En todas las zonas donde hay parques industriales grandes se multiplican los conflictos y los despidos por cuentagotas”, denunció el secretario Sindical del Partido Comunista bonaerense, Emanuel Ríos, y añadió que “la única forma de frenar esto es con los trabajadores en la calle y organizados”.
“Es preocupante lo que está pasando a nivel nacional y de la Provincia, porque es donde se concentra el mayor polo industrial de nuestro país, por eso es que no sorprende que de diez despidos ocho tengan lugar en industrias radicadas en territorio bonaerense”, advirtió el secretario Sindical del Partido Comunista bonaerense, Emanuel Ríos, a la hora de reflexionar sobre el panorama que se verifica en la industria, que aparece atravesado por despidos y suspensiones de trabajadores.
Lo que dice Ríos no es antojadizo. Días atrás la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina dio a conocer un informe que da cuenta de que desde que Javier Milei es presidente, cerraron más de mil empresas y se perdieron alrededor de cien mil empleos formales en el sector, de los que 31 mil corresponden a la industria y el resto a la construcción y minería. Y, en este sentido, complementa que entre otras razones, esto es resultado de la apertura indiscriminada de importaciones, las dificultades para acceder al crédito y fundamentalmente la paralización del mercado interno.
Un breve repaso por los conflictos abiertos en el territorio bonaerense, permite posar la mirada sobre la Gráfica Morvillo, donde en la planta ubicada en Avellaneda, sus 250 trabajadores llevan más de cien jornadas de lucha contra el cierre fraudulento que llevó a cabo la patronal, que presentó una quiebra sin siquiera cumplir con los procesos legales correspondientes y lo hizo para evitar el pago de indemnizaciones. En este caso hay un fallo judicial que reconoce a los obreros como custodios legítimos de los bienes de la empresa.
Por su parte la química de capitales suizos Clariant, anunció que cierra definitivamente su planta ubicada en Zárate y deja de producir en el país, por lo que deja en la calle a alrededor de cincuenta trabajadores. Pero no se trata de la única industria química radicada en la zona norte de la provincia de Buenos Aires que enfrenta problemas, ya que Archroma despidió a una decena de operarios por lo que atraviesa una conciliación obligatoria, Agrofina anunció que analiza un recorte de personal bajo un procedimiento preventivo de crisis y Alpek despidió treinta obreros y acordó con el sindicato la reorganización de turnos.
Mientras tanto, días atrás, empleados de Industrias J.F. Secco cortaron el Camino del Buen Ayre, a la altura del Ceamse en el partido de San Martín, para protestar por el despido de una treintena de empleados, pero también para denunciar que la empresa no se presentó a las audiencias de conciliación que fueron convocadas por el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires.
Esta industria que está dedicada al suministro de energía y equipos para sectores estratégicos como el petrolero, minero, petroquímico y siderúrgico, posee siete sucursales en Argentina y también tiene presencia en Chile, Uruguay y Bolivia.
Otro conflicto abierto es el de Molinos Río de la Plata, donde la comisión interna denuncia que se están llevando adelante despidos masivos y se avanza en un rápido proceso de precarización laboral, por lo cual los trabajadores fueron a un paro por tiempo indeterminado. Al respecto hay que recordar que ya el 23 de mayo, la comisión interna denunció públicamente que esta empresa de los Pérez Companc, venía planteando a los operarios que si no aceptan rebajas salariales y desempeñarse con dotaciones por debajo de las recomendadas por el Comité Mixto de Seguridad e Higiene, van a haber más despidos. Según la revista Forbes, Pérez Companc es una de las cuatro familias más ricas del país.
Asimismo, Georgalos sigue sin cumplir con la conciliación obligatoria establecida a raíz de los despidos llevados a cabo en la plata ubicada en Tigre y no muy lejos de ahí, en Zárate, en medio de cesantías y amenazas de despidos, la planta de Toyota suspendió su producción por decisión de la patronal. Desde que Milei entró a La Rosada, ya se registraron setecientos despidos en esta fábrica, en tanto que en Pilar, la multinacional especializada en productos de higiene Kimberly Clark cerró su planta, con lo que dejó a 220 trabajadores sin empleo.
En tanto que en Mar del Plata la cosa no está mucho mejor, ya que la Pesquera Apolo Fish echó a medio centenar de obreros, al tiempo que en Tres Arroyos Frigorífico Anselmo continúa con los despidos y denuncia que el desplome del consumo interno atenta contra la viabilidad de su actividad. Y en Olavarría, después de 65 años de actividad cerró la fábrica de bolsas plásticas Fabi, dejando en la calle a un centenar de personas en una ciudad que tiene tres mil habitantes.
“El gobierno sigue haciendo lo que quiere con las herramientas que ha logrado conseguir como el DNU 70/2023 y la Ley de Bases que recorta derechos laborales y que hasta ahora el Congreso no rechaza”, denunció Ríos a la hora de analizar este desolador panorama y tras recalcar que “los perjudicados siempre son los trabajadores”, puntualizó que “en todas las zonas donde hay parques industriales grandes se multiplican los conflictos y los despidos que se van dando por cuentagotas”.
En tal sentido, el secretario sindical del PC de la PBA advirtió que “con la apertura indiscriminada de las importaciones esta situación empeora”. Y detalló que “esto es algo que vemos en las industrias de mucho volumen productivo pero también en las pymes y en todos los casos la importación indiscriminada tiene consecuencias directas en la pérdida de puestos de trabajo”. Por lo que afirmó que “la única forma frenar a este industricidio por goteo que se está dando en nuestro país, es con los trabajadores en la calle y organizados”.