Ariel Gravano, Gloria de la Vega y Pancho Cabral, artistas y referentes culturales inscritos en la gran tradición nacional del arte popular, dialogaron con Nuestra Propuesta para poner sobre la mesa la difícil situación que atraviesa la producción cultural argentina, sistemáticamente atacada por el gobierno de Milei.
Artistas populares, trabajadores y productores culturales no escapan a la situación general que atraviesa el país: ajuste, represión e incremento galopante de la carestía de la vida. Pero también, dentro del panorama general, la cultura es uno de los blancos predilectos del gobierno nacional, que destruye organismos públicos, desfinancia herramientas legales conquistadas a fuerza de lucha y trabajo y expulsa a artistas y científicos de sus espacios orgánicos de producción. El objetivo es claro: entregar la soberanía nacional a cambio de dólares para la estafa de la timba financiera y esmerilar la identidad popular del país, vinculada a la defensa de los derechos humanos y el desarrollo de sus instituciones científicas y culturales. Estos fueron algunos de los aspectos que referentes culturales del país remarcaron a Nuestra Propuesta como características centrales de la situación que atraviesan en la actualidad los artistas populares y, en general, la población que con los recortes en cultura ve vulnerado su derecho a la cultura.
Uno de los referentes consultados por Nuestra Propuesta fue Ariel Gravano, antropólogo, trabajador del Conicet y artista popular, que integró el Quinteto Tiempo. “La cultura siempre es pública, no puede no serlo. Una forma de saludo, un rito de arrullo, un canto de cancha, siempre encierran poesía, símbolos y valores compartidos públicamente, como todas las obras artísticas clásicas, modernas y hasta comerciales”, señaló respecto a la importancia de los asuntos en cuestión.
Luego agregó: “el gobierno anarco-capitalista invoca la destrucción del Estado, pero en realidad está operando mediante el Estado para aniquilar lo público y convertir todo lo viviente en asunto de privados. Esa es su contradictoria ‘batalla cultural’, que en realidad se agita como fetiche para esconder siempre negociados privados del propio gobierno. Es el capitalismo al desnudo, con libertad para explotar y apropiarse del tiempo y las vidas, incluso segando el sobrante”.
Dentro de ese contexto, dijo que “los recortes en cultura, salud, educación y todo lo que garantice la vida plena y digna se explican por esta apropiación de lo público y la entrega de soberanía nacional mediante los aparatos estatales de gobierno”.
Por su parte Gloria de la Vega, cantante popular riojana, detalló la difícil situación que atraviesan los artistas en el día a día, como trabajadores de la cultura. En la cotidianidad “estamos todos tratando de ver cómo resolver el día a día, juntándonos para frenar la pérdida de derechos”; mientras “lamentablemente vemos como una parte de la dirigencia política de este país se dedica a perder el tiempo con discusiones vanas e internas. La sensación de hartazgo es muy fuerte”, confesó.
“La sensación desde que asumió Milei es que tenemos de presidente a un demente que decidió dinamitar el país y que a lo único que podemos apelar es a juntar los pedazos sueltos que deja la explosión, fragmentos de construcciones que nos costaron muchos años y esfuerzo” amplió en su testimonio y remarcó: “como podemos, con las herramientas que tenemos, tratamos de dar la batalla; pero como dice Gieco, el león es grande y pisa fuerte”, describió De la Vega, parafraseando la letra de “Sólo le pido a Dios”. El premio mayor que busca el gobierno es “desfinanciar a la cultura, que es una de las formas, más eficaces, de matar a un pueblo, de desarticular un espacio fundamental de expresión popular, espacio que sin recursos no puede funcionar correctamente”, afirmó la cantante.
Hoy, lo que se sostiene en funcionamiento y resistiendo son “los espacios autogestivos, grupos de artistas y trabajadores, que ponemos todo de nosotros y nosotras”. Pero aclaró que la situación es apremiante, dado que “no hay trabajo porque no hay recursos”. Dentro de este contexto, “se hace difícil sostener proyectos, mantener y mejorar los instrumentos y equipos, comprar las herramientas para sostener una batería, por ejemplo. Todos los insumos son caros; entre la inflación y la desfinanciación, la combinación es letal para la cultura. A todo ello hay que sumarle que nuestro trabajo se devaluó a la vez que la vida, como a todos, se nos encareció muchísimo”.
Por último, Pancho Cabral, cantautor y poeta, militante del Partido Comunista de La Rioja, entonó con fuerza sus ideas. Sostuvo que “los argentinos tenemos muchísimo para criticar a este gobierno entreguista”. Se trata de “un gobierno que entrega día a día los derechos de los trabajadores, ataca a la educación, retira subsidios a universidades, los remedios a los enfermos oncológicos, ataca a los jubilados, cierran comedores escolares, esconde los depósitos con mercadería y la lista así puede ampliarse al infinito”. Dentro de este ataque total y generalizado, la cultura es un objetivo privilegiado por el gobierno: “ataca al cine, al teatro, la música”. Su estrategia política es entregar soberanía a cambio de dólares. Así, explicó Cabral, “el ataque sistemático adquiere la forma de una gran ofensiva contra la identidad del país y sus componentes esenciales: la soberanía, la defensa de los derechos humanos, sus instituciones culturales, etc.”. Y concluyó: “es un ataque contra la inteligencia de los creadores de la riqueza en el país, contra la cultura del pueblo”.