Sigue la protesta de los trabajadores de la educación por la decisión del Gobierno de la Ciudad de habilitar el dictado de clases sin los cuidados adecuados.
Por medio de clases públicas, semaforazos, abrazos a escuelas, asambleas y una caravana a la Jefatura de Gobierno, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) avanza en la conformación comités de autocuidado integrados por docentes, estudiantes y sus padres, al tiempo que vuelve a hacer público su rechazo a la vuelta a la presencialidad plena en el dictado de clases, dispuesta por el ejecutivo de la Ciudad.
En este sentido, UTE redobló sus críticas a Horacio Rodríguez Larreta, Soledad Acuña y Fernán Quiroz, al tiempo que repudió “el negacionismo sanitario” que expresan.
Esta etapa del plan de lucha comenzó el lunes y va a seguir el viernes, en coincidencia con el retorno a clases presenciales de 290 mil estudiantes de nivel primario que tuvo lugar ayer martes.
“El negacionismo sanitario de Larreta, Quirós y Acuña suprime distanciamiento social para todas las actividades dentro de las escuelas”, denunció UTE y añadió que en los establecimientos educativos no se garantiza que haya espacios con ventilación cruzada ni elementos de protección e higiene suficientes.
Por lo que exige que el Gobierno porteño compre medidores de dióxido de carbono para todas las escuelas bajo su jurisdicción “para monitorear la ventilación de las aulas mientras se dictan clases”.
Asimismo, recordó que durante las dos primeras semanas de presencialidad total en el nivel secundario, hubo más de veinte divisiones y grados que debieron ser aislados, lo que afectó a alrededor de quinientos alumnos y una cifra superior al medio centenar de trabajadores de la educación.
Y, en esta dirección, hizo hincapié en que la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, “vuelve a exhibir que no tiene ninguna preocupación por el cuidado de los alumnos”.
Cabe recordar que ante la decisión del Gobierno de la Ciudad, la Agrupación Docente Estudiantil La Rayuela-Lista Violeta en UTE, advirtió que se avanza en un esquema de “presencialidad descuidada” y recordó que en muchas esuelas de esta jurisdicción, las características de las aulas hace que sea difícil sostener el distanciamiento “incluso con burbujas diferenciadas”.
Por eso “al duplicar o triplicar en algunos casos el alumnado, los espacios se pueden convertir en un potencial foco de contagio”, más aún si se tiene en cuenta que “muchas además no cuentan con ventilación cruzada y adecuada”.
Como se recordará, de acuerdo al protocolo que rige en la Ciudad, la burbuja sanitaria es el aula completa de cada curso, algo que va a contramano de lo que dispuso el Consejo Federal de Educación que integran todas las provincias y la propia Ciudad de Buenos Aires.