Junto a movimientos antirracistas, sindicatos y organizaciones sociales, los comunistas británicos se plantan ante el pustch de la extrema derecha. "Los disturbios y la violencia por motivos raciales deben llamar a las armas a la izquierdal", sostuvo, Johnnie Hunter.
“Los disturbios y la violencia por motivos raciales deben ser un llamado a las armas para la izquierda, los sindicatos y los movimientos antirracistas en general”, recalcó el integrante de la Comisión Política del Partido Comunista de Gran Bretaña, Johnnie Hunter, al referirse a la situación que se vive desde hace varias semanas en algunas de las principales ciudades del Reino Unido por la irrupción en la escena pública de bandas de ultraderecha que perpetran saqueos y ataques que se objetivan, fundamentalmente, en miembros de comunidades integradas por personas inmigrantes.
El detonante fue una noticia que surgió de una viralización en redes sociales, que resultó arteramente difundida por buena parte de la industria massmediática. En ella se daba cuenta de que el asesinato de tres niñas perpetrado en Southport había sido cometido por un inmigrante, cuando en realidad el responsable fue rápidamente capturado y es un joven de diecisiete años nacido en Cardiff.
Pero esto alcanzó para que desde las usinas de la extrema derecha británica se alzara una suerte de llamado a la venganza, que provocó una sucesión de hechos que puso en jaque al gobierno recientemente asumido que encabeza el laborista Keir Starmer.
“Los disturbios no ocurrieron desde el vacío", denunció Hunter y recordó que "durante más de veinte años, los medios de comunicación de derecha han estado difundiendo informes exagerados e incendiarios sobre inmigrantes y solicitantes de asilo que 'inundan' e 'invaden' Gran Bretaña, 'robando' los trabajos y las casas de la gente, 'aprovechando' los beneficios sociales y abrumando nuestro Servicio Nacional de Salud”.
En este sentido, hizo hincapié en que “vergonzosamente, los principales políticos conservadores y laboristas se han hecho eco de estas distorsiones histéricas, haciendo de la retórica antiinmigrante una parte central de su campaña electoral y aprobando innumerables nuevas leyes parlamentarias como si nos enfrentáramos a una amenaza existencial de personas cuyo único deseo es vivir, trabajar y contribuir a nuestra sociedad”.
Y denunció “la libertad dada a los canales de radiodifusión y redes sociales como GB News y X/Twitter para difundir desinformación y teorías conspirativas que han ayudado a crear lo que él llamó un clima de odio”, pero también recalcó que “la clase dominante siempre ha estado dispuesta a jugar la 'carta racial' para desviar la atención de la gente de las causas reales de la desigualdad, la inseguridad y la crisis capitalistas”.
Asimismo, destacó la respuesta popular a este pustch de la derecha, que se verificó por medio de movilizaciones que tuvieron como protagonistas a sindicatos, organizaciones comunitarias y a la izquierda “que superamos las políticas de 'divide y vencerás' y salimos a defender a las comunidades de clase trabajadora, las mezquitas y los centros de migrantes contra los racistas y fascistas”.
Por lo que no dudó a la hora de sostener que estas movilizaciones masivas que fueron convocadas para proteger a las comunidades vulnerables, algo que la policía no hizo, “muestran el potencial de un 'frente unido' no sólo para recuperar las calles de la extrema derecha”, sino también “para luchar por políticas de izquierda y progresistas, quitándole terreno a los fascistas”.