El presidente de Francia forzó los recursos que le brinda la Constitución para imponer su reforma jubilatoria. El titular del Partido Comunista, Fabien Roussel, convocó a continuar “la lucha por las pensiones para construir otra mayoría política”.
El presidente Emmanuel Macron forzó hasta límites peligrosos los recursos que le brinda la Constitución para evitar someter a la votación de la Cámara Baja el proyecto de ley de reforma jubilatoria y, así, logró imponerlo sólo con la media sanción que por un estrecho margen de dos votos le había dado el Senado.
Esta determinación lo expuso a la posibilidad de que deba afrontar un voto de censura que lo obligue a disolver su gabinete, pero también a una profundización de la protesta popular que viene dándose desde que comenzó el recorrido de esta iniciativa que, entre otras cosas, establece que la edad mínima jubilatoria pase de 62 a 64 años para 2030 y el adelanto para 2027 de la exigencia de que para cobrar pensión completa, se debe aportar 43 años en lugar de 42 como hasta ahora.
Con este telón de fondo, durante la semana que acaba, se multiplicaron en Paris y las principales ciudades francesas las movilizaciones contra la reforma, pero también una brutal represión policial que dejó como saldo a varios heridos y una cifra superior a las trescientas personas detenidas.
Una de las fuerzas políticas que ganaron las calles es el Partido Comunista Francés (PCF), cuyo titular Fabien Roussel, convocó a continuar “la lucha por las pensiones para construir otra mayoría política” y en este sentido, recalcó que es preciso “construir un pacto para la recuperación social y democrática de Francia, con miras a una mayoría social que de lugar a un gobierno de izquierdas y ecologistas que sea respetuoso con las reivindicaciones de los sindicatos”.
Al respecto, Roussel fue claro cuando sostuvo que la reforma impulsada por Macron es ilegítima y rechazada “por una mayoría social y por eso la revuelta no ha hecho más que crecer”, al tiempo que recordó que las huelgas continúan en muchos sectores, lo que puede ser el prolegómeno de un paro general.
Y en idéntica dirección remarcó que “ante el caos causado por el Presidente de la República y su gobierno, debemos responder con unidad y nuestra determinación para que se retire esta reforma, y tenemos que hacerlo con respeto por la democracia”, frente a lo que no dudó en calificar como “monarquía presidencial que fractura a nuestro país”.
Así las cosas, Roussel advirtió que el PCF va a usar todos los medios a su alcance para hacer que se revoque esta reforma, por lo que adelantó que va a presentar un recurso ante el Consejo Constitucional y propuso que se convoque a un referéndum “para que el pueblo se pronuncie y obligue a retirar el proyecto de gobierno”.
Pero por sobre todas las cosas, destacó que es primordial “continuar con las enormes manifestaciones que junto con los sindicatos se vienen dando desde el 19 de enero”, tras lo que ponderó el frente político que articuló el PCF junto a otras fuerzas de izquierda y ecologistas, lo que permitió dar batalla en el Senado y la Asamblea Nacional. “Todos juntos a través de manifestaciones, huelgas y batallas parlamentarias, hemos construido un poderoso movimiento ejemplar” resaltó y añadió que “ante un poder ultraminoritario es preciso construir una alternativa de progreso, reuniendo a todas las fuerzas de izquierda y trabajando con los sindicatos”.