¿La derecha duda sobre el liderazgo del presidente de Chile? Se profundiza la crisis y la protesta o cesa.
“El mundo entero está siendo amenazado por el populismo, que plantea siempre el camino fácil, de los derechos sin deberes, de los logros sin esfuerzo”, sostuvo el presidente Sebastián Piñera, al anunciar un más que modesto plan que busca “la reactivación económica”, basado en la entrega de bonos a trabajadores que vienen sufriendo recortes salariales del treinta por ciento desde hace, al menos, cinco meses.
El anuncio tuvo lugar en un contexto en el que desde su propia coalición de gobierno, algunos comienzan a soltarle la mano tal como quedó demostrado, no hace mucho, cuando en contra de su postura, legisladores oficialistas contribuyeron a que se apruebe el retiro anticipado del diez por ciento de la jubilación privada.
Todo parece indicar que el estallido social de octubre de 2019, encendió luces de alerta entre parte de la burguesía chilena, que desconfía sobre la capacidad de Piñera para disciplinar a los sectores populares que comenzaron a señalar que todo tiene un límite.
Durante el último año, en Chile se destruyeron alrededor de 1,7 millones de empleos, con lo que tasa de desempleo se catapultó al 12,2 por ciento durante el segundo trimestre del año, lo que significa cinco puntos respecto al mismo período de 2019.
Pero si se suma a quienes se acogieron a la Ley de Protección al Empleo, el desempleo trepa al 23 por ciento. Esta norma fue creada en marzo y facilita que el universo del capital flexibilice todavía más su relación con el del trabajo.
“Se dicta en tiempos de pandemia esta Ley que proponía un resguardo económico para que no se despidiera a los trabajadores, sin embargo, terminó siendo luz verde al gran empresariado para suspender salarios y trabajadores, con el propósito de que ellos podrían pasar la cuarentena en sus hogares, sobreviviendo en dicho periodo de sus respectivos seguros de desempleo, que en Chile es un aporte de los propios trabajadores”, denunció la célula Gonzalo Valenzuela del Partido Comunista de Chile en Buenos Aires.
Y, por otra parte, advirtió que “la ayuda a los sectores populares se privatizó mediante la compra de cajas de alimentos, operación que fue encargada a los grandes conglomerados de los supermercados nacionales, qué mediante el pago por parte del Estado desembolsó alrededor de cien millones de dólares que van a las arcas de sus socios”.
Telón de fondo
Con este telón de fondo, un reciente trabajo de la
Universidad de Santiago de Chile, da cuenta de que sólo el diez por ciento de los chilenos respalda Piñera.
Sin dudas demasiado poco para ejercer el liderazgo de la derecha, camino a un referéndum donde se puede poner el juego a la Constitución dictada por Augusto Pinochet y los Chicago Boy’s.
Pero esto no es un obstáculo para que el ejecutivo persista en avanzar con paquetes de medidas que apuntan a garantizar “más endeudamiento en favor de la Banca de sus propios amigos” como alertó la célula Gonzalo Valenzuela.
Al respecto, recordó que se trata de “recetas centradas en bonos para los que no han recibido ingresos, entregados a las personas que se encuentran bajo de la línea de la pobreza que en Chile la línea es de 218 dólares y que durarán como máximo tres meses”, así como “cajas de mercadería lo que ha provocado problemas de logística y demora en las entregas y, para la mal llamada clase media, prestamos, créditos, subsidios”.
Asimismo, recalcó que el modelo que se intenta exhibir como el “Milagro Chileno” es un ejemplo del “terrorismo neoliberal”, tras lo que denunció que “cada día que pasa, los problemas sociales en todas sus dimensiones para los sectores populares se vuelven exponenciales”.
También fue clara al señalar que “esto se debe a décadas de un sistema político y económico que se ha sustentado sobre la privatización de todos los derechos”.
Y cuando hizo hincapié en que, ante la situación crítica que se profundizó con la pandemia, el sistema que gobierna en Chile dispuso “sus recetas de siempre: la crisis la pagan los propios trabajadores”.