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Sáb, Abr
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Política
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Tras el naufragio del proyecto de Ley Ómnibus y con el DNU 70/2023 casi en plena vigencia, Javier Milei se apresta a gobernar vía decreto. Con los números de la economía patas para arriba recibe apoyos de lo peor de la derecha global y un guiño del representante del Maligno en la Tierra.

Para los días 21 y el 24 de este mes, Javier Milei, tiene previsto volver a ausentarse del país, esta vez, para viajar a Washington donde espera participar de la Conferencia de la Acción Política Conservadora, en la que va a coincidir con Donald Trump con quien sueña poder tener una reunión privada. Se trata del principal y más influyente encuentro que celebra el ala política del conservadurismo con epicentro en EE.UU., que nació allá por 1974 cuando para la reunión inaugural su primer orador fue Ronald Reagan. 

Esta vez se prevé que Milei sea uno de quienes se dirijan al público, aunque el plato fuerte va a estar cuando hablen Trump y Elise Stefanik, una legisladora a quien muchos ponen las fichas como su posible candidata a vicepresidenta. Pero también otros peces gordos con aspiraciones de entrar a la Casa Blanca como el ex secretario de Vivienda, Ben Carson, o el empresario Vivek Ramaswamy. Y, por supuesto, se aguarda con ansiedad las palabras del actual mentor del este movimiento, Steve Bannon.

El viaje que según se supo Milei espera realizar junto a su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, se suma a su presencia (sobre todo a lo que hizo) en Davos y su periplo por Israel, para cerrar un círculo de alta definición geopolítca y geoestratégica que rompe con el rumbo que durante las últimas cuatro décadas, aún con retrocesos, construyó nuestro país. 

Pero también representa una profunda definición geoeconómica. Es que si se deja volar un poco la imaginación como para meterse en lo que puede ser la bilateral Trump Milei, se podría imaginar al ex presidente estadounidense diciéndole que siga haciendo en Argentina lo que él no hizo ni quiere para EE.UU. Es que si se revisan los postulados actuales del Partido Republicano, se puede observar que aquello que se postula es un Estados Unidos con posiciones proteccionistas, intervencionistas y nacionalistas en lo inherente al plano económico, algo que se plasma con claridad en el auge que tiene el National Conservatism, que propone una plataforma que está en las antípodas del librecambismo aperturista de la economía que intenta imponer Milei para Argentina.

La gestualidad sobreactuada de la política exterior de la Presidencia Milei puede parecer gratuita en el corto plazo pero, sin dudas, aporta a la construcción de un escenario devastador en muchos sentidos que ya se presenta a la vuelta de la esquina. El frenético periplo internacional que protagoniza su actual presidente, deja en claro que la política exterior de Argentina fue terciarizada a favor del Departamento de Estado estadounidense, que responde a la misma línea ya sea con administraciones demócratas o republicanas, pero también en manos de lo peor de la facción financiera de la clase capitalista global que se oculta tras la fachada del título “sociedades de inversión” conBlackRock a la cabeza.

Por eso es que el viaje a Israel o el que espera emprender a Washington, responden a una dinámica que necesariamente lleva a la destrucción de la soberanía política, económica y nacional, al tiempo que representa un abierto ataque a pilares identitarios, lo que promueve la disolución social y nacional. Y esto se puede graficar en pocas palabras: Milei sacó a Argentina del Brics+, bastardea la relación con sus dos principales socios comerciales que son la República Popular China y Brasil, en tanto que con una sumisión perruna empuja a nuestro país a una peligrosa asociación con Israel, Gran Bretaña y EE.UU. que son las tres formaciones estatales que recurrentemente, y en soledad, votan contra la posición argentina respecto a Malvinas y el Atlántico Sur, en la Asamblea de la ONU.

Nada de esto resulta gratuito. Y es por eso que en el orden doméstico todos los datos apuntan que se avanza vertiginosamente en una escalada de destrucción del aparato productivo y el trabajo, en un escenario atravesado por la espiralización de la inflación, asociada a la profundización de la pobreza y el hambre. Esto es, en la fabricación de escasez con la esperanza de que al provocar niveles inauditos de desesperación, la sociedad argentina vaya a aceptar que se consolide el sobreendeudamiento de nuestro país como parte de un diseño geoestratégico, geopolítico y geoeconómico de dominación que acabaría convirtiéndolo en una mera factoría.

Por eso es que resulta difícil pensar los dos primeros meses de la Presidencia Milei en términos de racionalidad, incluso de la racionalidad que propone la mirada liberal burguesa tradicional. Pero lo cierto es que ante esta irracionalidad, el sistema político liberal burgués exhibió alarmantes niveles de debilidad, inconsistencia y agotamiento.

 

Precios, Presupuesto, Papa


Todos los números de la economía están, directa o indirectamente, ligados al Presupuesto Nacional, porque es desde ahí de donde salen las partidas con las que todas las dependencias nacionales, provinciales y municipales - centralizadas o descentralizadas- pagan salarios hacen compras e invierten. Esto es generan movimiento económico que a su vez toma como referencia el sector privado, pero que también influye sobre su actividad y las previsiones que desde ahí se adoptan.

Milei decidió prorrogar el Presupuesto 2023, por lo que días más días menos, hablando en criollo queda plata para llegar hasta mediados de abril ¿Qué va a pasar cuándo se cumpla ese plazo? Más allá de la caída del proyecto de Ley Ómnibus (Ver ¿La hora del titiritero?), la respuesta está en el DNU 70/2023 que es la herramienta de gobierno que la actual Presidencia eligió y que, pese a los reiterados pedidos de inconstitucionalidad, está vigente en buena parte de de su núcleo duro, al tiempo que sobre el resto pesan medidas cautelares que probablemente acaben en algún momento teniendo que ser consideradas por una Corte Suprema que, tras tomarse vacaciones en enero, ahora continúa mirando la cosa de reojo a la espera de que los vientos políticos acomoden un poco mejor el panorama.

Básicamente lo que hoy está vigente del DNU son la derogación de las leyes de Alquileres, de Abastecimiento, de Góndolas, de Tierras y la que impedía la política de cielos abiertos, así como los capítulos que habilitan al gobierno a avanzar en la desregulación de muchos sectores de la economía y la transformación de sociedades estatales en sociedades anónimas.

Por su parte, en el caso de la luz verde al aumento en el monto de las cuotas de las prepagas, hay fallos individuales que obligan a retrotraer los precios, pero en general sigue rigiendo el alcance del DNU. Mientras que los puntos que están en suspenso son el inherente a la Reforma Laboral, las modificaciones en el Instituto Nacional de la Yerba Mate y los dos artículos que habilitaban a las Sociedades Anónimas Deportivas.

Con este telón de fondo, resulta poco más que anecdótico analizar qué tanto influyó lo cabreado que estaba Milei por el naufragio del Proyecto de Ley Ómnibus, a la hora de tomar algunas decisiones que adoptó la semana pasada.

Básicamente se trata de cuando a sola firma perpetró un tarifazo del 251 por ciento en el precio del transporte público de pasajeros de la zona Amba, al tiempo que dejó sin efecto el Fondo Compensador del Interior, que es el que destinaba partidas para subsidiar a empresas prestatarias del servicio en el resto del país.

Pero ahí también está la media que en idéntica dirección tomó con el Fondo de Compensación Salarial Docente, el Fondo Nacional de Incentivo Docente, Conectividad y Material Didáctico, y los Programas Educativos Nacionales y Fondo de Infraestructura. Y la determinación de no ejecutar ni un centavo del presupuesto de lo que fue Desarrollo Social, cuya titular Sandra Pettovello no dudó en favorecer con un convenio que le entrega 170 millones de pesos a la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera), para atender temas inherentes a asistencia alimentaria (Ver ¿Hacia la tierra de leche y miel?).

Pero además de la Aciera, quien también renovó su patente de “intermediario” es Cáritas Argentina, que acaba de cerrar con Pettovello un acuerdo por 310 millones para la adquisición de alimentos destinados a los comedores que administra. Lo hizo a pocas horas de que la Conferencia Episcopal emitiera un fuerte comunicado en el que advirtió que “la comida no sea una variable de ajuste”, y a poco de que Milei se entrevistara con quien no hace mucho acusó de ser el representante del Maligno en la Tierra. El primero de sus encuentros fue ayer domingo y mostró a un muy sonriente pontífice que, por un momento, eligió dejar de ser Francisco para volver a ser el sinuoso y pragmático Bergoglio. Pero que quizás también optó por olvidar que a título personal el Vicario de Cristo puede poner la otra mejilla, pero en funciones no debería dejar pasar la ocasión para echar a los mercaderes del Templo.


Alternativas


Así las cosas, en todos los casos las medidas adoptadas por el gobierno durante la semana pasada, cercenan derechos adquiridos que son conculcados en pos de un recorte que pretende llevar al déficit cero y, al tiempo que buscan consolidar tropa propia, intentan a disciplinar eventuales socios políticos. Y, fundamentalmente, agreden más a los trabajadores que en dos meses de la Presidencia Milei, perdieron incluso más que durante los cuatro años del Gobierno Cambiemos.

Sobre esto en particular, el Indec acaba de revelar algunos datos que son francamente elocuentes. Con la devaluación del 119 por ciento que forzó apenas asumido el actual gobierno, sólo durante diciembre, el nivel general de salarios cayó casi diecisiete puntos.

Pero esto no es todo. Sólo se ejecutó alrededor de un treinta por ciento de la obra pública y un cuarenta por ciento de los programas sociales, en tanto que la transferencia de recursos del Tesoro a las provincias quedó un cuarenta por ciento de lo pautado. En este contexto, nadie puede sorprenderse si se advierte que la producción de bienes y servicios sufrió una merma del cincuenta por ciento y la industria una contracción de 5,4, al tiempo que la construcción cayó casi el nueve por ciento. Y, en el mes de las fiestas navideñas, las ventas minoristas mermaron un quince por ciento en promedio, aunque un informe nacional de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, da cuenta de que por encima del promedio se ubican dos sectores clave que son los que presentaron más retracción: farmacias con 45 por ciento y el rubro Alimentos y Bebidas con una merma del 37,1.

Con ese antecedente reciente la inflación continúa en un rango alarmante. El Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires registró para enero una variación mensual del 21,7 por ciento, en tanto que a la espera del IPC que publica el Indec, un reciente informe del Instituto de Estadística de los Trabajadores de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, coloca a la inflación del primer mes del año en 22,6 por ciento. Y a esto, de cara al mes en curso, hay que sumar el tarifazo perpetrado en el transporte público de pasajeros así como los nuevos aumentos en alquileres, prepagas de servicios de medicina, telefonía, cable e internet, y las tarifas de los servicios de energía eléctrica y gas (Ver The show must go on).

Todo esto persigue uno de los objetivos centrales del actual gobierno: licuar el poder de compra de los salarios, que es la manera que eligió para combatir el “atraso cambiario” para acomodar los precios relativos de tarifas, servicios y bienes. Este es uno de los mitos fundantes de la Presidencia Milei, por lo que difícilmente se vaya a bajar de esta línea donde se va a mantener a la espera de que sea “el mercado” quien acomode lo que desde esta perspectiva abriría las puertas a un proceso de estabilización.

Por un lado vale preguntarse quiénes van a poder sobrevivir a este proceso que es claramente indexatorio porque, cualquier aumento de tarifas se traslada a costos de bienes y servicios aunque más no sea por la incidencia que tiene en los fletes, lo que no hace otra cosa que inaugurar un nuevo capítulo de la inflación y así hasta quién sabe cuándo. Mientras tanto en este afán fundamentalista por reordenar la macroeconomía, lo que se pierde es salarios y actividad, en ese orden.

Pero por otro lado, por más que se quiera naturalizar la cosa, el “mercado” no es un ente objetivo, sino actores de la clase capitalista actuando de manera combinada por medio de un entramado de instituciones financieras y conglomerados empresariales, que inciden de forma determinante en la manera en que se realiza el proceso de producción y circulación.

Dicho esto cabe reiterar que una nueva megadevaluación es un escenario posible, sencillamente porque al paso que va, al gobierno los números no le cierran como pretende. Pero incluso ante esta perspectiva y tal como les pasó a sus antecesores, llega marzo y es el agronegocio quien toma las riendas de la situación ¿Aceptarán los exportadores liquidar a alrededor de ochocientos pesos pormdólar (que con la inflación proyectada se va a la mitad), cuando saben que tarde o temprano el ejecutivo va a volver a devaluar en forma? ¿Aún si lograra un acuerdo, se animará La Rosada a devaluar sin tener asegurada toda la liquidación de divisas, a riesgo de que se lo acaben fumando como le pasó a Sergio Massa con el Dólar Soja? ¿Hasta dónde Milei tiene capacidad para acordar con este sector sin antes liberar totalmente las restricciones que aún rigen sobre el acceso a la compra de divisas extranjeras, pero también sacar todas las retenciones? Estas son preguntas de difícil respuesta para un gobierno cuya principal carta es el ajuste sobre el universo del trabajo y que, por lo tanto, es muy probable que vuelva a la carga con el paquete fiscal del proyecto de Ley Ómnibus que naufragó poco antes del miércoles, incluyendo la vuelta de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias y otras herramientas que representan más presión fiscal de carácter meramente recaudatorio.

Es en este punto en el que al DNU que continúa vigente, se le suma la hipótesis de que avanzar hacia una dolarización puede ser la única salida que le quede a la clase capitalista que actúa en el país, si es que quiere aprovechar las ventajas comparativas que le otorga el actual momento.

Y entonces, más allá de la caída del instrumento, no hay que descartar que el espíritu del proyecto de Ley Ómnibus vuelva en modo DNU, tal como lo reconoció el propio Milei durante el encuentro organizado por Fuente Latina en Israel, donde entre otras cosas, puntualizó que Federico Sturzenegger está trabajando en nuevos decretos “de modernización del Estado” que van a ser presentados en las próximas semanas, al tiempo que sostuvo que esperará la conformación de un nuevo Congreso en 2025, para continuar impulsando los proyectos que requieren el aval del Legislativo.

Entonces queda claro que lo que naufragó con el proyecto de Ley Ómnibus es sólo un instrumento y resulta prudente no confundir lo que es un instrumento con el intento por construir una alternativa política que es lo que, de ningún modo, resignó el actual gobierno y mucho menos la clase capitalista que actúa en el país.

Pero asimismo y quizás más importante, es advertir que cuando se habla de economía, también se habla de política, por lo que es imprescindible que quede claro desde qué perspectiva se aborda el análisis, si es desde el poder de la clase capitalista, desde la intención de preservar al Estado Liberal Burgués o desde el interés y la perspectiva de los trabajadores lo que, necesariamente, va a llevarnos al cuestionamiento de un sistema que está basado en la explotación que hace que unos pocos se enriquezcan más de lo que necesitan a costa de que otros vivan en la miseria.