Como integrante de la Dirección Nacional del PC, Emilia Segota, fue clave en el impulso del Juicio Ético y Popular por Florencia Gómez, que ahora recuerda en la columna que cierra el segmento inicial de la sección de Nuestra Propuesta dedicada a honrar la memoria de nuestra camarada.
La Juventud Comunista, al encontrarse en un desierto de respuestas judiciales o gubernamentales ante el asesinato de su compañera Florencia Gómez Puillastrou, en San Jorge, provincia de Santa Fe, comenzó a imaginar la justicia ética y popular.
Así, en un momento de desesperación por encontrar alguna certeza, los y las jóvenes militantes de La Fede y después de muchos esfuerzos por denunciar, de gestiones para activar el aparato judicial, por sostener los espacios amorosos que creara con su militancia Florencia Gómez, emprendieron la tarea de organizar un Juicio Ético y Popular que se concretó en abril de 2023. Hay que ser consecuentes con la furia, nos aconseja en su poema Armando Tejada Gómez, sabio él.
En Argentina los comunistas hemos impulsado muchas veces juicios éticos y populares, denunciando la apropiación de Malvinas y la guerra imperial, la entrega del petróleo, la represión al movimiento obrero y popular y otras. Es una práctica extendida en distintos lugares del mundo, una pedagogía sobre la verdad y la justicia, que impide olvidar, porque cuando las memorias son fuertes, no hay quien pueda con ellas.
La Fede investigó, consiguió dar con testimonios, estudió el caso y tres jóvenes estudiantes de Derecho se pusieron a la tarea de elaborar los alegatos, se invitó a la prensa, se solicitó un aula en la Universidad de Rosario, se convocó y llegado el día de la instalación del juicio, se acercaron delegaciones juveniles a Rosario, justo en la casa del Doctor Ingalinella. Allí reunidos se supo de la prohibición de usar el espacio cedido en la Universidad. Es obvio que los intereses en juego estaban actuando y sintieron fuertemente el peso de la denuncia.
Temor reverencial por parte de muchos de los implicados ante el peso de los sectores dominantes de la región. Protesta en la puerta de la universidad bajo una lluvia inclemente, la solidaridad siempre, y un espacio del movimiento popular rosarino se puso a disposición. A la hora de instalar el juicio popular se produjo un “misterioso” corte de luz.
Se instaló el jurado a la luz de las velas, se leyeron los alegatos, hubo testimonios, aplausos y abrazos, decenas de personas se congregaron y fueron concientes de haber movido el tablero con ese sencillo acto de reclamo de justicia. Como presidenta del Jurado habló Iris Pereira de Avellaneda, presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, víctima ella misma de la Dictadura. También lo hizo el secretario de la Juventud Comunista, Mauro Díaz Haddad. Y los tres jóvenes leyeron sus alegatos, brillantes en su trabajo.
Nos quedó la convicción de que el juicio debe seguir, no acabará nunca, vendrán nuevas versiones mientras en el aparato judicial se encajona la causa.
Estábamos ante una cruzada moral contra los y las jóvenes de San Jorge que actuaban libremente en sus organizaciones e iniciativas. En un contexto de transporte masivo de materias primas, de drogas, trata y prostitución como ingredientes de una política reaccionaria que se organiza en defensa de un orden “natural” comprometido por la organización, por el feminismo, por la lucha para la legalización del aborto, la educación sexual, el matrimonio igualitario, la identidad de género.
Florencia era una militante política, esclarecida, feminista, que una sociedad disciplinaria no admite para su capitalismo.
El periodista Raul Zebechi, sostiene que “el narco tiene un carácter sistémico. El feminicidio también. Quien piense que son desviaciones o extravíos de pervertidos se pierde en el laberinto de los modos de dominación y queda sin posibilidades de reaccionar. El papel del narco y del feminicidio permite comprender hasta qué punto las autoridades son cómplices y, de modo muy particular, los aparatos armados del Estado”.
Ante la pedagogía del opresor y sus diferentes formas de opresión -insiste Zebechi- surgen otras tantas formas de resistencia, que pueden desplegarse con mayor vigor en la medida en que las opresiones sean iluminadas. Por eso la búsqueda de justicia y de verdad nos da la dimensión de lo perdurable de nuestros esfuerzos.