“Desde lo profundo de su mirada, Juanito Laguna nos pregunta: ¿Qué hacen ustedes por nuestras infancias?”, esto plantea la columna que escribió Ana María Ramb y publicamos a continuación.
En los tempranos años 60, Antonio Berni dio luz a Juanito Laguna, símbolo de la niñez desfavorecida, marginada y con sus más elementales derechos vulnerados. Lo pintó en su paisaje cotidiano, un collage de materiales de descarte que tal vez el pibe podría revender: cartones, chatarra, chapitas y botellas de gaseosas que otros bebieron y luego descartaron. Era Juanito la síntesis de la visión del artista de tantos chicos, de su lectura de tantas injusticias y desigualdades. Se ha dicho de Juanito Laguna que es la más argentina y más universal de sus criaturas, un arquetipo de las infancias de las villas y barrios populares de Buenos Aires y de los márgenes de las demás urbes latinoamericanas.
Protagonista de un importante período en la obra del pintor, Juanito no quedó congelado en la Bienal de Venecia de 1962, donde fue premiado, y tampoco en la historia del arte. El pibe vuelve una y otra vez a interpelarnos. Estuvo en los piquetes, está en la nena gaseada en 2024 por los esbirros de la ministra Bullrich. Está en los purretes que aprietan la ñata contra el vidrio de los comedores populares, cerrados por falta de los alimentos perversamente secuestrados por la ministra Petovello. Está presente ante la comida escasa y sin valor nutritivo que distribuye el gobierno de Jorge Macri en las escuelas públicas de Buenos Aires, ciudad con el presupuesto más alto de la Argentina y uno de los más ricos en América Latina. Está en los pibes discapacitados a los que se les niega el transporte a sus escuelas y a los establecimientos sanitarios donde siguen sus tratamientos. Está en las y los peques que padecen la degradación de los presupuestos en las políticas sociales y en el sueldo del personal médico y paramédico de un hospital pediátrico de muy alta complejidad, de nivel ejemplar en el país y en el mundo, como lo es el “Prof. Juan P. Garrahan”. Juanito Laguna está hoy entre nosotros y nos mira.
Retrato de una generación en riesgo
¿Por qué Juanito Laguna, protagonista de un período de la obra de Antonio Berni, y referente del compromiso social y político del artista, mantiene vigencia en nuestros días? Hay que buscar la respuesta en la degradación social y económica que nuestro pueblo padece, acentuada día a día, bajo el régimen del presidente Milei y sus cómplices, marionetas del capitalismo en su etapa más descarnada, y que utiliza la pobreza como herramienta de control social.
La carencia alimentaria, una de las más dolientes consecuencias de la pobreza infantil, es una situación preexistente en la Argentina, pero está hipertrofiada sustantivamente por el Gobierno mileísta, con la aplicación de despiadados ajustes presupuestarios, el desfinanciamiento de los programas sociales y, particularmente, haciendo blanco en las infancias. Seis (casi siete) de cada diez niños hoy son pobres en la Argentina (el “casi” obedece a los porcentajes). En total, la pobreza alcanza al 66,1% de niñas y niños que viven en hogares con ingresos que no alcanzan para lograr una Canasta Básica Total, por lo que no perciben lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Y el 27% de ese rango está sumergido en la indigencia. En resumen: casi siete millones de niños son pobres en la Argentina, el emporio “de los ganados y las mieses”, como dijera el poeta Rubén Darío. Se trata de cifras oficiales, emitidas por el Indec, en un informe de la Encuesta Permanente de Hogares. Por su parte, en su estudio realizado y difundido en agosto de 2024, dice el economista y periodista español Alfredo Serrano Mansilla: “Resulta fundamental en lo político saber cuántos hogares están justo encima de ese umbral; con unos pesos más, pero no demasiado más, porque esos hogares son “casi pobres”, están justo en el límite, son vulnerables, y de ninguna manera son clase media”. Según el mismo estudio de Serrano Mansilla, si a los pobres reconocidos en las encuestas oficiales se les sumara los “casi pobres” daría… ¡un 73%!
Un reciente informe de Unicef, Capítulo Argentino, da cuenta de que un millón y medio de niños no completa las cuatro comidas diarias, y que un millón se va a dormir sin cenar. Esto se llama “inseguridad alimentaria en términos severos”. Es decir, HAMBRE.
El acceso a la canasta básica alimentaria es un recuerdo lejano, que se remonta a los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner. Según un informe de la Universidad Católica Argentina, “el esfuerzo de los hogares y la cobertura de las políticas públicas han tenido un papel crucial en la mitigación de la pobreza, pero persisten desafíos estructurales en la economía que requieren atención, y que ejercen un fuerte impacto en las estructuras de oportunidades de los hogares y sus miembros niños, niñas y adolescentes”. No hubo en las políticas públicas de distintos gobiernos una intervención para que, tanto el sector de la alimentación como el de laboratorios medicinales, mostraran cómo conforman sus estructuras de precios. Es éste un misterio que permanece sin develar.
Cierto es que el impacto de la pandemia por COVID-19 fue significativo en muchas otras dimensiones como salud, educación, crianza, y socialización, pero, si bien fue arduo, hubo una leve recuperación en los primeros años de la postpandemia. Cierto es también que en este 2024 próximo al cierre, hay un descomunal retroceso en el bienestar y el efectivo cumplimiento de los derechos de nuestra niñez, en el marco de crecientes desigualdades sociales. Hoy no hay cobertura de políticas públicas que mitiguen la pobreza. Por el contrario, las actuales políticas disparan día a día una metralla de recortes y anulaciones.
Por de pronto, la asignación presupuestaria para las políticas de niñez, en 2024 fue un 72,7 % menor que la de 2023, con particular reducción de las partidas de educación, salud y alimentación. Eso lo advirtió, ente otras cuestiones altamente preocupantes, el colectivo IED, que reúne organizaciones de defensa de niñas, niños y adolescentes, en documento dirigido al Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
Las provincias argentinas dejaron de recibir refuerzos para comedores escolares, y hay hambre en las escuelas. También en los barrios populares de Buenos Aires Capital y otros centros urbanos en el país. Comparados con 2023, son unos 10 millones los niños y niñas que comen menos lácteos y carne Se sabe que las y los peques que padecen hambre, tienen dificultades en el aprendizaje, porque no pueden aprender ni pensar, si antes no comen. El derecho a una alimentación suficiente, sana y nutritiva no es el único derecho vulnerado en nuestras infancias. Veamos algunos de ellos.
Derecho a la salud: El 55,8 % de niños y niñas no cuenta con obra social, mutual ni prepaga, por lo que depende exclusivamente del sistema estatal de salud para recibir atención médica (un sistema que está en crisis por recorte de presupuestos, suspensión de servicios y el ingreso masivo de quienes no pueden sostener las cuotas de medicina privada o han perdido la obra social sindical al quedar despedidos de su trabajo). Derecho a la vivienda: Además del techo seguro, se conforma con tres servicios básicos: acceso a agua corriente, red de cloacas e inodoro con descarga. Un 39,5 % de nuestras niñeces padece o padeció algunos de estos déficits. En el paisaje de la ciudad de Buenos Aires, y también en algunas capitales de provincias, se multiplican las personas y hasta las familias sin techo, con niños y niñas pequeños, incluso con bebés. En lugar de arbitrar soluciones, tanto el Gobierno comunal como el Nacional se mantienen indiferentes; en el caso de la gestión de Jorge Macri en CABA, se las maltrata y persigue para expulsarlas de la ciudad. Derecho a la educación: El 23 % de infantes entre 3 y 5 años se encuentra no escolarizado, y el 82,6 % de niñes y adolescentes entre 6 y 17 años asiste a una escuela de gestión pública.
¿A qué se debe este desastre? Reiteramos: hay partidas disminuidas en los programas aún no desmantelados. Otros, han sido directamente suprimidos. Veamos:
Plan Nacional de Primera Infancia. Se desarticuló. Garantizaba el desarrollo integral de las infancias entre 45 días y 4 años en situación de vulnerabilidad social en todo el país. Dado que los primeros años de vida son los más importantes para el crecimiento de todo ser humano, este Plan Nacional tenía el objetivo de acompañar y fortalecer las diferentes estrategias de cuidado y educación destinadas a proteger esta etapa. A raíz de la firma de convenios con provincias, municipios y organizaciones de la sociedad civil, se profundizaban las políticas de cuidado, se pusieron en marcha nuevos Espacios de Primera Infancia y se fortalecieron los que ya existían. ¿Qué son los Espacios de Primera Infancia (EPI)? Lugares en donde se brinda atención integral, contención y estimulación, para que niñas y niños puedan crecer sanos en cada uno de sus barrios, mientras sus padres o madres trabajan o estudian. Secretaría de Niñez y Familia. Se bajó de jerarquía al ser sustituida por la Subsecretaría de Políticas Familiares. Programa Incluir Salud. Las provincias no reciben los alimentos que incluyen este programa. Como resultado de esto, niños y niñas pobres padecen enfermedades de base, trastornos de aspecto autista, cardiopatías. ESI. Ley de Educación Sexual Integral. Esta ley de avanzada establece que todas las escuelas del país deben tener educación sexual integral en sus planes de estudio, asegurando la transmisión de conocimientos precisos y confiables. Objetivos: Generar actitudes responsables y prevenir problemas relacionados con la salud sexual.
Prevenir abusos y afirmar el respeto de los cuerpos desde la más temprana edad. La igualdad de trato entre hombres y mujeres. Convengamos que la aplicación de esta ley ha sido resistida en la práctica, en no pocos establecimientos educativos de esfera tanto pública como privada, sobre todo en escuelas confesionales. Conectar Igualdad. Se suspendió este Programa del Ministerio de Educación de la República Argentina, creado durante la primera presidencia de CFK, con el objetivo de promover la inclusión digital, democratizar el acceso a los bienes y recursos tecnológicos y disminuir la brecha digital. Ley Lucio. Está paralizada. Se trata de la normativa que se impulsó tras la muerte de Lucio Dupuy, el niño de 5 años asesinado por la madre y su pareja. Está destinada al funcionariado y otros trabajadores y trabajadoras del Estado.
Asegura el buen trato, prevención y detección temprana de la violencia contra niños, niñas y adolescentes (NNyA) y difusión de recursos para asesoramiento, abordaje y denuncia de situaciones de violencia. (Como rúbrica de esta parálisis, en noviembre de 2024, el representante del Gobierno Nacional votó en forma negativa la resolución de la Asamblea anual de las Naciones Unidas para “intensificar los esfuerzos para prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra mujeres y niñas). Ley Brisa. Se recortaron los recursos para la aplicación de esta Ley, cuyos destinatarios son los hijos e hijas de víctimas de femicidios. PAE. Actualmente, suspendido. Es el Programa Nacional de Acompañamiento para el Egreso de jóvenes bajo la tutela del Estado. Consiste en una asignación económica mensual para personas de entre 13 y 21 años, a partir del momento del egreso del dispositivo de cuidado formal, convivencial o con una familia cuidadora.
Pueden permanecer en el programa hasta los 25 años, si acreditan cursar estudios. FONADIS. Hubo vaciamiento, a través de notables ajustes, en el Fondo Nacional para la Inclusión Social de las Personas con Discapacidad, con un programa que financia proyectos y programas para personas con discapacidad. Tecnópolis. Corre el riesgo de ser desmantelada. Desde la llegada de Milei al poder, el parque tiene aperturas sólo por sectores y para eventos específicos, como recitales musicales o exhibiciones deportivas. Esta muestra de ciencia, tecnología, industria y arte, con sede en Argentina, es la más grande de América Latina, y había sido muy concurrida por nuestras niñeces, sobre todo en vacaciones escolares. Museos.
Suprimieron actividades gratuitas, organizadas para las infancias. Las SAD. Un fantasma asedia en la actualidad a los clubes sociales y deportivos barriales, donde niñes y adolescentes se socializan, practican deporte y encuentran un marco amigable y protector , y posibilidades de crecimiento y de fijarse metas, como una alternativa firme e interesante, en lugar de transitar por las calles sin brújula ni proyecto de vida. Además, no pocas veces los clubes barriales han dado cobijo a familias corridas por inundaciones o, en crudas noches de invierno, a personas en situación de calle, o dado oportunidad de poner en práctica la vocación solidaria de sus socios en otro tipo de problemas. Auténticos semilleros populares de deportistas de origen modesto que, en algunos casos alcanzan la fama, como Diego Armando Maradona, Ángel Di María y tantos otros, estas instituciones son ahora codiciados objetos de mercado. Con el ex Presidente Mauricio Macri como mentor, hay planes para convertirlos en sociedades anónimas: las SAD. Para lograrlo, habría que avasallar el reglamento fundacional de la AFA. ¿Lo conseguirán? Surge la pregunta: ¿Un plan malthusiano?
¿Es aventurado suponer que el sistema capitalista, hoy en su versión más cruda y más cruel, se propone reducir la población mundial y frenar el crecimiento demográfico, como venía reclamando hace 200 años el economista británico Thomas Malthus? Argumentaba él que, de seguir creciendo la población mundial, se llegaría a un punto en que no habría comida suficiente para todos, y que por eso avalaba el exterminio mediante las guerras y las pandemias. José Alfredo Martínez de Hoz, ministro estrella de la dictadura de 1976, llegó a decir que en la Argentina sobraba un millón de habitantes. Se quedó corto, en relación a lo dicho por Christine Lagarde, ex titular del FMI, en amistoso diálogo con el entonces presidente Mauricio Macri: “Los jubilados argentinos viven demasiado”. Este sector de nuestra población suma hoy 6,3 millones. El presidente Milei parece haber recogido aquella inquietud, y mediante el despiadado congelamiento de haberes y la anulación de la gratuidad total o parcial de medicamentos reconocida por PAMI, practica con nuestros mayores un metódico genocidio por goteo.
En su desprecio por la teoría malthusiana, Karl Marx rebautizó a su creador como “sicofanta desvergonzado de la clase dominante” (sicofanta: impostor), porque sus teorías, afirmaba, sólo podían ser válidas mientras gobernase la clase privilegiada. En la Argentina de hoy, un presunto plan malthusiano no olvida el otro extremo de la existencia humana. La realidad actual indica que, año a año, día a día, hay cada vez más pobres, que los bolsones de indigencia se van ensanchando y que las muertes por hambre, enfermedad y ataques bélicos crecen en forma exponencial. Las infancias son objeto favorito de esos ataques. Benjamín Netanyahu hace lo suyo en Gaza, territorio palestino avasallado por el Gobierno israelí en su plan de metódico exterminio.
LAS INFANCIAS EN GAZA UNICEF expresa que las víctimas infantiles en Gaza son, “cada vez más, una mancha en nuestra conciencia colectiva”, por lo que ha pedido con insistencia pero sin éxito un alto al fuego inmediato y duradero en Gaza, y un acceso seguro y sin trabas de la ayuda humanitaria. El Estado israelí, comandado por el gobierno del genocida Benjamín Netanyahu, hace oídos sordos. Es más, las niñeces de esa franja palestina son su blanco favorito. Hospitales, escuelas, refugios, hogares familiares con criaturas, son bombardeados sin piedad. Quienes sobreviven al asesinato deben enfrentar, además de su orfandad, mutilaciones, cegueras, quemaduras de alto grado, desesperación. Otros y otras son secuestrados y nada se sabe de su suerte. Urge su liberación inmediata y la exigencia de respeto al derecho internacional humanitario, en el que Netanyahu y su gobierno defecan sin pudor. Estamos asistiendo al infierno en la Tierra, y una parte de lo que llamamos Humanidad parece estar a punto de naturalizarlo.
Lo que los niños y niñas de Gaza, su pueblo y el mundo requieren es algo más que declaraciones. La comunidad internacional debe concretar es un boicot unificado y sostenido a Israel, con un corte de relaciones diplomáticas como inicio.
Son miles los niños y niñas palestinos, incluyendo bebés recién nacidos, que han sido víctimas de las bombas y misiles lanzados por Israel. Si sobreviven, les roban su infancia, les hacen pasar hambre, les arrebatan sus vidas y sus sueños de vivir en paz. Si quieren ir a Jerusalén (al Quds, “la Santa”, en árabe), la encuentran cercada por un muro hostil. Si viven allí, los permisos de salida son reducidos y difíciles de obtener. Y si lo que desean es acceder a esa hermosa ciudad, Patrimonio de la Humanidad, y símbolo de las religiones cristiana, judía e islámica, tendrán que pasar antes por cinco exigentes retenes (“check points”) donde pueden pasar horas de espera, y asistir quizás a un parto, porque hay mujeres embarazadas que son retenidas varias horas antes de recibir la autorización para parir en un hospital.
La contrapartida: la niñez en Cuba
“Los niños son la esperanza del mundo”, dijo el poeta, pensador, periodista, político y revolucionario cubano José Martí. Mientras en varios países del mundo niñas y niños padecen guerras, desplazamientos y trabajos forzados, trata de personas, enfermedades prevenibles (e imprevisibles como el Covid19, sin tratamientos urgentes ni expectativas de nuevas vacunas), abusos sexuales y pornografía y, además, no pueden acceder a los distintos niveles de estudios ni a servicios eficientes de salud, en Cuba las infancias son el bien más preciado de la sociedad, dentro de en un marco legal que no queda en “letra muerta”. Los derechos básicos de la niñez están, sin excepción, garantizados, y las políticas públicas aseguran la atención de todas sus necesidades de crecimiento, como a todos los niveles de educación, ciencia, tecnología, comunicación, cultura, deporte, recreación y participación social, aun en medio de un contexto de severas dificultades económicas originadas por un criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto en 1962 por los EEUU, del que resultan tremendos daños a la población cubana y, dentro de ella, a niñas y niños. La medida coercitiva y unilateral más longeva de la historia es rechazada en forma masiva por la comunidad internacional. Cada año, desde 1992, en la Asamblea Anual de las Naciones Unidas se vota el rechazo al bloqueo, medida de la que la potencia imperialista hace caso omiso. Aun así, la niñez en Cuba crece con alegría y confianza en que sus derechos son respetados, en el seno de un pueblo que resiste todos los asedios, porque defiende la dignidad de vivir como ha elegido.
Con el estímulo del ejemplo cubano, más la memoria de tantas luchas emprendidas por el pueblo argentino ante la injusticia, el despojo y la violencia, abrimos las puertas al año 2025 y renovamos nuestra decisión de contribuir a la construcción de un mundo mejor: más justo, solidario, armónico, pacífico y amable, en el sentido de ser digno de ser amado.