Con la confirmación del bono de fin de año para los jubilados y pensionados que cobran la mínima, el Gobierno sostiene por tercer año consecutivo la política de darle un empujoncito final a los ingresos en la lucha contra la inflación. El bono es bienvenido pero ¿puede ser una política de Estado?
Cuando el Indec dio a conocer el índice de precios al consumidor de noviembre, el Gobierno tuvo un respiro: 2, 5 por ciento, un punto menos que el mes anterior y la certeza de que las medidas sobre los precios, basada en acuerdos a corto plazo con empresarios de rubros claves, podían tener buenos resultados.
Fin de año siempre es un momento especial y con la esperanza de que los precios no se disparen en diciembre, el ala “económica” del Gabinete espera que la inflación anual finalmente ronde el cincuenta por ciento, muy por encima de lo que calculó el ministro Guzmán en el Presupuesto 2021.
Ayer, el presidente Alberto Fernández, confirmó que una parte del universo de jubilados y quienes perciben asignaciones recibirán un bono de fin de año. Sin IFE 4 y sin ingreso universal, tal como se había pensado en algún momento, por tercer año consecutivo el gobierno nacional apuesta a pagar un bono que a fin de cuentas equilibre los ingresos de los sectores más postergados frente a la inflación galopante que afecta al país.
El bono será de hasta ocho mil pesos y estará destinado a jubilados, pensionados y titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y Asignación Universal por Embarazo (AUE). En el caso de jubilados y pensionados llegaría después de lo que fue el cuarto y último aumento del año establecido por la ley de movilidad vigente.
Esa recomposición fue del 12,1 por ciento. En total, la jubilación mínima es de 29.062 pesos, suma que percibe algo más de 4,3 millones de personas.
Así, en el acumulado, los jubilados y pensionados van a cerrar el año con una recomposición de sus haberes del 52,7 por ciento. De esto modo, se superará entre dos y tres puntos a la inflación promedio: no es poco pero no alcanza.
En resumen, el bono de ocho mil pesos será para las jubilaciones y pensiones de hasta 29.062 pesos, en tanto, aquellos que tengan ingresos previsionales entre un haber de 29.062 pesos y 37.062 pesos, recibirán la diferencia hasta completar este último monto.
El universo de beneficiarios del bono es grande pero acotado. Por disposición de la Anses, en el marco de la política de austeridad fiscal que caracterizó a 2021, el bono va a alcanzar a los cuatro millones y medio de personas que cobran la jubilación mínima en el marco del Sistema Integrado Previsional Argentino (Sipa).
El Sipa alcanza a poco más del 63 por ciento del total de jubilados del país y dentro de este universo solo cobrarán este bono aquellos jubilados y pensionados que perciben la mínima ¿Un jubilado que cobra 37 mil pesos, poco más que un salario mínimo, vital y móvil no merece el bono?