Palos a jubilados, hambre para los pibes y bolsillos gordos para los empresarios. Los del comando venezolano-iraní...¡eran veganos! Milei expone el desorden social que impone la clase capitalista. Y, pese a todo, el Partido Comunista vuelve a mostrar que está vivo.
“Vinimos a achicar el Estado para agrandar el bolsillo de ustedes”, es lo que les dijo Javier Milei a la cúpula de la UIA convocada hace siete días para celebrar el Día de la Industria junto a quien, como presidente, adoptó medidas que hicieron que la producción industrial cayera más de dieciséis puntos porcentuales durante el primer semestre del año, lo que lleva a que las fábricas del sector tengan un cuarenta por ciento de sus máquinas paradas.
Ahí Milei recalcó también que su gobierno está “empecinado en reducir el costo argentino en la totalidad de la vida económica nacional, para así mejorar la competitividad de todos los sectores productivos” ¿Qué quiere decir todo esto? Que la decisión es seguir flexibilizando la relación entre los universos del trabajo y el capital, a la vez que también espera poder acelerar la ventana de oportunidades que plantea el esquema de negocios que propicia por medio de instrumentos como la Ley Bases.
De más está decir que todo esto sonó como música entre los asistentes al acto. Y es que tanto estas frases como los aplausos que despertaron, son coherentes con la mirada que tiene la clase capitalista que actúa en el país, que encontró (o construyó) con la Presidencia Milei a su mejor intérprete, por lo que nadie debe extrañarse cuando también durante la semana pasada, el mandatario envió una señal más que clara al recibir a Marcos Galperin en La Rosada.
Y, menos aún, cuando casi en simultáneo el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, prometió que “van a poder diseñar el sistema de despidos que quieran”. Lo hizo al dirigirse a empresarios a quienes presentó las generosas posibilidades que el sector privado tiene para dejar trabajadores en la calle, a partir de la puesta en marcha de la reforma laboral que él diseñó y que se convirtió en Ley, merced a la complicidad de un amplio abanico de legisladores que le dio luz verde en el Congreso a la Bases 2.
Estas definiciones fueron hechas, ni más ni menos que durante una reunión de la Fundación Mediterránea a la que asistieron los titulares de los principales laboratorios que actúan en el país, esto es, uno de los sectores más beneficiados desde diciembre de 2023, cuyos productos registran sobreprecios que se colocan por encima del promedio de inflación, algo que afecta principalmente a personas adultas mayores como las que al promediar la semana volvieron a ser reprimidos ante el Congreso porque, entre otras cosas, protestaban por el alza en los precios de los remedios.
Como para que quede claro que nada es por casualidad, entre los asistentes al encuentro de la Fundación Mediterránea estaba Domingo Cavallo, quien fue el mentor de Sturzenegger que ante la audiencia se jactó de las posibilidades que la norma brinda para que las patronales enmascaren despidos. "Hay un artículo en Ley Bases que lleva el título de ‘Fondo de Cese’, que dice que las partes pueden salirse de la Ley de Contrato de Trabajo en lo que refiere a los despidos, un tema medular de la relación laboral”, recordó el ministro y añadió que “a nivel convenio colectivo (los empresarios) van a poder diseñar el esquema de despidos que quieran, con la flexibilidad que quieran”. Con particular cinismo, Sturzenegger habla de “las partes”, como si en la relación que existe entre los universos del trabajo y el capital, pudiera darse una competencia que a priori se estableciera en igualdad de condiciones.
Estos tres episodios delinean un claro panorama del momento que se vive en Argentina, pero esta pintura de época no estaría completa sin los trazos que muestra una oposición que desde adentro y afuera del Parlamento sigue dejando vivo el DNU 70/2023, pone cara fea pero vota el Proyecto de Ley Bases y que en el mejor de los casos hace airadas advertencias o publica en redes sociales alguna que otra carta de pretensiones pontificias para fijar postura sobre las barbaridades que perpetra la Presidencia Milei, pero no moviliza y continúa evitando ponerse al frente de la resistencia que hasta ahora tiene a los movimientos sociales y jubilados como sus principales actores.
Mientras tanto y en apenas nueves meses, en este terreno fangoso, la clase capitalista ya obtuvo mucho más en términos de legislación que lo que había conseguido durante los últimos cuarenta años y, sobre esto, la reforma laboral es quizás el ejemplo más contundente. Los que durante los años previos a la irrupción de Milei taladraban con la letanía que aseveraba que era imperioso avanzar en un esquema de devaluación, ajuste fiscal, destrucción de salarios de activos y jubilados, pero también del entramado de asistencia social que sólo es un parche para paliar algunas atrocidades que construye el capitalismo, ya tuvieron todo esto y con creces a partir de diciembre de 2023, cuando la megadevaluación 119 por ciento dio el puntapié inicial.
Pero es evidente que no les alcanzó y, con este telón de fondo, vale la pena preguntarse si acaso hay quienes desde afuera del esquema Milei-Macri, especulan con un escenario en el que La Rosada tenga que volver a devaluar fuerte. Y también si lo hacen para posicionarse mejor de cara a las Parlamentarias y, más precisamente, para proponerse como alternancia que “aparezca” en un terreno saneado o mejor dicho saqueado. Todo lo que viene desde ahí tiene mucho de ruido pero poco de nueces, lo que habilita a suponer que esta idea puede ser algo más que una mera suspicacia.
Es que la idea de un plan de estabilización, con o sin Milei, pero por vía de las inversiones que llegarían de la mano del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (Rigi), resulta seductor para propios y extraños dentro del actual esquema de representación política, pero principalmente para buena parte del empresariado. En todos los casos advierten que se trata de un proceso que brinda instrumentos que, como la reforma laboral regresiva impuesta por la Ley Bases, resultan indispensables para una sociedad que según se imaginan debe ser muy diferente a la que conocimos hasta ahora.
Esto es la consagración un plan de negocios que ya está en marcha y se vincula a un abanico que, al complejo agroexportador y al universo de las finanzas, suma una ventana de oportunidades a partir de la inteligencia artificial, el e-commerce, la minería con el litio como renglón estelar y la explotación hidrocarburífera, pero que tiene en la contratara de la moneda a un universo del trabajo flexibilizado y con el consumo absolutamente restringido, como mecanismo para generar más plusvalía y saldos exportables. Se trata, lisa y llanamente de un esquema de expoliación que presenta quizás como una de sus situaciones más paradigmáticas a la leche convertida en un commodity, en un país donde un millón y medio de pibes se va a dormir sin haber hecho cuatro comidas diarias.
Entonces, una vez más queda claro que lo que mejor y más produce el sistema capitalista es escasez, pero también que no se equivocaba Federico Engels cuando en su obra “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, aseveraba que cuando las personas mueren por ser “víctimas de nuestro desorden social y de las clases que tienen interés en ese desorden”, lo que se está perpetrando no es otra cosa que “asesinato social”.
Terrorismo
La semana pasada la palabra “terrorismo”, volvió a aparecer y a multiplicarse como reguero por las propaladoras massmediáticas y de redes sociales que auspicia y administra la Presidencia Milei. Y lo hizo a partir del episodio que tuvo en el centro al presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, en cuyo despacho detonó una carta explosiva que fue enviada anónimamente.
Quien picó en punta a la hora de explicar este hecho fue Patricia Bullrich, quien dejó trascender que las pesquisas se orientaban hacia un grupo de veganos exaltados, que sería el mismo que provocó algunos incidentes en la reciente exposición que la Sociedad Rural hizo en el predio que usurpa en el barrio de Palermo.
Pero esto no resultó un impedimento para que, simultáneamente, desde las propaladoras gubernamentales y paragubernamentales se mezclara el hecho con el fantasma de los Montoneros que, durante los días previos, exhumó la vicepresidenta Victoria Villarruel cuando en un acto oficial prometió que va a motorizar la reapertura de causas en las estuvieron involucrados integrantes de esa organización, por hechos sucedidos durante la década de los años 70.
La palabra Montoneros fue lanzada como una bomba de racimo que pretende herir a propios y extraños. Sólo alcanza con recordar que es la misma palabra que utilizó Milei cuando en el debate de cara a las Presidenciales, acusó a Patricia Bullrich de haber puesto bombas en jardines de infantes, una imputación gravísima que pocos días más tarde dio por saldada con un abrazo y el anuncio de “tabula rasa” con que estrechó a quien no tardaría en poner al frente de la cartera de Seguridad.
Todo esto sería sólo rocambolesco y patético si, además, no fuera tan peligroso, sobre todo cuando el gobierno insiste con su intención de modificar la Ley de Seguridad Interior para permitir que las Fuerzas Armadas actúen fronteras adentro del país. Y si a esto le faltaba algo, sólo alcanza con recordar que el episodio de la sede de la Sociedad Rural, tuvo lugar días después de que el Senado le bajara la persiana, al menos por ahora, al DNU 656/2024 que autorizaba la asignación de cien mil millones de pesos para gastos reservados a la Side, algo que el ejército troll del milésimo -y la propia Bullrich- se apresuraron a reprochar apenas se supo lo que pasó en el despacho de Pino.
Y en este punto vale puntualizar que aunque la autorización no está, el gobierno ya giró a la Side esa suma de dinero que, por supuesto, resulta imposible saber en qué se utiliza. Pero también que durante el fin de semana, la investigación que llevan a cabo el juez Daniel Rafecas, sacó de la cancha a veganos y montoneros, y detuvo como sospechoso a un agente inmobiliario cuya vivienda del barrio porteño de Floresta fue allanada, un individuo que se mueve dentro del espectro ideológico y militante de La Libertad Avanza y que, tiempo atrás, fue denunciado por amenazas que habría proferido contra un comerciante y que tenían tintes antisemitas.
"Crear problemas y después ofrecer soluciones", es el método conocido como "problema-reacción-solución" que explica el lingüista Noam Chomsky a la hora de graficar las estrategias de manipulación a las que se suele echar mano en una sociedad de masas y, más precisamente, en la Sociedad de la Información. Y esto es algo que el capitalismo sabe hacer y emplea, cada vez con mayor recurrencia, conforme se profundiza su propia crisis estructural.
¿Qué mejor entonces que crear (o recrear) un enemigo interno cuando el mismo presidente que le dice "plata no hay" a pibes y jubilados que la necesitan para comer y comprar remedios, celebra impúdicamente el engorde de los bolsillos de los empresarios?
Todo esto reaviva su vigencia en un escenario en el que avanza la flexibilización de la relación entre capital y trabajo, impulsada por un gobierno que pese a repetir que el Estado no debe intervenir en la economía, utiliza todas sus herramientas para hacerlo y, por supuesto, a favor de los intereses de la clase capitalista.
Con este telón de fondo, el viernes pasado desde el Ministerio de Seguridad se anunció la creación del Comando Unificado de Seguridad Productiva, en el que por medio de las cuatro fuerzas federales de seguridad y por supuesto con presupuesto que corre por cuenta del Estado, se va a proteger a empresas privadas, principalmente del sector minero, energético y a zonas portuarias ¿Queda claro?
Y lo que también queda claro es que lo hace apuntalado por el sustento que le brinda el “cambio cultural” que como pocas veces antes se induce y abona desde un esquema de gobierno, que tiene un capítulo central en el obsesivo interés por aniquilar a la conciencia de clase.
Un Partido que está vivo
Sostener un local no es poco, como tampoco lo es reactivar una célula o movilizar un organismo y mucho menos construir un Congreso, porque cada uno de estos actos es un claro índice de la vitalidad que el Partido Comunista puede exhibir como espacio necesario para la práctica política de los que sabemos que no tenemos nada que ver con las relaciones que impone el capital.
Y darle vida al Partido tiene que ver con una actitud política que excede largamente los tiempos electorales, que son los que plantea la dinámica del Estado Liberal Burgués. Es evidente entonces, que el aporte que podamos hacer en esa dirección para derrotar en ese plano todo lo horrible que representa la Presidencia Milei, es necesario pero no debe obnubilarnos.
Pero también lo es que no va a ser a partir de las posibilidades que ofrece la agenda establecida por los ciclos electorales, donde se va a construir la herramienta que pueda solucionar los desastres que provoca el capitalismo. Y entonces es aquí donde aparece una diferenciación clara de por qué y para qué es preciso la construcción de práctica política y, por ende, de espacios aptos para multiplicarla.
Para los comunistas la construcción política está vinculada a la presencia en barrios y localidades, allí en cada frente donde está el conflicto que ponemos en evidencia y sobre el que actuamos, aportando a la construcción de representación de la clase trabajadora. Y lo hacemos en un contexto en el que, por un lado, la voracidad que la crisis -generada por su propia dinámica de acumulación- le impone al capitalismo, vuelve epidérmicas algunas contradicciones que este sistema consiguió ocultar en otros momentos.
Esto acontece en un escenario en el que la estructura de clases que deriva de esa dinámica plantea nuevos desafíos. Fenómenos novedosos como la externalización, la desorganización de la estructura piramidal y su reemplazo por un esquema empresario en red, el emprendedurismo y el precariado, así como la Inteligencia Artificial, modifican el escenario del siglo 19 que -con el proletariado como eje- analizaron Marx y Engels. Pero -y esto hay que tenerlo muy claro- todo esto no cambia ni un ápice el concepto y la dinámica que establece la lucha de clases.
La vorágine del sistema habilita una crisis permanente en la que profundiza la desigualdad, al tiempo que se ponen en superficie algunas contradicciones que la derecha advierte y sobre las que actúa, ofreciendo respuestas cada vez más autoritarias. Contradicciones para las que el reformismo -en cualquiera de sus formas- adolece de capacidad para actuar.
Por eso el conflicto. Y la necesidad de que actuemos sobre el conflicto que emerge, inexorablemente, porque los cambios estructurales regresivos que impone el actual momento de la crisis capitalista, destruyen el tejido social que operó como organizador durante más de siete décadas, lo que empuja a que cada vez más personas -lisa y llanamente- no puedan planificar sus vidas y ni siquiera alimentarse adecuadamente.
De ahí que haya que valorar y celebrar todo el proceso que está dando paso al Congreso que el Partido Comunista va a protagonizar este mes. Esto no es poco y hay que valorarlo y cuidarlo, porque se trata de un momento de reflexión y acción en el que se imbrican las voces de los diferentes dispositivos que día a día permiten actuar en cada uno de los frentes donde aparecen las demandas, la resistencia y la lucha que la etapa requiere.
Porque esto es lo que hace el PC con lo que representa en términos ideológicos, políticos y organizativos como parte de un sistema civilizatorio que abreva en identidades parciales y nacionales, pero que va a la médula del desarrollo histórico y su motor: la lucha de clases, asumiendo en este contexto la representación de la clase oprimida.
Esto es así porque, aquí y ahora, el capitalismo sólo puede ofrecer más desigualdad, pero también porque donde hay un oprimido habrá resistencia y lucha. Y en este camino sigue siendo necesario construir Partido, porque al menos hasta que, como escribió Marx, “pasemos del reino de la necesidad al de la libertad”, lejos de ser una opción, esto continuará siendo una necesidad.