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Sáb, Abr
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Política
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El temporal que afectó a la ciudad de Corrientes, dejó al desnudo una planificación urbana puesta al servicio sólo del negocio inmobiliario. Escasa asistencia de la Provincia y el Municipio, y nula por parte de la Presidencia Milei.

Solidaridad activa y lucha es la fórmula con la que el Partido Comunista y la FJC de Corrientes le ponen el pecho a trágica situación que atraviesa esa provincia y, en particular la capital, a raíz de las inundaciones que hicieron que más de dos mil personas debieran ser evacuadas, de las que todavía ochocientas estaban en esa situación al cierre de esta edición.

Todo se precipitó durante la madrugada del pasado domingo, cuando en medio de fuertes tormentas de lluvia y viento, cayeron en la zona de la capital provincial alrededor de doscientos milímetros de agua en cinco horas, en lo que el propio gobierno que preside Gustavo Valdés, calificó como la peor catástrofe natural sufrida por esa ciudad. Y, en este contexto, durante varias horas fueron muchos los barrios en los que se registraron cortes de energía eléctrica que de acuerdo a la información que difundió la Dirección Provincial de Energía, fueron realizados como medida de precaución.

Pero a pesar de que desde tempranas horas en todo el país comenzaban a difundirse imágenes terribles que daban cuenta de la gravedad de lo que pasaba en Corrientes, tal
como ocurrió tras la tempestad que arrasó Bahía Blanca el 16 de diciembre de 2023, el gobierno nacional no se hizo presente con ningún tipo de asistencia.

Lo que sí se hizo sentir y muy fuerte, es la organización popular que rápidamente salió al cruce de lo ocurrido y, en este marco, el PC y La Fede dicen presentes con una actitud de solidaridad activa con las personas que sufren los efectos de las inundaciones y además de trabajar en los barrios más afectados, está recibiendo donaciones consistentes en leche, azúcar, harina, yerba, fideos, arroz, verduras, frutas, colchones, frazadas y ropa para niños.

Y, con este telón de fondo, el PC y la FJC exigieron que los gobiernos nacional, provincial y municipal, adopten “medidas urgentes para asistir a las miles de personas que perdieron lo poco que tenían”, pero también que se lleve a cabo una nueva planificación participativa de la ciudad de Corrientes, “que incluya a todos en su hábitat con la urbanización adecuada, que construya en serio un sistema de desagües pluvial, que sirva y sea amigable con el medio ambiente para poder afrontar el cambio climático”.


Pobreza y vulnerabilidad


“Corrientes amaneció aún más pobre y vulnerable este domingo”, lamentó el PC y añadió que el temporal “volvió a poner en evidencia el retiro del Estado de la  prevenciónante un hecho climático que estaba pronosticado y de la asistencia que le debe a los damnificados”, algo que se advierte con sólo “recorrer los barrios por estas horas, donde se nota la ausencia total del gobierno nacional, y la escasa presencia de las administraciones provincial y municipal”.

Y, en este sentido, denunció que “para reflejar el carácter inhumano del gobierno de Javier Milei sirve un ejemplo: el mismo día que cientos de familias correntinas reclamaban ayuda porque se quedaron sin nada, el presidente decretaba el cierre de la mayoría de los Centros de Referencia del Ministerio de Capital Humano, incluido el de nuestra Ciudad”, ya que “al presidente sólo le importa lo que le pidan EE.UU. o los piratas británicos en Twitter y hacer el ajuste del FMI”.

Asimismo, recordó que la única presencia federal en Corrientes es la de fuerzas de Gendarmería y Prefectura, “aplicando su protocolo ilegal, tratando de despejar cortes de calles de vecinos desesperados que piden ayuda, agua potable o que se restablezca el servicio de energía eléctrica” a lo que se suman “las mentiras del gobernador Valdés y del intendente Eduardo Tassano, quienes partiendo de un Plan Hídrico que nunca se hizo, ahora dicen que esta fue la peor catástrofe de la historia”.

Por lo que, sin dudarlo, el PC y La Fede recalcan que “catástrofe es no haber alertado a la población de un fenómeno climático grave que estaba anunciado”, ya que esa misma noche “los locales nocturnos que siguieron abiertos y los trabajadores tuvieron que caminar hasta seis horas para volver a sus hogares en medio de calles anegadas y con del sistema de transporte público de pasajeros suspendido”.

Pero también denuncian que la Gestión Valdéz no tuvo un plan de contingencia hasta, al menos, doce horas después de que comenzó el temporal, “cuando ya había centenares de familias golpeando las puertas de las escuelas en busca de un techo, después de que sus casas quedaran bajo agua”. Y destacaron que mientras desde el gobierno provincial no se hacía nada por los vecinos afectados, “jóvenes de los barrios desarrollaban, en soledad, acciones de rescate de familias con criaturas, abuelos y mascotas que quedaban atrapadas en casas y calles inundadas”.

Por otro lado, señalan que a “la falta de previsión, alerta y de asistencia estatal nacional y local, hay que sumarle las consecuencias de haber planificado una ciudad de manera elitista y desigual” porque desde fines del siglo pasado, “los sucesivos gobiernos provinciales y municipales priorizaron el negocio inmobiliario de grandes desarrollos en el centro de la ciudad, sobre una infraestructura de desagües pluviales antiguos que no dan abasto”.

Y, al respecto, alertaron que ahora mismo proliferan los desarrollos de grandes torres en áreas ribereñas, que saturan de cemento zonas de humedales y arroyos que servían de desagüe natural para la capital provincial. “Estas últimas tres décadas de irresponsabilidad, hacen crisis frente al cambio climático que nos trae tormentas más intensas”, lamentaron y añadieron que en simultáneo se fue expulsando a las familias humildes hacia zonas periféricas donde se formaron asentamientos emplazados en territorios bajos de lagunas y cañadas, que “con casi nula intervención del Estado, hoy son los que más están sufriendo las consecuencias de la nueva inundación”.

Ya que, “no fue sólo falta de planificación, sino una decisión política de gobernar para los ricos, beneficiando los negocios y desarrollos privados en detrimento de miles de familias que construyeron barrios enteros y hogares para vivir de la forma que pudieron y a la buena de Dios”.