Se trata de crímenes de lesa humanidad perpetrados en Salta contra trabajadores de esta empresa de transportes de pasajeros durante la última dictadura cívico-militar.
“Levin representa la prueba irrefutable de la utilización de las fuerzas nazifascistas de policías y militares del golpe cívico-militar-eclesiástico, que hicieron empresarios para exterminar a los que se atrevían a reclamar por derechos laborales”, recalcó desde el Partido Comunista de Salta Arturo Bordón, al referirse a la reciente decisión de la Cámara Nacional de Casación que confirmó las condenas a dieciséis años que pesan sobre el ex comisario Víctor Hugo Almirón y el ejecutivo de La Veloz Antonio Grueso, por los secuestros y torturas perpetrados contra dieciséis trabajadores de la empresa que pertenecía a Marcos Levin.
Se trata de La Veloz del Norte cuyo titular fue condenado en primera instancia, pero como falleció en 2024 Casación declaró extinguida la acusación que pesaba en su contra. “Son empresarios que fueron cómplices de la dictadura cívico-militar, pero después en democracia se reciclaron presentándose como exitosos empresarios”, denunció Bordón y recordó que el propio Levin “fue responsable de crímenes durante la dictadura y después se presentó como un empresario de los rubros gastronómico, turismo y transporte, entre otros, con lo que acumuló mucho poder, pero tenía las manos resucias de sangre”.
Así las cosas, Levin se convirtió en el primer empresario que fue condenado en el país por su participación en el terrorismo de Estado perpetrado en el contexto del Genocidio Argentino, por la detención ilegal y las torturas a quien entonces era delegado gremial de la UTA en la empresa, Víctor Cobos. Por este mismo delito fueron condenados a prisión Almirón y Grueso, también los policías Víctor Hugo Bocos y Enrique Víctor Cardozo. Levin y La Veloz también aparecen involucrados en una segunda causa tramitada por la persecución a empleados de la empresa que en su reciente fallo Casación declaró como delitos de lesa humanidad.
Levin y la estructura en la que participaban Grueso y los policías, representa un caso paradigmático del carácter simbiótico que durante la última dictadura tuvo la corporación empresarial con las fuerzas armadas y policiales, algo que queda expuesto con lo sucedido entre el 20 y 24 de enero de 1977 cuando al menos diecisiete trabajadores de La Veloz que llevaban a cabo reclamos laborales, la mayoría afiliados a la UTA, fueron detenidos y llevados a la Comisaría Cuarta donde fueron torturados.