Se sustanció en Resistencia un nuevo Juicio por la Verdad. En este caso se pudo establecer qué pasó con el militante misionero Carlos Tereszecuk. “Estos procesos son un aporte contrario a la corriente de crueldad que parece imperar, porque si por el poder fuera, nombres como los de Tereszecuk y tantos otros seguirían en el olvido”, sostuvo el abogado querellante, Duilio Jorge Ramírez.
¿Qué es lo que queda cuando la impunidad biológica vence? ¿Cuáles son los caminos que se pueden recorrer para, al menos, paliar la injusticia que representa que criminales de lesa humanidad hayan perecido sin responder judicialmente por los aberrantes actos que perpetraron? Estas son algunas de las preguntas que en medio de tanto negacionismo vuelven a aparecer en superficie y que, de alguna manera, vienen a encontrar respuesta en los Juicios por la Verdad.
Y es precisamente uno de estos Juicios por la Verdad el que concluyó días atrás en el Chaco, donde el Juzgado Federal 1 de Resistencia dictó sentencia por el derecho a la verdad por el homicidio como crimen de lesa humanidad de Carlos Tereszecuk, en un acto que contó con la presencia de familiares de la víctima, además de la del subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Hugo Maldonado, y el letrado querellante en esta causa, Duilio Jorge Ramírez.
“La causa no tiene condenado, llega a una sentencia de Juicio por la Verdad que es el último recurso que queda cuando la impunidad biológica hizo lo suyo porque han muerto todos los imputados y, entonces, la última alternativa posible para que la causa no quede en el olvido es la transformación a Juicio por la Verdad en los que, si bien no se puede condenar a nadie, el objetivo es fijar los hechos; es decir, determinar cómo se produjeron, también quiénes fueron las víctimas y en qué contexto se perpetró el crimen”, refirió el abogado de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, Duilio Ramírez.
¿Pero qué fue lo que se pudo reconstruir por medio de este juicio? ¿Quién fue Carlos Enrique Tereszecuk? ¿Qué hicieron con él? Nació en Posadas en 1952, fue militante estudiantil y político, en 1974 fue vicepresidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Servicio Social de la Universidad Nacional de Misiones, secretario de los diputados provinciales Juan Figueredo y Pablo Fernández Long y como tal trabajó con representantes de gremios, comisiones barriales, tareferos y trabajadoras de casas particulares lo que le permitió ser autor de proyectos de ley de protección de sus derechos.
Quizás por eso es que, en medio del aire irrespirable que recorría 1975, intentaron secuestrarlo en la propia Legislatura y aunque pudo escapar tuvo que pasar a la clandestinidad, por lo cual se refugió en Corrientes, donde estaba cuando se lo llevaron a principios de noviembre de 1976. Según pudo saberse, lo alojaron en la Jefatura de Policía de Resistencia donde funcionaba un Centro Clandestino de Detención dirigido conjuntamente por la Policía del Chaco y el Ejército.
Fue brutalmente torturado a tal punto que relatos de otros secuestrados dan cuenta de que ni siquiera podía sostenerse en pie. Lo asesinaron poco después y arrojaron su cuerpo al Río Paraná para hacerlo desaparecer, pero la corriente lo llevó aguas abajo donde fue encontrado el 15 de noviembre en la costa de Empedrado, setenta kilómetros hacia el sur. En esa localidad fue sepultado en una Tumba NN, donde permanecieron sus restos —que habían sido mutilados para dificultar su identificación— hasta que durante 2018 fueron identificados por el Equipo de Antropología Forense, que exhumó ese enterramiento cuando buscaba víctimas de la Masacre de Margarita Belén.
El fallo del Juicio por la Verdad puntualiza que su secuestro, tortura y homicidio se produjo en un contexto de persecución generalizada y sistemática por razones ideológicas, que fue dirigida contra el conjunto de la población y que perseguía la detención y exterminio de todo aquel que encuadrara en lo que se etiquetaba como opositores al régimen establecido el 24 de marzo de 1976.
Prohibido olvidar
El Juicio por la Verdad también trajo desde aquel pasado los nombres de algunos de los siniestros personajes que fueron protagonistas de esta historia, como los de los comisarios Wenceslao Zeniquel y Alcides Thomas, ambos fallecidos y responsables del calvario y asesinato padecido por Tereszecuk, ya que como denuncia Ramírez “fueron los máximos responsables de su detención y asesinato”.
La tarea que viene llevando a cabo este abogado, que también es militante del Partido Comunista, data de varios años en los cuales “desde el primero de los juicios por delitos de lesa humanidad, la Provincia tomó la decisión de constituirse en querellante en las causas de este tipo, que además impulsa”. Algo que continúa pese a que ahora el gobernador es Leandro Zdero, quien como radical, promovió la alianza entre su partido y La Libertad Avanza.
“Acá el ejecutivo está en alianza con el gobierno nacional, pero evidentemente en su interior tiene una corriente que impide que se corten estos juicios”, resaltó Ramírez y subrayó que se desempeña en las causas “sin presiones y manteniendo las mismas posiciones de siempre, porque mientras haya un resquicio hay que seguir”, ya que “es una pequeña mella que le hacemos al discurso oficial”.
En este punto cobra particular relevancia comprender la pertinencia de estos Juicios por la Verdad. Y para hacerlo vale recordar las palabras que dejó la sobrina de Carlos, Sofía Tereszecuk, al dirigirse al Tribunal a la hora del cierre del juicio, cuando eligió hablarle en primera persona a su tío. “Sólo te conocí a través de las historias que me contaron de vos, historias que relataban que eras una persona sencilla, trabajadora y estudiosa, preocupada por los demás”. Y en ese contexto concluyó diciendo que “pese a que no se pudo lograr una condena, es reparatorio este juicio porque le volvió la vida a una persona cuya historia había sido negada y también a los ideales de una generación que siguen vigentes”, por lo cual el fallo es una reparación de la memoria de Carlos y también de sus ideales.
“Lo que dijo ella representa el sentido que tienen estos Juicios por la Verdad, que es algo vinculado con la posibilidad de recuperar del olvido a los militantes, sus nombres, sus rostros, sus ideales y valores en momentos donde la falta de preocupación por el otro y de ideales elevados parece estar a la hora del día”, reflexionó Ramírez antes de añadir que “los Juicios por la Verdad y los de lesa humanidad en general son un aporte contrario a esa corriente de crueldad que parece imperar hoy, porque si por el poder fuera nombres como los de Tereszecuk y tantos otros seguirían en el olvido”.
Entonces esto es así, insistió, “porque militantes como Tereszecuk no son ejemplos para ellos, pero sí deben serlo para nosotros” afirmó Ramírez y resaltó que “esa es la trascendencia que tienen estos juicios y por eso debemos seguir impulsándolos, aún en estas circunstancias tan dificultosas, aprovechando las contradicciones que puede tener el enemigo”.
Al respecto, profundizó que “puede haber un debate sobre la utilidad de estos Juicios por la Verdad, pero para mí ese debate se salda en la batalla de ideas, porque aunque no pueda haber condena hay que pensar en qué es lo importante y si lo importante es una sociedad en la que lo que importa es el otro, donde la vida sea relevante, el trabajo se valore y se respeten las diferentes posiciones, debemos seguir porque no hacerlo sería prendernos al discurso que nos señalan tipos como Milei y Trump”. Por eso “continuamos empeñados en el rescate de la memoria de estos luchadores que representan el grado máximo de entrega que se pueda tener, que es pagar con la vida los altos ideales que tuvieron, nada hay más elevado que eso”.