Después del fallo de la Corte Suprema, el ejecutivo presentó un proyecto que pretende establecer por Ley, parámetros epidemiológicos y sanitarios que eviten situaciones como la generada a raíz de la presencialidad en el dictado de clases en la Ciudad. La bancada de JxC adelantó que se opone, a libro cerrado.
El Senado ya tiene a su consideración el proyecto enviado por el ejecutivo, por el que se pretende construir una herramienta previsible para establecer “estrictos parámetros epidemiológicos y sanitarios”, con los que provincias y el Estado nacional, puedan encarar las contingencias que plantea la pandemia, de acuerdo a las competencias de cada jurisdicción.
Se trata de la iniciativa que el presidente, Alberto Fernández, anunció en medio de la controversia entre La Rosada y la Jefatura del Gobierno de la Ciudad por la suspensión de la presencialidad escolar, que derivó en el fallo de la Corte Suprema que bendijo la posición de Horacio Rodríguez Larreta.
Esa decisión judicial, dejó abierta la posibilidad que ahora se precisa por medio de este proyecto de ley, que busca que sea el criterio científico, el que establezca qué tipo de restricciones sanitarias deben tomarse y en qué circunstancias se debe hacerlo.
Esta iniciativa se fundamenta en “las facultades que le da la Constitución Nacional y en los compromisos internacionales que asumió nuestro país” al ejecutivo, entre otros, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
A la hora de fundamentarlo, el ejecutivo explica que este proyecto “distribuye las facultades de tomar decisiones”, entre las jurisdicciones Nacional, los gobiernos provinciales y el de la Ciudad, “otorgando una amplitud de intervenciones para la toma de decisiones respecto de la evolución de la pandemia”.
Por lo que establece que provincias y Ciudad van a seguir “ejerciendo las facultades concurrentes de control y fiscalización” y que la facultad del ejecutivo para ampliar las suyas, queda condicionado “a la previa consulta con las autoridades jurisdiccionales, en los lugares de Alto Riesgo Sanitario y Alarma Epidemiológica”.
Asimismo busca instituir que las autoridades de las jurisdicciones locales podrán disponer medidas focalizadas en sitios de población de menos de cuarenta mil personas y de Medio Riesgo Epidemiológico y Sanitario. En los lugares de Alto Riesgo, podrían establecer restricciones adicionales.
La idea del proyecto es aclarar criterios epidemiológicos y sanitarios universales. Y para ello establece que el ejecutivo nacional puede adoptar medidas temporales que tienen que revisarse cada 21 días, al tiempo que especifica que, si prospera la iniciativa, la ley correspondiente va a estar vigente mientras rija la emergencia pública en materia sanitaria por el Covid-19.
Pulsión
En síntesis, lo que hizo el ejecutivo nacional, es tomar el fallo de la Corte sobre el Decreto 241 y, en base a lo que sugiere y autoriza ese texto, elaboró un proyecto para superar la controversia y hacer previsible el abordaje de una pandemia que plantea un escenario extraordinario.
La iniciativa tiene antecedentes en otros países, como el proyecto que elaboró hace poco Angela Merkel, que propone un esquema mucho más estricto para Alemania.
Pero pese a esto, cuando todavía ni siquiera había entrado al Congreso, desde el bloque de Juntos por el Cambio (JxC), le saltaron a la yugular. Y lo hicieron desde la propia bancada legislativa, parte de los liderazgos de ese espacio y las bocas de expendio de los principales conglomerados massmediáticos con los que actúa en tándem.
A cualquiera que lea el texto, le va a quedar claro que la cosa no va de superpoderes o algo por el estilo, que es el centro del argumento que esgrime el bloque de JxC que, pese a esto, hasta ahora no presentó alguna idea para modificarlo o un proyecto alternativo.
Es que enfrascados en la lógica del “quilombo y la foto” (Ver Yendo del quilombo a la foto), desde el bloque que tiene su expresión política en JxC, apuestan a que se rompa todo (Ver Romper todo) y lo hacen cuando el incremento de la provisión de vacunas, comienza a anunciar la posibilidad cierta de una salida a la actual situación.
Es que desde su propio proceso constitutivo, por medio de este espacio la derecha logró interpelar a un sujeto social al que su propio individualismo, habitualmente lleva a la dispersión, para convertirlo en un bloque identitario bastante homogéneo con cierta mística, estética y hasta con algo de carácter epopéyico que la insustancialidad de sus bases argumentales no logra opacar.
Desde ahí exhibe capacidad para construir movimiento de masas galvanizadas identitariamente que imponen condiciones, incluso, a parte de su propio liderazgo político partidario. Así, lo que tuvo su origen en la violencia cacerolera que estalló durante 2008, hoy exhibe un cuerpo mucho más complejo y peligroso.
Esto que lejos está de ser un fenómeno exclusivamente local, muestra durante la pandemia una de las caras más criminógenos del capitalismo.
Desde las primeras marchas que juntaron “libertarios” y terraplanistas, hasta las giras PRO-contagio de Patricia Bullrich, siempre el objetivo estuvo puesto en horadar al gobierno, favoreciendo condiciones que ayuden a que fracase cualquier estrategia sanitaria de prevención contra la propagación del Covid-19.
Por eso la banalización del peligro que implica la pandemia, que todavía siguen vendiendo las propaladoras de los principales conglomerados de la massmedia.
Ahora, ante el proyecto del ejecutivo, reapareció Elisa Carrió, esta vez, para amenazar con que va a denunciar a sus autores como “infames traidores a la Patria”. Y lo hizo ante periodistas que lejos de preguntar “¿por qué?”, la miran como si estuviera enunciando una verdad rebelada. Es el mismo rictus que adoptaron cuando la propia Carrió dijo que “la vacuna rusa” es veneno y ante la runfla que desde hace un año intenta vender soluciones mágicas como la hidroxicloroquina.
Durante estos días, India es el epicentro mundial de los contagios de Covid-19. Y es precisamente ahí donde, con anclaje en ciertos atavismos, la desesperación lleva a que se extienda la creencia de que para protegerse del virus, nada mejor que cubrirse con mierda de vaca. Esperemos que los legisladores de JxC no tomen nota de esto y por lo menos esta vez, atiendan la opinión de la ciencia antes que a sus pulsiones más primitivas.