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Voz propia
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Rogelio Roldán es un dirigente del PC de San Juan y un agudo observador de la realidad. Y con esta columna deja inaugurada esta sección que con la participación de diversos autores y variadas reflexiones, está llamada a enriquecer las páginas de Nuestra Propuesta.

“Robar es delito, pero arruinar a un país es traición a la Patria”.

General José de San Martín.

En plena decadencia del imperialismo es notorio un gran problema para el sistema capitalista: la financiarización, que es especulativa y antiproductiva, impide la realización del ciclo del capital y su reproducción ampliada, haciendo así más aguda la tendencia decreciente -que es permanente y a ritmo acelerado- de la tasa de ganancia. Esto genera crisis, a esta altura ya no solo cíclica, sino civilizatoria. Todo indica que el resultado de la misma es la tendencia -alentada desde los mandos del gran capital concentrado- a la fascistización total de las relaciones económicas, sociales y políticas.

Fenómeno este visible en la militarización agravada de las relaciones internacionales (hay varias guerras hoy en el mundo, las peores son las de la Otan contra la Federación Rusa, usando sangre ucraniana, el genocidio del sionismo contra el hermano pueblo palestino y contra Hezbollah en el Líbano más las guerras en el Sahel africano). Se suma la agresión constante de EE.UU., con un belicismo cada vez mayor, precedido de una escalada de bombardeos masivos, a los pueblos y países que resisten; la criminalización de la pobreza, la judicialización del conflicto social y la policialización de la seguridad y los autogobiernos policiales (verdaderas mafias de malandras organizados) en la política interna de la mayoría de los países.

Ideológica y culturalmente esto se verifica en la manipulación de los consensos pasivos vía monopolios mediáticos, que instalan la antipolítica, el racismo, la discriminación, la intolerancia y el miedo como pauta de conducta social e individual. Miedo y, por ende, desconfianza y recelo a todo lo distinto, a quienes piensan diferente, a lo que se responde con agresividad. En suma, un grado gigantesco de alienación de las fuerzas productivas sociales y de la subjetividad popular por el sistema capitalista en crisis. Algunos creen que la “salida” es el posibilismo, el mirar para otro lado haciendo la plancha. Otros -cada vez más, ya no sólo los que somos “setentistas jurásicos”- apostamos a una lucha integral contra la reacción planetaria. Muchas almas cándidas repiten -sin análisis crítico alguno- todo lo que dice la manufactura del consenso pasivo para encubrir que hoy Argentina es un país en descomposición. Este es el escenario buscado por las clases dominantes.

El gobierno de ocupación al servicio del gran capital financiero especulativo global, no tiene plan económico, sólo maniobras financieras y fiscalistas. En muy poco tiempo ocasionó el descalabro de la economía, con devaluación y ajuste brutal, más una recesión provocada enfilada a destruir la industria, el empleo, el salario, la educación, la universidad pública y el Conicet, la previsión social y el mercado interno, a lo que se agrega la entrega lacayuna del patrimonio nacional, con el fin de convertirnos en una factoría colonial extractivista, sin nada de valor agregado y muy bajo nivel de empleo. Esto se ejecuta por medio de decretos de “necesidad y urgencia” -la necesidad y urgencia de las trasnacionales- y la nefasta “ley” Gases -no Bases-, todo absolutamente anticonstitucional.

Lo sintetizó el cipayo mayor en su discurso a la gran patronal: “achico el gasto público para agrandar el bolsillo de ustedes”. A confesión de parte relevo de pruebas.

Indigna ver la liviandad con que estos cipayos liquidan los organismos que protegen los derechos populares, y más indigna ver su interna por la repartija de negociados, todo en medio del crecimiento en flecha de la caída del consumo y de la pobreza y la indigencia, que golpean más duramente a los niños y niñas y a la tercera edad.

Semejante desastre se apalanca en una frondosa legislación represiva (también por decreto) al mando de la veleta cabo 1° Bullrich. Esta fascista se desvive por complacer al Comando Sur yanqui, adoptando su teoría de las “Nuevas Amenazas”, que vino a reemplazar a la desprestigiada “doctrina de seguridad nacional”.

En esos enfoques basa su accionar tratando de “organizaciones terroristas” a los sindicatos y movimientos sociales, a los jubilados, a los pueblos originarios, en particular a los hermanos mapuches, a quienes ataca para entregar sus tierras ancestrales a piratas extranjeros como Joe Lewis y otros magnates que compran tierras, a precio vil, en áreas de frontera, lo que está prohibido por ley. Ni hablar de su obsesión por la baja de edad de imputabilidad y por imponer la “doctrina Chocobar”, consagratoria de la impunidad.

La Correpi denunció que: “A diferencia de la represión política, que selecciona cuidadosamente sus blancos, la represión preventiva, con herramientas como el gatillo fácil, se abate en forma aparentemente indiscriminada sobre la población, con un alto grado de selectividad que no es otro que la pertenencia de clase. El gatillo fácil, la aplicación sistemática de torturas a detenidos legal o ilegalmente, y las facultades policiales para detener personas arbitrariamente, son las tres modalidades básicas de esa forma represiva que tiene por objetivo imponer el control social sobre las grandes mayorías que deben ser disciplinadas para que acepten, como natural, su subordinación a la clase dominante”. Todo esto es otro “aporte” de la ministra de inseguridad, admiradora de los métodos del Mossad sionista.

Este gobierno de ocupación hace culto del espionaje -1.100 millones de dólares para la Side-, de la desinformación -efectiva arma de guerra del fascismo-, del insulto, el oscurantismo y la mediocridad fogoneados desde las redes antisociales por provocadores pagos, con lo que logró destruir la subjetividad de una ancha franja del pueblo, aunque la fallida cadena nacional con un remedo de presupuesto 2025 y el minúsculo acto del Parque Lezama empezó a mostrar el hartazgo.

Párrafo destacado merece su negacionismo y su apología de la dictadura genocida. Botones de muestra: las escandalosas visitas de los diputados mileístas a los genocidas presos para armar una o varias estrategias para indultarlos; accionar similar de la vicepresidenta Villarruel; cierre de los sitios de Derechos Humanos; intento de destruir los archivos del terrorismo de estado por parte de los ministros Petri, Cúneo Libarona y de la cabo 1° Bullrich; intento de reforma del Banco de Datos Genéticos vinculados a los delitos contra la integridad sexual, más el programa de Entrega Voluntaria de Armas para permitir la libre portación.

Sumemos que el fascista que encabeza la propaganda gubernamental, Agustín Lage, insultó en las redes a las Madres de Plaza de Mayo y dijo que sus hijos estaban “bien muertos”. Justificó y reivindicó las prácticas -incluidas las violaciones sexuales- del Terrorismo de Estado. Esto es apología de la violencia, lo que constituye delito.

Otra perlita de estos cipayos es su subordinación lacayuna a la política exterior belicista del imperialismo. Además de meter el país en el grupo Ramstein, de apoyo a los nazis ucranianos; de pedir el ingreso a la Otan; de pretender que el Congreso autorice la entrada libre de tropas extranjeras y de apoyar el genocidio del sionismo al pueblo palestino, en la asamblea de la ONU declaró terminar con la neutralidad argentina. Vale decir que nos mete como carne de cañón en guerras ajenas, lo que ya costó dos atentados terroristas.

Muy alto en el ranking de la infamia están los cuatro cortesanos, que dejan pasar omitiendo su deber de funcionarios públicos de hacer cumplir la Constitución, totalmente violada por esta runfla de vendepatrias. Ídem la cueva de Inodoro Pro, cooptada por la “embassy” y el gran capital trasnacional a través del macrismo. Esta situación se repite hacia la mayoría de las instancias inferiores. Hoy no hay Justicia en el país, hay un poder perjudicial que es necesario desarmar por completo, de lo contrario jamás se terminará con la impunidad de las clases dominantes.

Sumo a la infamia la complicidad de la oposición seudo “dialoguista”, verdaderos colaboracionistas a cambio de migajas. Resulta útil denunciar constantemente estas características para que el campo popular ubique con precisión al enemigo de la Patria y del pueblo y pueda constituir una alternativa real de poder popular, de modo que un nuevo gobierno realmente popular barra con esta infamia y terminen presos y confiscados todos sus bienes mal habidos.

La misma debemos construirla desde abajo, con lo más dinámico y digno de nuestro pueblo. Ningún partido patronal lo hará, sólo se dedican a pactar por sus intereses de clase o familiares y/o personales, con la excusa del capitalismo “humano”, que no solo fracasó, sino que ya no existe.

Tampoco se jugarán los seudo líderes enojados que hablan de “dejarse de patalear, el DNU es constitucional”, mucho menos la burocracia de la CGT, siempre negociando en defensa de sus cajas, contra los trabajadores.

Lo lograremos con una política de construcción de bases de poder popular en marcha hacia la rebelión popular. Única forma de derrotar al fascismo, de superar el posibilismo y de avanzar hacia la Patria Grande Nuestroamericana, antiimperialista, anticapitalista y por el socialismo.