Crece el hambre en la región. Vicentin y la formación de precios ¿Mientras tanto qué estará pasando con la economía popular?
Casi 84 millones de personas en situación de pobreza extrema de los que catorce millones pasan hambre, es parte del saldo de la profundización de la crisis que precipitó la pandemia, de acuerdo a datos que revela un trabajo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Al respecto, el subdirector general de la FAO, Julio Berdegué, recalcó que la situación regional empeora considerablemente por la pandemia, lo que plantea una caída prevista del PIB de 5,3 por ciento, después de siete años de bajo crecimiento.
Así las cosas, de acuerdo a la FAO, se prevé que el crecimiento de la pobreza en la región afecte a más de 16 millones de personas, que se suman a las 67 millones que ya contabilizaba la organización.
“La población en pobreza extrema aumentaría en 10,7 millones en áreas urbanas y 5,7 millones en áreas rurales”, hasta 53,4 y 30 millones, respectivamente, proyectó.
Tras lo que recordó que los precios de alimentos aumentaron por encima del promedio general, “sobre todo a partir de mediados de febrero, cuando se redujo la movilidad y hubo mayor incertidumbre”, a la vez que mencionó el impacto de las devaluaciones monetarias.
En lo que va de junio, en Argentina, el alza del precio de la canasta básica de alimentos fue del 5,71 por ciento, según el relevamiento que hace la Asociación Consumidores Libres (ACL) que preside Héctor Polino que señala que las peores subas se ubican en algunas verduras, frutas, cortes de carne y pan.
Esta tendencia se suma a la suba registrada durante mayo, que de acuerdo a ACL fue del 5,42 por ciento, pese a que el Índice de Precios al Consumidor de ese mes que hizo el Indec fue de 1,5 por ciento, a raíz del impacto que tienen otros precios de la economía que están regulados y congelados.
¡Era por abajo!
Es en este contexto en el que cobra relevancia la decisión gubernamental intervenir en la situación de Vicentin, para preservar la fuente laboral y garantizar que cerca de tres mil pequeños productores agropecuarios puedan cobrar.
Pero también a la hora de abrir la posibilidad de que el Estado intervenga, desde una posición de referencia, en un segmento clave para la formación de precios de la cadena de alimentos.
“El proyecto de ley de expropiación de la empresa, es un avance en el camino hacia una soberanía alimentaria nacional y poner fin a los grandes monopolios especuladores que lucran con el hambre del pueblo”, recalcó de la CTA provincia de Buenos Aires, Roberto Baradel, al apoyar el rescate de Vicentin por parte del Estado.
Al respecto, señaló que la decisión de Alberto Fernández “no se trata de una expropiación caprichosa sino del rescate de una empresa que se venía a pique y ya había presentado quiebra”.
Tras lo que recordó que “la intervención y expropiación permitirá que la empresa continúe operando y lleve tranquilidad a los miles de empleados de Vicentin y cerca de tres mil pequeños productores rurales que abastecen a la cerealera”.
Asimismo, Baradel lamentó que desde la oposición se critique la medida y no a los empresarios que vaciaron la empresa, fugaron divisas al extranjero y “dilapidaron el dinero de los argentinos”, en referencia al millonario préstamo otorgado por el Banco Nación.
Otro dato interesante que, en este sentido, deja este tiempo de pandemia, se desprende de un relevamiento realizado por la subsecretaría de Economía Popular del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires.
El trabajo hecho en 44 municipios bonaerenses, da cuenta de que la economía popular incrementó su actividad y ventas aún con las restricciones que impone el contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
¿Qué quiere decir esto? Sencillo que este sector de la economía vuelve a exhibir que, a escala, es capaz de generar trabajo y producir alimentos sanos, de calidad y a precio justo. Y todo por afuera de los circuitos de comercialización tradicionales.
Esto es, que en lo de la soberanía alimentaria, ahora también, la cosa pasa en gran medida por el abajo, tal como fue planteado recientemente por diferentes movimientos sociales, entre los que está el MTL, por medio de un documento que fue presentado al presidente de la República (Ver Para hoy y mañana, Hablar de soberanía y Energética, salario y vivienda).