Varias ciudades adoptaron esta medida que alcanza a adolescentes, ante el incremento de los episodios de extrema violencia protagonizados por jóvenes.
Niza se sumó el miércoles pasado a las ciudades francesas en las que se implementa el toque de queda para menores de trece años, medida que rige entre las horas veintitrés y seis, y que fue adoptada a raíz de la preocupación que provoca entre las autoridades municipales y nacionales la creciente cantidad de hechos de violencia que involucran a adolescentes.
Al respecto el alcalde de Niza, Christian Estrosi, señaló que “las mafias utilizan las redes de menores para sus actividades ilícitas” y añadió que con el toque de queda, se pretende “proteger a los jóvenes de la creciente influencia de la delincuencia y las drogas”.
Pero a la hora de analizar esta medida, las Juventudes Comunistas aclaran que “si bien los actos de violencia entre jóvenes son hechos sociales reales, el gobierno ha optado por dar respuestas demagógicas y reaccionarias” y apuntó sus dardos contra el primer ministro de Francia, Gabriel Attal, ya que “si bien el problema es complejo, elige dar una respuesta facilista, afirmando que con su medida bastaría para resolver un problema de ‘autoridad’”. Por eso es que el Movimiento de Jóvenes Comunistas propuso su propio plan para apoyar y proteger a los pibes, por medio de un conjunto de ideas que tienden a luchar contra la violencia. El primero de los puntos señala que el Estado debe garantizar “un apoyo social de calidad a todo joven que lo necesite”, pero también “reforzar los recursos de los servicios de bienestar infantil contratando mástrabajadores sociales” y que “se ponga fin a la exclusión y la pobreza”.
También, los jóvenes del Partido Comunista Francés, hacen hincapié en que es preciso permitir que cada pibe pueda construir su propio futuro “y triunfe en sus proyectos de vida”, al tiempo que propone que se ponga en marcha una urgente recomposición salarial, “el fin de todos los contratos precarios” y que se reforme el seguro de desempleo “que sumerge a miles de personas en la pobreza”.
Pero uno de los reclamos clave es que se establezca un mecanismo de apoyo educativo y la eliminación de la selección para el ingreso a la educación superior, así como “la creación de un verdadero servicio público de orientación”. Y la contratación masiva de asistentes educativos que creen vínculos con los estudiantes y prevenir situaciones de violencia, junto a la de trabajadores sociales y psicólogos “para apoyar a cada estudiante y luchar contra el acoso”.
Porque, recalcaron los jóvenes comunistas, es necesario que se formule un rediseño del mapa escolar que ayude a poner fin a los privilegios y que se creen espacios de encuentro como centros juveniles, salas de actividades culturales e infraestructuras deportivas, pero también que se desarrollen estructuras de educación popular.
Y puntualizan que se debe crear una policía nacional comunitaria, cuyo papel debe centrarse en la prevención, la disuasión y no sólo en la represión, como así frenar los flujos financieros de financiación y el blanqueo del tráfico, y que se sancione a los bancos cómplices de estas maniobras.