Trump y su miedo al voto por correo. Los republicanos y la vieja cantinela del progresismo a la hora de buscar votos entre las minorías de EE.UU. ¡Todo sea por sostener la ilusión del American Dream!
“Esta es la elección más importante de la historia de nuestro país”, dijo ayer Donald Trump al aceptar la nominación Por el Partido Republicano para las elecciones del 3 de noviembre y, desafiante, advirtió que “van a usar el covid-19 para robárnosla”. El binomio Trump-Pence va a competir contra el que integran Joe Biden y Kamala Harris que los demócratas proclamaron no hace mucho.
Así las cosas, con las cartas echadas sobre la mesa, todo parece indicar que aunque corre desde atrás, el actual presidente está dispuesto a dar pelea y que va a hacerlo a lo Trump.
¿Qué pensaría el gobierno de EE.UU. de un presidente que busca entorpecer un proceso electoral? Probablemente lo trataría de dictador y antidemocrático. Sin embargo, es el propio Trump quien, en estos días, boicotea al Servicio Postal de su país, con la esperanza de que esto entorpezca la posibilidad de que se vote por correo en las elecciones Presidenciales de noviembre.
Vale citar que con la pandemia del Coronavirus aumenta la cantidad de personas que optan por esta herramienta que Trump intenta desacreditar acusándola de ser “fraudulenta”. Pero la verdadera preocupación del candidato republicano es otra: hay sondeos que indican que entre quienes la utilizan, prevalece el voto al Partido Demócrata.
Las principales encuestas coinciden en que la fórmula Biden-Harris picó en punta, pero todavía nadie afirma que esté dicha la última palabra.
El escenario tiene como telón de fondo a la pandemia en la que EE.UU. sigue siendo el país que registra más cantidad de muertes y casos positivos, pero también los datos negativos que entrega una economía que venía tocada y que con el Covid se estresó más aún (Ver ¿American dream o american nightmare?).
Pero también presenta un clima sumamente tenso, provocado por la reacción protagonizada -sobre todo- por parte de algunos colectivos de afrodescendientes, a la política la violencia institucional que perpetra personal policial, sobre todo en algunas ciudades.
La escalada que comenzó con el asesinato de George Floyd parece haberse aplacado, pero todavía sigue latente, tal como lo está la estrategia represiva que lideró Trump contra las manifestaciones, desde una conceptualización que ningún presidente había hecho propia, al menos desde Richard Nixon.
¿Hora de transición?
“Lo que se le cae a uno es recogido por el otro”, dice un apotegma de la democracia liberal-burguesa. Esto es algo que el Partido Demócrata lee bien y la candidatura de Harris va en esa dirección.
Es que después de que Bernie Sanders bajara su precandidatura, lo que dejó la puerta abierta para Biden, la elección de Harris para completar el binomio, exhibe la intención de captar la frustración y el descontento social que puedan dejar cuatro años de Presidencia Trump.
Pero también pretende devolverle a la propuesta demócrata, ese barniz de coalición multirracial que tanto le gusta mostrar a esta formación que integra la Internacional Socialdemócrata y representa los intereses más concentrados del capital financiero.
Kamala Harris es la primera mujer negra postulada a la vicepresidencia, pero no es una cara nueva en el campo político, ya que fue senadora por California y logró ser la primera mujer fiscal general del mismo Estado.
El New York Times se celebra su candidatura que es calificada como “estratégicamente inteligente” y citan el apoyo de Harris al movimiento de Black Lives Matter (BLM). "Harris podría ganar las simpatías de la juventud y de quienes apoyaban originalmente a los candidatos de izquierda, como ser Bernie Sanders o Elizabeth Warren", dice el corresponsal político de este diario, Alexander Burns, y añade que se trata de “un público al que Joe Biden no hubiese podido atraer por no tener el historial ni la biografía de Kamala Harris".
Otro segmento al que apunta esta candidatura es a los 32 millones de potenciales electores de origen hispano. Este voto es uno de los más voluminosos y constituye el más importante entre las minorías estadounidenses, incluso por encima de los votantes afroamericanos, que suman unos 30 millones de electores, según un estudio del Pew Research Center.
Al presidente Trump, no le cayó nada bien la postulación de Harris a quien públicamente calificó de “falsa” y advirtió que “es una radical de izquierda” que pretende debilitar al sector militar. Esto, pese a que tanto él como su hija Ivanka, donaron dinero en dos ocasiones para la campaña que llevó a Harris a la Fiscalía General californiana.
Si le va bien en noviembre, Biden derrotaría a Trump para convertirse en el 46 presidente de EE.UU. y deberá cumplir un mandato que, en su ocaso, lo encontraría con 81 años, una edad que prácticamente lo sacaría de la posibilidad de reelección. Y este escenario favorecería la carrera por la renovación de liderazgos entre las filas demócratas y republicanas. Una nueva guardia estaría llamada a reverdecer la ilusión del American Dream.