Si no fuera tan grave sería sólo patético: la Corte de La Haya ordenó a Israel que evite un genocidio en Gaza, algo que ya viene perpetrando desde hace dos meses.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ), exigió a Israel “tomar todas las medidas a su alcance para prevenir la comisión de un genocidio” en la Franja de Gaza y “adoptar medidas inmediatas y efectivas” para permitir el acceso de asistencia humanitaria. Lo paradójico es que este organismo dependiente de la ONU, pide que Tel-Aviv haga lo que pueda para prevenir algo que ya está perpetrando desde hace más de dos meses y ante la vista de todos, incluso de la propia ONU que el 2 de noviembre de 2023 sufrió el bombardeo por parte de aviones israelíes, de una escuela afiliada a su Agencia para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo, ubicada en un campo de refugiados Al Shati.
Los datos que entrega cualquier constatación empírica permiten establecer que en la Franja de Gaza, el Estado de Israel perpetra un genocidio, por lo que con su “advertencia”, los jueces reunidos en La Haya ni siquiera pagaron el café que tomaron durante las audiencias realizadas a raíz de la presentación hecha por el Estado sudafricano que presentó un importante número de evidencias que hablan acerca del carácter genocida de las acciones que Tel-Aviv perpetra en la zona contra el pueblo palestino.
Entre otras cosas, el equipo sudafricano encabezado por el abogado John Dugard, denunció que las fuerzas de ocupación israelíes llevan a cabo crímenes vinculados a la aniquilación de la población civil y el desplazamiento de quienes habitan en la Franja, lo que incluye a niños y mujeres, así como la destrucción sistemática de infraestructura pública.
Hay que volver a decirlo: los datos son terribles. Desde que el pasado 7 de octubre comenzó la última oleada de ataques israelíes sobre la población civil de la Franja de Gaza, las cifras actualizadas hace una semana por las autoridades sanitarias gazatíes, dan cuenta de que la cantidad de personas asesinadas por Israel asciende a 25.105. Cinco de cada diez son menores de edad y tres de cada diez son mujeres.
Con este telón de fondo, el máximo tribunal de la ONU consideró que Israel “debe tomar todas las medidas a su alcance para prevenir y castigar la incitación directa y pública a cometer un genocidio” de los civiles palestinos en Gaza, pero evitó pedir un alto el fuego y ni por asomo ordenó la captura internacional de Benjamín Netanyahu, quien cuestionó el fallo de la CIJ, pero también se rió en la cara del tribunal cuando públicamente celebró que no ordenara el cese inmediato de las hostilidades.
Así las cosas, el premier del Estado de Israel y su runfla sionista recibieron un tibio tirón de orejas por parte de un tribunal que exhibió que tal como pasa con los reiterados crímenes que perpetran formaciones estatales como Gran Bretaña o EE.UU., con Israel está dispuesto a continuar haciendo la vista gorda.
“Israel tiene el derecho básico a la autodefensa. El tribunal de La Haya rechazó con razón la escandalosa exigencia de privarnos de este derecho”, festejó Netanyahu tras el fallo que vuelve a ratificar para Israel la membresía al selecto grupo de países que, para la ONU, tienen derecho de asesinar sin recibir ninguna sanción por ello.