Aunque la burguesía y el gobierno sueco se dejan seducir por la Otan, el Partido Comunista de Suecia vuelve a enarbolar orgullosamente la simbología que identificó a las banderas que flamearon en cada lucha emprendida por el proletariado.
El 7 de marzo Suecia se convirtió en miembro pleno de la Alianza del Atlántico Norte (Otan), membresía a la que accedió impulsada por la clase capitalista que actúa en ese país y el gobierno que preside el premier Ulf Kristersson. Y en ese contexto que no escapa a la avanzada anticomunista que se abalanza particularmente sobre Europa occidental, los comunistas suecos acaban de dar un paso que es mucho más que simbólico.
Es que días atrás decidieron prescindir de su antiguo logotipo, para reemplazarlo por la hoz y el martillo. Esta historia arranca allá por 1977 cuando se restableció el Partido Comunista de Suecia (PCS) y, en tales circunstancias, comenzó a utilizar un logotipo compuesto por un engranaje, trigo y las iniciales montados sobre un fondo donde se combinan el rojo que identifica al socialismo con el azul y amarillo que representa a la Bandera Sueca.
“Ese logo es de otra época, cuando nuestro movimiento se encaminaba directamente hacia el eurocomunismo, cuando el Partido se adaptó a ocupar un lugar dentro del capitalismo sueco”, explicó el PCS y recordó que “cuando el Partido continuó por ese camino, el logo siguió su ejemplo”. Y recalcó que como consecuencia de ese tipo de miradas, “hoy en día podemos observar cómo el movimiento comunista es más débil que en mucho tiempo y nuestro movimiento internacional se caracteriza por la ambigüedad ideológica”, al tiempo que “muchos partidos han continuado su adaptación, mientras que otros se han convertido en herramientas voluntarias en la lucha entre los imperialistas al tomar constantemente el lado del ‘mal menor’”.
Pero después puntualizó que “la realidad ha puesto una gran tarea sobre los hombros de los comunistas y vemos como nuestro deber es llevarla a cabo con dignidad y esperanza en el futuro”, por lo que en tal dirección va la determinación de “prescindir de nuestro antiguo logotipo y, en su lugar, continuar la lucha con el símbolo comunista más claro: la hoz y el martillo”.
Porque “unidos bajo este símbolo, millones de trabajadores han luchado”, de ahí que “estamos orgullosos de poder continuar nuestra lucha bajo el mismo símbolo que aquellos que han hecho avanzar las ruedas de la historia y han hecho el futuro mucho más tangible”. Y es por eso que en un congreso extraordinario que fue llevado a cabo el 19 de octubre, el Partido Comunista de Suecia, decidió cambiar volver a la hoz y el martillo.