Una filtración de documentos mayor a la de los Panamá Papers, pone al descubierto el entramado mundial de offshore con el que grandes tenedores de capital y actores de la derecha política evaden impuestos por 427 mil millones de dólares, el equivalente al 9,2 por ciento de los presupuestos de salud de todos los Estados del planeta. Argentina, en el podio.
El análisis de más de doce millones de documentos obtenidos mediante una nueva filtración periodística -similar y mayor a la de los Panamá Papers- pertenecientes a los estudios jurídicos que administran la riqueza de una porción considerable de los principales representantes económicos del capitalismo internacional pone al descubierto, una vez más, el entramado mundial de empresas offshore.
Por medio de esta intrincada trama, grandes tenedores de capital a nivel global y muchos representantes políticos de la derecha internacional, evaden impuestos por un total de 427 mil millones de dólares, el equivalente al 9,2 por ciento de los presupuestos de salud de todos los Estados del mundo.
La información obtenida -todavía en proceso- está permitiendo dilucidar quienes son los verdaderos dueños de más de 29 mil sociedades offshore. Las empresas offshore permiten establecer un mecanismo que, en sí, no es ilegal en el marco de la estructura jurídica del capitalismo internacional, mediante el que los grandes capitalistas -aunque medianos y pequeños también- trasladan ganancias obtenidas en determinados países, por ejemplo Argentina, hacia “sociedades de papel”.
Este tipo de empresas están constituidas legalmente pero que no operan en los países en que se radican y solo funcionan como punto de desvío de ganancias. Por eso se establecen en países conocidos como “paraísos fiscales”, debido a que ofrecen nula o baja tributación a los grandes poseedores de capital.
Hay que destacar que lejos de cómo se las presenta, las empresas offshore no constituyen una anomalía del capitalismo. Por el contrario deben concebirse como parte necesaria de su sistema jurídico internacional.
El problema radica en que si bien el capital no tiene fronteras, los Estados nacionales sí las tienen. Por esto mismo resulta altamente razonable dentro de las lógicas del capital la formación de paraísos fiscales que tienen como propósito, por un lado, evadir las normas impositivas en las que dicho capital se originó y, por el otro, funcionar como punto de concentración de esas ganancias, ya disponibles para reingresar en condiciones más amenas al proceso de circulación del capital.
Ahora bien, resulta claro que si bien estas offshore no constituyen una anomalía del capital, sí presuponen un problema para los Estados que dejan de recaudar miles de millones de dólares al año. Esto es muy notorio en los países de América Latina y el denominado Tercer Mundo, en los que las grandes empresas multinacionales extraen riqueza producida gracias a los recursos naturales y la fuerza de trabajo de esos países pero por la que, luego, no rinden cuentan y desvían las ganancias mediante empresas offshore hacia paraísos fiscales.
Los ecos locales
No resulta nada sorprendente que Argentina se encuentre en el podio de países con mayores “compatriotas” propietarios de firmas offshore, si se tiene en cuenta que nuestro país, según el Tax Justice Network (TJN) en su informe sobre el “Estado de la Justicia Fiscal 2020”, dejó de recaudar durante 2020 algo más de 2.341 millones de dólares correspondientes a impuestos no cobrados por ganancias desviadas a paraísos fiscales, la gran mayoría correspondientes a las actividades de las empresas multinacionales en el país.
El informe destaca que estas multinacionales, junto a empresas argentinas de gran envergadura, “transfieren sus ganancias a paraísos fiscales a fin de ocultar las ganancias que obtuvieron realmente en los países en los que operan y, por tanto, pagan menos impuestos de los que deberían”. La pérdida anual que supone para el Estado nacional la evasión impositiva mediante offshore de las grandes empresas que operan en el país, equivale a un décimo del presupuesto educativo o al salario de 421 mil enfermeros y enfermeras.
Por esto mismo, en las últimas horas la Afip informó que analizará los casos de argentinos que aparecen en la nueva investigación sobre paraísos fiscales. Afip sostuvo que evaluará si los residentes del país utilizaron estructuras offshore para evadir impuestos.
La iniciativa resulta razonable, ya que Argentina es el tercer país con más beneficiarios por este tipo de evasión fiscal. Hay que decir, además, que EE.UU. es el principal beneficiario del negocio offshore en el mundo y uno de los mayores receptores de los flujos financieros ilícitos desde Argentina.
Como no podía ser de otra manera, al igual que cuando salieron a la luz los Panamá Papers, Mauricio Macri y su familia aparecen fuertemente involucrados en la creación de firmas offshore. Mariano Macri, hermano menor del ex presidente, manejó TNB Investments Limited, una firma radicada en Belice y que tenía como propósito canalizar las ganancias de Socma.
Esta empresa fue creada el 7 de enero de 2016, a menos de un mes de la asunción de Macri a la Presidencia. Además, entre los papeles filtrados se hallan documentos de dos offshore incluidas en la denuncia de la Afip contra Gianfranco Macri por las irregularidades de la familia presidencial en el blanqueo de capitales que promovió el ex presidente y que benefició a buena parte de su gabinete y amigos. Se trata de Reata Pacific Limited, radicada en las Islas Vírgenes Británicas, y Wanama Capital Inc., asentada en Panamá.
Junto a los Macri, aparecen implicado otros referentes de la derecha y el “libre mercado” en América Latina. Jaime Durán Barba creó dos offshore para adquirir una mina de cobre y para canalizar inversiones en Suiza con dinero proveniente de sus actividades como propagandista.
Pandora también compromete al actual mandatario de Chile, Sebastian Piñera, quien según la filtración compró y vendió, ya siendo presidente, la Minera Dominga a través de una estructura offshore en Islas Vírgenes Británicas, junto al empresario Carlos Alberto Délano, uno de sus amigos de la infancia; al presidente de Ecuador y ex banquero, Guillermo Lasso sindicado como propietario de los fideicomiso Bretten Trust y Liberty Trust; al ministro de Economía de Bolsonario, Paulo Guedes; al ex presidente de Paraguay, Horacio Cartes y a su par de Perú, Pablo Pedro Kuczynski, entre otros.