La Corriente Liberación de Universidad, Ciencia y Tecnología también dijo presente durante la jornada de ayer. “Fue una movilización masiva e histórica” dijo el investigador y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, Mariano del Pópolo, mientras que Nuria Gíniger recalcó que “la universidad pública y gratuita es un límite que nuestro pueblo mantiene como bandera intocable”.
Uno de los objetivos de la Presidencia Milei es destruir la estructura científico tecnológica que los argentinos construyeron durante muchas décadas y que es un signo distintivo de la sociedad argentina, sobre todo desde que en 1958 se creara el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en base a la tarea que ya venía desarrollando el Conityc, que integra a más de una decena de áreas del sistema de ciencia y tecnología.
Cabe recordar que con su llegada a La Rosada, Milei degradó a Secretaría el Ministerio de Ciencia, poniendo al frente al administrador de empresas Alejandro Cosentino, quien carece de experiencia en el terreno científico, en tanto que para el Conicet eligió al veterinario que clonó sus mascotas, Daniel Salamone.
El Conicet incluye a 28 mil trabajadores entre los que hay investigadores, becarios de doctorado y posdoctorado, técnicos y personal administrativo de los que cerca de diez mil se desempeñan bajo contratos temporales renovables año a año. Desde que asumió Milei, ya hubo en el Conicet más de 150 despedidos.
“Hay un límite que nuestro pueblo mantiene como bandera intocable: la universidad pública, gratuita”, recalcó Nuria Giniger, quien es investigadora del Conicet e integra la Corriente Liberación de Universidad, Ciencia y Tecnología. Y tras recordar hitos de resistencia protagonizados por la comunidad universitaria como la Reforma del 18, el Cordobazo, la reacción que volteó el ajuste de Ricardo López Murphy en 2001 y la resistencia al macrismo del 2018”, puntualizó que “esta universidad del pueblo es la que se defiende, porque allí trabajamos docentes, investigadores del Conicet, no docentes y la habitan estudiantes de todas las clases sociales para construir una sociedad justa y libre de verdad”.
Y, en esta dirección, celebró que “el movimiento universitario se haya puesto de pie, para decirle basta a la crueldad planificada de Milei”, por lo que “hoy es el comienzo del fin del gobierno más horrible que conocimos”.
Por su parte, el investigador y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, Mariano del Pópolo, resaltó “la movilización masiva e histórica, de unidad entre trabajadores de la universidad, estudiantes y en general del movimiento obrero organizado con los estudiantes”, algo que “no sucedía de forma tan contundente desde hacía mucho tiempo” y añadió que “esto constituye un hecho que hace recordar épocas de altos grados de organización y de consciencia de la clase trabajadora como el Cordobazo”.
En tal sentido, sostuvo que “esto es muy positivo”, ya que representa “plantar bandera en defensa de la universidad pública contra los ataques constantes y sistemáticos del gobierno de Milei que desfinancia e intenta echar por tierra todo lo conseguido en materia de acceso a la educación superior de calidad”. Pero también “esta jornada permitió confluir a distintos sectores que hoy resistimos en forma disgregada y sin coordinaciones ante esos ataques”.
De ahí que, sin dudarlo, puntualizó que se trató de “una movida unitaria importantísima y fue una prueba de fuego para el movimiento estudiantil, que demostró su capacidad de organización desde sus propias bases”, dijo Del Pópolo y remarcó que el hecho de que la jornada haya sumado a las tres centrales sindicales “plantea una perspectiva de futuro muy positiva para todas las luchas que está dando la clase trabajadora en argentina, entre ellas, las que tienen como protagonista a la comunidad universitaria, vinculada con el ahogo presupuestario y la intención gubernamental de echar por tierra el acceso universal y gratuito a la universidad pública”.
Y sin dudarlo hizo hincapié en que “quienes somos trabajadores del Conicet estamos inmersos en un proceso de organización y de mucha movilización que comienza a tener frutos”, que sale al cruce de “una ofensiva brutal de los sectores dominantes contra la clase trabajadora que busca eliminar lo común, lo público, y ahí entran el Conicet y la universidad que son íconos de lo que le pertenece al pueblo, además de un avance en el desarrollo de su conciencia, capacidades y saberes técnicos y profesionales”.