El doble femicidio de Córdoba dejó al desnudo una trama que vuelve necesario reflexionar acerca de cómo la clase capitalista actúa sobre la subjetividad de sectores dominados para reclutar mano de obra. Y a esto se refiere en el siguiente reportaje la secretaria de Géneros del Partido Comunista, Solana López.
Esta semana se cumplieron cinco años del femicidio de Florencia Gómez, cometido el 12 de octubre en San Jorge. Pero también salieron a la luz dos hechos conmovedores, uno de ellos es el travesticidio de Azul Semeñenko, que estaba desaparecida desde hacía tres semanas y cuyo cuerpo fue hallado el martes pasado en un canal de desagüe de Neuquén.
El otro es el caso del doble femicidio perpetrado por Pablo Laurta contra su ex pareja, Luna Giardina, y su ex suegra Mariel Zamudio. En este hecho, rápidamente se fueron conociendo escabrosos detalles que hablan acerca de una meticulosa planificación criminal por parte de Laurta, lo que incluyó el crimen del remisero que lo trasladó desde Entre Ríos hasta Córdoba, donde vivían las mujeres que ultimó.
Otro dato que no puede soslayarse sobre el caso del doble femicidio, es el abierto vínculo que Laurta tiene con uno de los principales mentores “intelectuales” de La Libertad Avanza, Agustín Laje, y con quien es el biógrafo del presidente Javier Milei, Nicolás Márquez. Con ambos compartió diferentes actividades realizadas en Uruguay, que fueron organizadas por Varones Unidos, una organización que tiene al doble femicida como uno de sus principales referentes en aquel país, del que es oriundo.
“Cuando el Estado promueve, incentiva y financia la homosexualidad como lo ha hecho hasta la aparición de Javier Milei en escena, está incentivando una conducta autodestructiva”, pontificaba en una entrevista radiofónica Nicolás Márquez en una de sus habituales diatribas públicas contra la comunidad Lgtb. Pocos días después, Justo Barrientos, arrojaba un cóctel incendiario en la pieza de la pensión que en el barrio porteño de Barracas ocupaban Pamela Cobbas, Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Sofía Castroriglos. Sólo Sofía pudo sobrevivir. Su odio hacia ellas porque eran lesbianas fue creciendo a medida que era incentivado por un discurso elaborado y propalado desde el gobierno, por medio de toda una amplia estructura propagandística que, entre otros, integran los propios Márquez y Laje.
Inmediatamente después de los dichos de Patricia Bullrich culpando al feminismo por los femicidios, la secretaria de Géneros del Partido Comunista de la Argentina, Solana López, afirmó desde sus redes sociales que “hacemos responsable a la ministra Bullrich de cualquier femicidio, travesticidio o crimen de odio y cualquier situación de violencia patriarcal que de aquí en más se cometa en nuestro país”. En este sentido agregó que “sus declaraciones no solamente incentivan y promueven la violencia hacia las mujeres y disidencias sino que además le dan un manto de impunidad”. Y le advirtió: “Que sepa que los feminismos populares y revolucionarios lucharemos hasta transformarlo todo”.
Para reflexionar sobre qué tipo de relación existe entre el esquema ideológico que sustenta a la Presidencia Milei y esta cultura criminal que pone en la mira a mujeres y diversidades dialogamos con Solana López.
—Un nuevo aniversario del asesinato de Florencia, un nuevo año de impunidad…
—Así es. Y en el marco del décimo aniversario del travesticido de Diana Sacayán y quinto del femicidio de Flor, se llevó a cabo una acción a cargo del PC de Santa Fe acompañado por la Dirección Nacional partidaria, un reclamo al Ministerio Público de la Acusación para que le dé lugar al Partido en cuanto a tener conocimiento sobre cuál es la instancia de investigación y avance de la causa.
Sabemos que a cinco años del femicidio de Flor nada avanzó, sólo aumentaron el valor de la recompensa por si alguien aporta algún tipo de información. Esto es lo que hicieron a partir de que se enteraron de que íbamos a hacer esta presentación, que tuvo mucho acompañamiento de diferentes sectores.
—¿Por qué cree que no se mueve la causa?
—Queda en claro que el femicidio de Flor está ligado directamente al poder porque, si no, es inexplicable que a lo largo de cinco años no haya un sólo responsable. No hay ni siquiera un sospechoso, un nombre sobre la mesa, sólo un nombre por lo menos de quién puede ser el responsable. De la única manera que esto es posible es que la Justicia esté tapando algo, brindando impunidad para quienes son los autores materiales o intelectuales del femicidio.
—¿A qué puede deberse eso?
—Esto está ligado directamente al poder político, al poder mafioso, a la trata, al narcotráfico, que están absolutamente imbricados, unos con otros, en la provincia de Santa Fe y que hemos visto como en los últimos tiempos se ha expandido hasta otros lugares del país donde, lamentablemente, las mafias van creciendo ligadas al poder político de esta derecha brutal que hoy nos gobierna.
Y en esto también entraría lo de los diez años del travesticidio de Diana, porque son antecedentes. Lo que sucedió con Diana y con Flor son antecedentes de cómo en nuestro país los crímenes de odio están relacionados con el desarrollo y crecimiento de sectores de derecha que sostienen a lo más brutal del sistema patriarcal como una herramienta para ejercer sometimiento y disciplinamiento. Se trata de seguir alimentando un odio que se enfrenta al desarrollo y crecimiento de movimientos populares transformadores, progresistas o de ampliación de derechos como son el movimiento feminista y el de Derechos Humanos, que está directamente ligado al feminista.
—¿Cómo funcionaría ese esquema?
—Durante los últimos años fue creciendo y desarrollándose el movimiento feminista y las políticas en las que se pudo ir avanzando, las conquistas políticas y sociales que no sólo son derechos civiles, sino también son derechos humanos fundamentales porque tienen que ver con poder defenderse frente a la violencia patriarcal que es defender la vida de mujeres y muchas veces de sus hijos, de niñeces y adolescencias que se encuentran atrapados en esos niveles de violencia y pueden poner el peligro hasta sus propias vidas.
Esto se fue desarrollando y, ante eso, el avance de la derecha en nuestra región y particularmente en nuestro país, comenzó a desplegar una bajada de línea muy clara con organizaciones políticas que son públicamente anticomunistas y antifeministas, porque entienden que el feminismo, el comunismo y la defensa de los derechos humanos van en contra de sus intereses de carácter fascista y neoliberal.
—¿Y cómo encajan en esta historia personajes como Pablo Laurta?
—Son una especie de soldados que responden a los intereses de un plan que es macabro, pero está diseñado y desarrollado a gran escala por este imperialismo que navega sobre la crisis del capitalismo, que es tremenda y que para poder desarrollarse y sostenerse en nuestra región necesita desterrar todo tipo de resistencia y organización popular. Y sabe que el feminismo, junto a otros movimientos populares, sobre todo durante los últimos tiempos, viene generando un grado importante de conciencia y desarrollo, que para ellos lo vuelve un enemigo a liquidar. Entonces ideológicamente son contrarios al feminismo y el avance de las mujeres. Por eso es que para ellos es prioritario que estos movimientos políticos y sociales de transformación no se desarrollen ni avancen para que se los pueda controlar, disciplinar y si fuera necesario aniquilar.
Por eso es que todos los personajes que últimamente aparecen vinculados a femicidios, ya sea a través del narcotráfico o de esta ONG que apareció ahora, “Varones Unidos”, todos están ligados políticamente al actual gobierno de La Libertad Avanza, a personajes como Nicolás Márquez y Agustín Laje.
Entonces se van retroalimentando. Siempre estuvo latente en nuestro país un sector ligado a lo más retrógrado y de carácter fascista. Siempre fue transversal la violencia patriarcal, pero de alguna manera se acaba enmarcando en un proyecto político de la derecha que los recluta, los organiza, les da soporte y contenido ideológico en el contexto de esa llamada Batalla Cultural y, en definitiva, los envía a matar a mujeres.
—¿Personajes como Laje y Márquez serían los encargados de encodificar ese discurso, volviéndolo llano y digerible para que pueda interpelar y permear dentro de más amplios sectores sociales, incluso más allá de las fronteras de aquellos que se ven materialmente beneficiados por la estructura ideológica que lo construye y fomenta?
—Sí. Es así. Tanto Laje como Márquez y de alguna manera también lo hace Milei, elaboran consignas que sean capaces de contactar con un pensamiento fascista y patriarcal medio que aparece en lo cotidiano, donde se plantean cosas como “¡donde vamos a terminar los hombres!”, planteando una falsa dicotomía de mujeres contra hombres. Y, desde esa lógica llana, construyen un argumento y alimentan ese odio.
De hecho, ahora también han presentado un proyecto desde La Libertad Avanza junto con la senadora Carolina Losada, que propone agravar penas en casos de supuestas falsas denuncias por violencia de género. Y así ellos van construyendo un discurso llano, un ideario que contacta con un pensamiento fascista medio que considera que se pone en peligro determinada lógica de poder de varones violentos en la vida cotidiana. Contacta con eso y, desde ahí, construye una nueva identidad que plantea un reacomodamiento de fascistas y violentos que aporta a la instalación de una nueva lógica de poder.
—Desde una mirada reduccionista, cuando se perpetra un femicidio el argumento rápido es el de atribuirlo a un loquito suelto, una explicación que se desmorona en el caso de Laurta y Varones Unidos
—En este caso directamente se ve eso a lo que yo me refería cuando usé la figura de “soldados” a los que van reclutando. Porque si se ve bien quién es el doble femicida Pablo Laurta, en realidad, en términos de clase, se puede advertir que se trata de un pinche, tal como lo eran en términos de clase los que aparecen implicados en el triple femicidio de Florencio Varela y el autor del triple lesbicidio de Barracas, que era un tipo desclasado y pobre. Nos encontramos con personajes que en términos de clase se encuadran entre los sectores mas empobrecidos, entre trabajadores, sectores de jóvenes que creyeron en este invento que vende el neoliberalismo con la panacea de las finanzas y el mercado de monedas virtuales. Precisamente este Laurta era asesor de algunos de esos esquemas.
—¿Y qué los lleva a convertirse en “soldados”?
—En términos de clase son sólo pinches que encuentran el núcleo de identificación en torno a esta construcción de poder desde la perspectiva patriarcal, que es fascista. Y el fascismo lo que construye es otro al cual se lo desconoce como semejante al que, por lo tanto, hay que dominar y si no se lo domina se lo aniquila.
Y esa construcción fascista tiene un tinte patriarcal, porque esa otra a quien hay que dominar o aniquilar son las mujeres o el colectivo Lgtb. Este personaje que cometió este doble femicidio y también todo parece indicar que un homicidio en el caso del remisero que lo trasladaba, y además otro delito aberrante con el secuestro de su hijo. Ese personaje es un soldado de esta política de derecha que ha sido reclutado desde un discurso que propalan esos intelectuales de Milei y de La Libertad Avanza, de este neofascismo. Y desde esa concepción construye una identidad y avanza con su plan, como si fuera parte de un plan político al cual él pertenece, que es el aniquilamiento de aquellas mujeres que no se dejan dominar y no se disciplinan bajo sus lógicas.
—Un mecanismo que se parece mucho al mafioso
—Es una manera de reclutar soldados para su fin, tal cual como lo hacen las mafias. Y en este caso, el fin es la dominación. Pero también hay un fin económico detrás de todo esto, que está muy por encima de las posibilidades de todos los soldados que son los que habitualmente aparecen perpetrando este tipo de femicidios. Se trata de un fin económico que responde a los intereses de las grandes corporaciones, grupos mafiosos y multinacionales, pero que tiene sus resortes en estos soldados de medio pelo que son los que ejecutan el asesinato de mujeres.
—¿La síntesis sería que para que sea viable un plan como el que ejecuta el gobierno de Milei tiene que existir una base social que tenga la cabeza tan quemada como para poder hace este tipo de cosas?
—Exactamente. Necesitan tener una base social quemada, dominada y con miedo, alienada, porque son seres alienados atrás de un odio y, por lo tanto, capaces de ejecutar este tipo de barbaridades porque se creen que son héroes, pero están totalmente alienados. Y, además hay otro objetivo que es el de infundir terror entre la sociedad, un terror a lo que pueda hacer ese esquema que no tiene soldados uniformados, sino que se vehiculiza a través de grupos mafiosos y de este tipo de sujetos enrolados en organizaciones antifeministas y fascistas.