Javier Milei y Santiago Peña coinciden en el desprecio que sienten por los sistemas de educación de carácter público, universal y gratuito. Y allá como acá, los estudiantes ganan las calles para decir “luche, no deje de luchar, por una educación gratuita y popular”.
Javier Milei y Santiago Peña tienen varias cosas en común: los une su odio visceral por la República Popular China, su sumisión incondicional hacia el Comando Sur de EE.UU. y que ambos piensan a los respectivos países que tienen la responsabilidad de gobernar, como meras factorías abiertas para el negocio financiero y una economía reprimarizada basada en el agronegocio.
Pero también los actuales presidentes de Argentina y Paraguay, coinciden en el desprecio que sienten por los sistemas de educación de carácter público, universal y gratuito. Y entonces nadie debe sorprenderse cuando, casi en coincidencia con la Marcha Federal Universitaria que hoy recorre nuestro país, del otro lado del Río Pilcomayo, tuvo lugar una multitudinaria movilización en la que la comunidad universitaria se plantó con marchas y toma de facultades para defender el acceso gratuito a la educación superior y programas sociales para la primera infancia, así como a la estructura científica de investigación y salud.
Todo esto sucede a apenas ocho meses de que Peña se convirtiera en presidente de Paraguay. La marcha más numerosa fue la llevada a cabo en Asunción, donde alrededor de veinte mil manifestantes ganaron las calles para exigir “arancel cero” para el acceso a la universidad y repudiar al que no dudan como definir como “narcogobierno”.
En la capital paraguaya, las columnas de estudiantes se reunieron en la intersección de las céntricas avenidas General Santos y Mariscal López, desde donde se propusieron marchar hacia la residencia presidencial Mburuvicha Róga, que apareció rodeada por un descomunal contingente represivo compuesto más de un centenar de policías fuertemente pertrechados. Pero también la jornada tuvo sus réplicas en Ciudad del Este, Caaguazú, Encarnación, Concepción, Villarrica y en cada una de las cabeceras departamentales.
Ante esto, Peña intentó bajarle el precio a la movilización, cuando un par de días antes de la jornada de protesta, ironizó que sólo se trataba de “una minoría ruidosa”. Y, aunque no tuvo nada de minoría, sí fue una marcha bastante ruidosa ya que, pese al operativo policial, consiguió hacer llegar hasta los oídos del mandatario las consignas convocantes que se multiplicaron en cánticos que fueron más que elocuentes. “Luche, luche, luche, no deje de luchar por una educación gratuita y popular”, fue una de las que más retumbaron multiplicadas por las voces de estudiantes, docentes e investigadores que también insistieron en que “no nos falta dinero, nos sobran ladrones”. Y enviaron un contundente mensaje a “Santítere Peña”, cuando dejaron en claro que “investigación es igual a progreso”.