Falleció Edgardo Form, un referente clave del movimiento cooperativo, ex legislador y miembro del Comité Central del PC.
Ayer martes falleció Edgardo Form, quien desde muy joven, vivió una vida atravesada por la militancia comprometida con los ideales de la solidaridad, algo que plasmó tempranamente en La Fede y el Partido Comunista, donde más tarde integró el Comité Central. Pero también en el movimiento cooperativista que lo tuvo como uno de sus principales dirigentes, por más de cuarenta años.
Edgardo Form fue durante toda su vida un convencido promotor de la idea de que, como sistema, el capitalismo ya exhibió sobradamente sus limitaciones y atrocidades, por lo que es preciso construir experiencias revolucionarias que lo superen. Y en esto trabajó toda su vida, sin descanso.
Por eso Edgardo fue durante todas estas décadas un innegable referente del cooperativismo y el asociativismo, lo que lo llevó a presidir el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, al tiempo que se desenvolvió como representante alterno por el movimiento cooperativo argentino, en la Regional Américas del Consejo Consultivo de la Alianza Cooperativa Internacional y como presidente en la Confederación Cooperativa de la República Argentina.
Y esta misma mirada fue la llevó a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, donde la banca a la que accedió por el Partido Solidario, fue un espacio desde el que el asociativismo, el cooperativismo y la economía popular tuvieron su propia voz.
Y, por encima de todo esto, Edgardo fue un gran comunicador y maestro. Su voz de tono robusto fue el sello distintivo del microprograma radiofónico del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Pero, asimismo, una puerta que se abría a comentarios agudos, sensatos y profundos que siempre mostraban una mirada reflexiva y alternativa sobre la realidad política y social.
Con Edgardo Form, parte un militante y luchador, un tipo convencido de que al capitalismo se lo derrota cada día, poniendo las ideas en acto. Y eso fue lo que hizo en todo momento.
Pero también se fue aquel amable caballero comunista, ese tipo atildado de palabras precisas y acertadas, moderado en sus formas, pero tesonero, inclaudicable y consecuente con el ideario revolucionario.