La zona sur es la más afectada de la Ciudad de Buenos Aires, especialmente, la Villa 21-24. Mientras Rodríguez Larreta mira para otro lado, Edesur continúa juntándola con pala.
“Este es un problema crónico en la 31 y, seguramente, también en las demás villas y barrios populares del resto del país”, lamentó el responsable del PC en la Villa 31, Martín Penalva, ante la ola de reclamos que se registra como consecuencia de los cortes de energía eléctrica, la falta de agua y el colapso de cloacas que durante los últimos días, tuvo su epicentro en la Villa 21-24.
Ahí viven alrededor de setenta mil personas en condiciones de hacinamiento, que empeoraron a raíz de la pandemia que ya golpeó con más de 3100 casos confirmados de Covid-19 en esta barriada que se extiende sobre los barrios de Barracas, Nueva Pompeya y Parque Patricios.
La 21-24 es la villa más grande del país y ahí vienen de vieja data los problemas que provoca la precariedad que tienen las redes de electricidad, agua y cloacas. También las demandas que provocan y el incumplimiento de las sentencias judiciales que obligan al ejecutivo de la Ciudad a solucionar lo que plantean esos reclamos.
Desde que rige el aislamiento social, preventivo y obligatorio que impone la pandemia, estallaron cinco de los siete transformadores dispuestos para las 64 manzanas del asentamiento más grande que tiene la Ciudad.
Asimismo, hubo más de treinta cortes de luz y seis incendios provocados por desperfectos en la red eléctrica. Cada episodio de este tipo, suele traer aparejada la pérdida de bienes que van desde electrodomésticos a las propias viviendas que, en todos los casos, afectan a personas pobres.
Los reclamos también apuntan a Aysa por el colapso de las cloacas y deficiencias en el suministro de agua. Algo que empeora como consecuencia de los corte de luz, ya que en la 21-24 hay viviendas a las que no llega la red, por lo que deben utilizar bombas para abastecerse de agua.
Durante 2019, la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria de la Facultad de Ingeniería junto a las organizaciones de la Junta Vecinal hicieron un relevamiento de las condiciones sanitarias, la calidad del agua y el estado de la red eléctrica en esta villa.
El resultado alarma: el setenta por ciento del barrio presenta riesgo sanitario crítico y el mismo porcentaje exhibe deficiencias en el tendido de red de energía eléctrica.
El 26 de septiembre de 2012 la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad, ordenó al ejecutivo porteño a “adoptar todas las acciones urgentes que sean necesarias para eliminar el riesgo eléctrico en todos los aspectos que comprometen de manera directa la vida, la salud y/o la integridad personal de los habitantes de las Villa 21/24”.
Lo hizo para responder a un amparo colectivo que, dos años antes, habían presentado vecinos de la Villa 21-24, la Defensoría General de la Ciudad y la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia.
Mauricio Macri antes ni Horacio Rodríguez Larreta ahora cumplieron con la orden judicial.
Asimismo, en enero de 2019, el Tribunal Superior de Justicia intimó al ejecutivo de la Ciudad a “solucionar las falencias y peligros del deficiente servicio de electricidad”, disposición que fue ratificada en marzo por la Cámara en lo Contencioso Administrativo que le impuso una multa diaria de diez mil pesos mientras se extienda el incumplimiento.
Este incumplimiento ya acumula un rojo de 5.750.000 pesos -y sigue creciendo- que algún día se va a tener que pagar. Esto no se va a saldar con el patrimonio personal de quienes desde la función púbica defienden a Edesur, sino en la boleta del ABL que, entre otros, abonan aquellos sectores medios que miran para otro lado para evitar ver lo que les pasa a las personas que viven a la vuelta de la esquina, en la villa.
Promesas
Durante la semana pasada, hubo cortes de luz en diferentes puntos de la zona sur de la Ciudad. Balvanera, La Boca, Once, San Cristóbal, Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo fueron algunas de las zonas más perjudicadas. Todo después de que diez intendentes del conurbano sur, junto a la Defensoría del Pueblo, pidieran la rescisión del contrato de Edesur, a raíz de los reiterados cortes que -durante junio- crecieron un setenta por ciento respecto a 2019.
Por esos días, la Villa 31 sigue sufriendo cortes de luz y otros problemas derivados de la precariedad que presenta la red. “Al no haber red de gas se usa la electricidad para calefaccionar”, recordó Penalva y añadió que “las conexiones suelen ser precarias y no aguantan el nivel de consumo que hay, por lo que se producen cortes y muchas veces incendios de los transformadores y cables por sobrecalentamiento, que acaban en cortes”.
Asimismo recordó que “desde hace cinco años, Rodríguez Larreta viene anunciando la urbanización de la Villa 31, algo que debería tener que ver con garantizarle a los vecinos la vivienda digna y, para ello, los servicios públicos deben ser de calidad”.
Y, en este sentido, hizo hincapié en que el secretario de Integración Social y Urbana de la Ciudad, Diego Fernández, había aseverado que durante 2018 “la Villa 31 iba a tener los servicios en las mismas condiciones que el resto de la Ciudad, pero todavía eso no pasó”.
Vale citar que Integración Social y Urbana es el área encargada de la urbanización de la Villa 31. “Habría que preguntarle al gobierno de Larreta dónde se destinaron los millones de dólares con los que endeudaron a la Ciudad a nombre de la Villa 31, algo que pagamos todos los vecinos, pero que claramente no se tradujo en obras”.
Plata, hay
Lo dicho por Penalva es clave: es imposible pensar en un servicio de calidad, si la empresa consesionaria no hace las obras que se precisan y cuando hay un gobierno que cierra filas con la empresa.
¿Pero será acaso que Edesur no tiene con qué encarar la inversión que permitiría que todos los usuarios reciban un servicio de calidad?
Con una ganancia de 12.600 millones durante 2019, Edesur festejó en un año en el que la Presidencia Macri dejó su peor saldo. En 2018 el patrimonio de Edesur creció un 15,3 por ciento y al año siguiente un 35,6.
Así lo revela un trabajo del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, que revela que pese a esto, durante el semestre inicial de 2020 redujo a la mitad lo invertido el año pasado.
Lo dicho por Penalva es clave: es imposible pensar en un servicio de calidad, si la empresa consesionaria no hace las obras que se precisan y, mucho menos aún, cuando hay un gobierno que cierra filas con la empresa.
¿Pero será acaso que Edesur no tiene con qué encarar la inversión que permitiría que todos los usuarios reciban un servicio de calidad?
Con una ganancia de 12.600 millones durante 2019, Edesur festejó un año en el que la Presidencia Macri dejó su peor saldo. En 2018 el patrimonio de Edesur creció un 15,3 por ciento y al año siguiente un 35,6.
Así lo revela un trabajo del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, que revela que pese a esto, durante el semestre inicial de 2020 redujo a la mitad lo invertido el año pasado.
Como se ve al revisar el nivel de ganancias extraordinarias que tuvo Edesur durante los últimos años, plata hay para hacer las obras que se precisan, lo que resta es saber quién va a estar dispuesto a ponerle el cascabel al gato.