El Gobierno Cambiemos le prende velas al Plan Seamos Felices. Psicología positiva, capitalismo y algunas sugerencias de un señor de barba.
“No puedes controlar tus experiencias, pero puedes controlar tus explicaciones”. La frase de Martin Seligman -padre de la psicología positiva y gurú de gurúes para Cambiemos- sintetiza la línea que se baja en estos días desde La Rosada.
Es que, pasado el mal trago que significa el dato de la inflación de marzo que, al cierre de esta edición, se esperaba revele el Indec, confían en que a partir de mayo puedan exhibir un freno de la espiral inflacionaria.
Para ello se basan en los resultados de coyuntura que pueda entregar el Plan Más Cerca es Más Justo, más la nueva manito que le da el FMI al aceptar hacer la vista gorda, para permitir que el gobierno autorice elevar en 16.613 millones de pesos el gasto público.
La Decisión Administrativa publicada ayer en el Boletín oficial, que lleva las firmas de Marcos Peña y Nicolás Dujovne, habilita aún más discrecionalidad para la repartija de fondos frescos de cara a las Paso y las presidenciales de octubre.
“Elección mata metas fiscales”, parece decir el argumento que el Fondo está dispuesto a conceder: el precio habrá que pagarlo después de diciembre y, como suele ocurrir, se va a licuar fundamentalmente entre los trabajadores.
A esto se suma la reacción positiva del mercado cambiario al ciclo de subasta de dólares habilitado por el Fondo que comenzó ayer. La baja del precio de la moneda estadounidense significa un alivio para un gobierno que piensa la realidad en clave verde.
Pero queda claro con este subibaja cíclico, hay algunos que siguen ganando, básicamente porque tienen con qué especular y siempre poseen información privilegiada que les permite entrar y retirarse en el momento justo. Pero en todos los casos, la festichola, la pagamos los demás.
Así las cosas, el Gobierno Cambiemos espera que el anuncio que mañana va a hacer Mauricio Macri, tenga la carga simbólica de un relanzamiento que deje atrás la crisis socioeconómica, cambiaria y, sobre todo, política que hizo que algunos de sus socios llegaran a dudar de su capacidad para comandar lo que esperan sea continuidad y profundización de lo hecho desde diciembre de 2015.
Marx...siempre Marx
¿Pero qué estarán queriendo decir con todo esto? Ni más ni menos que estos tres niveles de la crisis no son sistémicos y que, lejos de eso, sólo son atribuibles a problemas de gestión.
Entonces, es aquí donde la psicología positiva sale al rescate para señalar que no hay que buscar la felicidad en la transformación política, sino en la modificación personal de lo que denomina “conductas tóxicas” ¿Qué es esto? Sencillo, todo aquello disonante con lo que el capitalismo considera políticamente correcto, porque “lo importante no es lo que se tiene (o no), sino como se siente usted”.
Este tipo de argumentos que subyacen (y afloran constantemente) en la cosmovisión de Cambiemos, se completa con la convicción de que -mientras tanto- el sistema económico realizado en el mercado, va a autorregularse para devolver el equilibrio que -casi siempre- se logra con la prevalencia del universo del capital por sobre el del trabajo.
¿Irracional? Sí, pero efectivo a punto tal de que esta conjunción de ideas propias del pensamiento mágico, galvanizan un sistema ideológico que prevalece desde hace más de dos siglos y que, aquí y ahora, exhibe una de sus peores caras.
Pero no son sólo los talibanes del mercado quienes creen que la cosa se soluciona con la gestión virtuosa del Estado Liberal Burgués. Keynesianos y protokeynesianos de diferente pelaje, insisten en que situaciones como la que pasamos en Argentina, responden a las consecuencias de la extrema liberación de la industria del crédito que le facilita la tarea a financistas y banqueros angurrientos.
Desde esa mirada, con el sometimiento de las finanzas a la lógica del capital productivo, se solucionaría todo.
Unos y otros se diferencian por matices, pero el corsé es el mismo.
Es que la crisis es un fenómeno que, necesariamente, responde a la propia dinámica del capitalismo, esto es, de las contradicciones que presenta el proceso de acumulación capitalista.
Así, tal como lo explicó Carlos Marx, a esto responden las crisis periódicas como la que transitamos en Argentina aquí y ahora, pero también las grandes crisis como aquella de larga duración en la que se debate el planeta desde hace cuarenta años.
Y aunque el accionar de los agentes económicos y la reacción que tengan los Estados influye en el desarrollo de la crisis, a la hora de buscar el factor determinante, siempre hay que apuntarle a la propia dinámica del capital y no a actores externos que inciden sobre la dinámica de la economía.
Así las cosas, lo que intenta ahora el Gobierno Cambiemos con esta propuesta de dar vuelta las página sin solución de inventario, avanza sobre un terreno tapizado por la naturalización del orden social burgués capitalista.
Esto es lo que Marx describe con el término pseudo naturalidad, cuando denuncia la supuesta naturalidad de las leyes económicas. Y, también, desnuda lo que está detrás de la manera en que el capitalismo organiza, tanto la producción como las relaciones sociales.
Queda claro, entonces, que hincar el cuchillo a hueso y desentrañar el funcionamiento y la organización de las relaciones sociales es una tarea necesaria que, además, permite advertir que es mentira que en todo esto exista un determinismo ineludible.
Y, asimismo, que la toma de consciencia es clave a la hora de imaginar cualquier estrategia social y política no capitalista, algo que requiere de la capacidad de poder hablar, señalar y actuar sobre lo evidente y, esto, precisa de la praxis de los sujetos sociales.