Un genocida condenado por crímenes de lesa humanidad amenaza a un vecino. Desde el 18 de enero, la víctima de las agresiones espera que se revoque la domiciliaria de Jorge Balla, con sentencia por la masacre de Ituzaingó y Las Heras.
"Montonero hijo de puta, te voy a matar, te voy a agarrar por el patio", le gritó a un vecino el ex militar Jorge Balla, condenado por crímenes de lesa humanidad en la masacre de Ituzaingó y Las Heras, de 1977
Juan llevaba en brazos a su hija de seis meses. Es hijo de un ex preso político y junto a su esposa Daiana no salen al patio de su casa desde junio de 2020, cuando recibieron la primera agresión del genocida, que vive en la casa lindera, en prisión domiciliaria.
El Foro contra la Impunidad y por la Justicia de Santa Fe está a la espera de una resolución del Tribunal Oral Federal de esa ciudad, al que presentaron un escrito el pasado 18 de enero para pedirle que Balla vuelva a prisión.
"El genocida no solo violó reiteradamente las restricciones que le impone esa condición, sino que viene realizando acciones de intimidación y amenazas de muerte", dijeron desde el Foro y alertaron que el represor "representa un verdadero peligro para la comunidad, que la Justicia debería evitar, haciendo que regrese a la cárcel".
El pedido de revocación se presentó ante la Fiscalía Federal y el Tribunal Oral Federal, con la firma de las víctimas de las amenazas y el patrocinio del abogado Guillermo Munné, acompañado por un conjunto de organizaciones de derechos humanos. Daiana y Juan comenzaron a sufrir agresiones en junio, pero recién hicieron la denuncia en diciembre, tras una agresión colectiva, comandada por el convicto.
En junio pasado, Daiana y el hijo de Balla tuvieron una discusión. "En ese momento el condenado Jorge Balla sale de la vivienda que ocupa a la vereda, esto es, transgrediendo los límites espaciales en que puede desplazase bajo las condiciones de prisión domiciliaria.
Fuera de la casa, entonces, el condenado Jorge Balla toma del cuello a Juan Schumacher diciéndole: 'mugriento de mierda, te voy a matar', a la vez que intentaba golpearlo", expresa el escrito presentado ante el TOF para que Balla vuelva a prisión. Según se jacta con sus vecinos, el represor tiene un acuerdo con peritos que fraguan su situación de salud para mantener la domiciliaria.
Balla se trepa al techo de su quincho o ha avanzado sobre la propiedad misma de sus vecinos y en otra ocasión se subió sólo para mostrarse ante la familia vecina que hostiga. Parece contar con alguna saliente de la construcción que le facilita de modo permanente el trepar con inmediatez el tapial cada vez que sea su antojo", describe la presentación.
Así las cosas, Daiana y Juan optaron por encerrarse en las habitaciones, y ni siquiera salir al patio de su casa. El 5 de diciembre pasado, Daiana intentaba que su hija se durmiera, pero los nietos de Balla hacían ruido, justo enfrente de su ventana. La beba se despertó y Daiana salió a pedirles que se apartaran para jugar, ya que eran las 23 y la beba necesitaba dormir. La esposa de Balla le respondió que la vereda era pública y el hijo de Balla, Maximiliano, comenzó a insultar a Daiana. "Ella decide buscar el documento de identidad en la vivienda para dirigirse a la comisaría a esta vez sí, denunciar lo que viene padeciendo”.
“Le dieron prisión domiciliaria a un genocida y ¿Qué pasó? Siguió con sus actitudes amenazadoras, prepotentes e impunes”, señaló el secretario del PC de Rosario, Norberto Champa Galiotti, tras repudiar el violento ataque del genocida Jorge Balla.
Asimismo, denunció que “se deben terminar las prisiones domiciliarias para las genocidas”, tras lo que dejó en claro “la ley no puede contemplar a un delito común con delitos de lesa humanidad”.
De este modo, definió el hecho como “muy grave ya que impunemente siguió amenazando a sus vecinos estando denunciado y con un proceso encima de lesa humanidad” y, en esta línea, destacó que “están actuando nuestro compañeros para luchar contra esta impunidad que se sigue ejerciendo dentro del Poder Judicial”.