El FMI emitió un comunicado en el que admite que la deuda argentina, contraída por el gobierno de Macri, “no es sostenible” y en el que pide a los acreedores privados una quita “considerable”, quita que no está dispuesto a hacer con el crédito que otorgó al gobierno de Cambiemos. ¿Por qué ahora el Fondo admite la insostenibilidad de una deuda que promovió hasta hace pocos meses?
En el marco de las negociaciones que encabeza el ministro de Economía, Martín Guzmán, con el Fondo Monetario Internacional, la entidad que preside Kristalina Georgieva emitió un comunicado en el que sostiene que “la deuda de Argentina no es sostenible” y pide “una contribución apreciable de los acreedores privados”, debido a que “no es económicamente ni políticamente factible” pagar la deuda a los acreedores privados.
El comunicado del Fondo supone un reconocimiento a la posición del gobierno argentino que, desde el comienzo del período de negociación, insiste en instalar que la deuda tal como está estructura, es imposible de afrontar. En ese sentido, el presidente Alberto Fernández afirmó en las últimas horas: “celebro que el FMI reconozca la posición argentina”.
La posición del Fondo, que a muchos parece sorpresiva, no contiene la más mínima autocrítica sobre su papel durante el gobierno de Macri, especialmente, entre 2018 y 2019, cuando desembolsó, de forma récord, casi 57 mil millones de dólares y fijó un plan de pagos imposible de afrontar. También, dejó en claro que respecto a la deuda que el país tiene con la entidad, no acepta quitas ni “reperfilamientos” de ninguna índole.
En este punto resuenan las palabras que hace dos semanas pronunció la vicepresidente Cristina Fernández en la Feria del Libro de La Habana, cuando sentenció con relación al Fondo y al gobierno de Macri que “cuando te prestan y te comprometes a devolver en un plazo que cualquiera que tenga una mínima idea de la economía sabe que no vas a cumplir, estamos ante un plan, más que de endeudamiento, de subordinación definitiva del país a intereses que no son los nuestros”.
En el marco de la Fería del Libro de La Habana, la vicepresidente remarcó la necesidad de “determinar para qué se le prestó a Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri”, esto es, investigar la deuda que el macrismo contrajo, en sintonía con el planteo del Partido Comunista de Argentina que desde un primer momento plantea una investigación sobre la deuda externa, con el propósito de establecer qué se hizo con el dinero y qué relación tuvo con la fuga de capitales más grande que sufrió el país en dos décadas.
Respecto a esto última, Cristina Fernández remarcaba en La Habana que “no fue un préstamo para hacer represas, carreteras, programas ni obras de infraestructura” y agregaba que el dinero “acá se prestó para que se fugara”. Por lo que enfatizaba que “la fuga fue por varios agujeros, por un lado al mundo estrictamente de la especulación financiera y por otra parte, a las tarifas convertidas en pesos y luego en dólares para llevárselos afuera”.
El diagnóstico realizado por la vicepresidente y el posterior comunicado del Fondo deja en claro que la deuda no solo es impagable, sino que existen argumentos para plantear en términos políticos y económicos su ilegitimidad y, por tanto, su desconocimiento. Acaso, que el Fondo considere “no sostenible” la deuda externa que ellos mismos promovieron hace apenas año y medio bajo el argumento, junto al macrismo, de que la Argentina podía afrontarlo ¿no es motivo suficiente para plantear, de cara a toda la sociedad, el carácter ilegítimo de la misma? ¿Por qué el Fondo emite ahora este comunicado? ¿Qué cambió?
Si se lee apenas entre líneas, puede observarse como el Fondo —que insistimos, advierte que no acepta quitas de ningún tipo en los créditos que otorga— le pide a los tenedores privados de bonos que bajen la presión sobre el gobierno argentino para que pueda pagarle todo a ellos y, que ahora mismo, es momento de contener las pretensiones después de haber hecho durante cuatro años negocios con la bicileta financiera como en ninguna otra parte del planeta, sin ningún tipo de control e impuesto, en dólares y a tasas irrepetibles.
Es decir, el comunicado del Fondo es más un mensaje para los acreedores privados que otra cosa. En la vereda de enfrente, el gobierno debe dar señales más claras y contundentes a los jubilados, trabajadores, pequeñas y medianas empresas, es decir, a todo el conjunto social que durante los cuatro años de macrismo fueron perjudicados notablemente. Una vez más, hay que repetir hasta el cansancio: la deuda es con el pueblo.