrán acceder al derecho jubilatorio a través del pago de sesenta cuotas descontadas en los futuros haberes.
¿Qué quiere decir esto? Según el estudio jurídico experto en materia previsional Gallo Peláez, Vlahusic& Asociados, “una trabajadora que cumple hoy 60 años, sólo podrá adquirir años de aportes desde el año 1977 hasta diciembre del 2003, esto son 26 años. Es por ello que, si la mujer no tiene nada de trabajo registrado en su historia laboral, le van a estar faltando aún 4 años de aportes para llegar a los 30 requeridos y poder jubilarse. Al haberse prorrogado la moratoria por 3 años, esta persona no llegará a poder jubilarse, ya que la moratoria no se puede hacer antes que la persona se jubile, sino en el momento de iniciar la jubilación”.
Sin más, esto quiere decir que las mujeres trabajadoras que podrán acceder al nuevo sistema serán cada vez menos, “porque aumenta la cantidad de años que tienen que tener aportados y no les sirve a aquellas mujeres que no hayan podido tener trabajo registrado en sus vidas”. Por ello, para los especialistas en materia previsional “no alcanza con haber extendido el vencimiento de la actual moratoria sino que es preciso extender la posibilidad de ampliar el periodo de años de aporte (fecha de corte) y ampliar el acceso a la misma a todas las personas. Para ello, es necesario y urgente contar con una nueva ley que garantice el derecho a la jubilación a todas y todos”, explicaron.
En el caso de no lograr una nueva ley en la materia, lo que terminará ocurriendo es que “todas las personas que no tienen un trabajo registrado, que supera en Argentina el 30 por ciento de la población económicamente activa, se verán excluidas para siempre de la llamada ciudadanía previsional. ¿Qué quiere decir? Que la gran mayoría de adultos y adultas mayores no serán sujetos de derechos previsionales, y solo un sector -que pase el estudio socioeconómico- podrá acceder a los 65 años” a una jubilación.
Ajuste y patriarcado
La resolución del gobierno debe ser planteada en su justa medida: si por un lado en medio del proceso electoral se vio obligado a extender una moratoria que, si fuera por el Ejecutivo, eliminaría; por el otro, lo hace de modo restrictivo, nunca “universal”, tal como suele suceder con cada una de las medidas económicas, incluso aquellas que son anunciadas como “medidas sociales”.
La “nueva moratoria”, la autocelebrada “reparación histórica”, la reforma previsional de 2017 y la falta de adecuación del marco jubilatorio vigente para ampliar el derecho jubilatorio deben inscribirse en el marco de la política económica de Cambiemos.
Las políticas del gobierno nacional impactan en las mujeres doblemente: por el ajuste y porque profundiza las desigualdades de género. Esta es una característica propia del matrimonio histórico entre capitalismo y patriarcado. Según informa el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), elaborado junto a la Defensoría de la provincia de Buenos Aires, se demuestra que las mujeres trabajadoras realizan doble jornada laboral no remunerada en relación con los varones. El informe demuestra también que esta desigualdad se profundiza notablemente en el conurbano bonaerense, donde la disparidad supera el 50 por ciento a partir de los 35 años.