Con esta consigna Santa Fe construye la Marcha contra el Hambre. “La discusión actual y ante cómo va a dejar el país la derecha, es si ser progresista o ser revolucionario, hay que hablar de revolución…hay que cambiar todo para que no vuelvan nunca más”, recalcó desde el MTL de Santa Fe, Rubén Sala.
“Pullaro es Milei”. Esta es la consigna con la que, en Santa Fe, el Movimiento Territorial Liberación comienza a desandar el camino que debe conducir hacia la Marcha contra el Hambre del jueves 5 de diciembre, que se prevé tenga carácter federal y que además englobe distintas demandas más allá de aquella que explicita su convocatoria. “Nuestro gobernador está desplegando las mismas políticas que Milei y en algunos casos son peores todavía”, recalcó el coordinador provincial del MTL, Rubén Sala, y recordó entre otras cosas, la persecución desatada por la Gestión Pullaro contra trabajadores nucleados en Amsafé que fueron apresados y judicializados por demandar contra la declaración de emergencia previsional y la reforma de la Caja de Jubilaciones (Ver Criminalización de la protesta).
En este sentido, tras advertir que Maximiliano Pullaro “es uno de los mejores discípulos que tiene Milei”, Salas recordó que esta mimetización no evita que la Presidencia Milei siga retaceando la entrega de recursos que por ley le corresponden a Santa Fe, una provincia que tal como lo destaca el dirigente del MTL, tiene pese a esto herramientas a las que puede echar mano para equilibrar sus cuentas sin necesidad de cargar la crisis sobre los hombros de los trabajadores.
“Santa Fe es rica, por los puertos de nuestra provincia se va buena parte de las riquezas del país sin que se controle qué es lo que llevan ni cuánto llevan”, lamentó y denunció que “esto lo hacen casi sin pagar impuestos, sobre todo con las riquezas del campo, fundamentalmente la soja y otros granos que pagan muy pocos impuestos”, pero además “hay triangulación y subfacturación entre otras maniobras”. Por lo que “el gobernador tiene dónde ir a buscar si quiere recaudar plata para mejorar los salarios de los trabajadores”, ya que “si un maestro no enseña no sabremos escribir, sin un empleado público que haga las facturas el Estado no podría recaudar y así de seguido con cada compañero empleado público a los que hoy se denigra bajándoles el sueldo, persiguiéndolos y echándolos cuando pueden hacerlo”, mientras que en simultáneo “mienten diciendo que se trata de ñoquis, para evitar que la sociedad reaccione contra estas injusticias”.
¿Pero qué pasa en esa sociedad que, al menos por momentos, parece estar aletargada y sin poder reaccionar ante tanta agresión? ¿Existe un escenario propicio para la construcción de una jornada que, como la del 5 de diciembre, pretende tener un importante volumen y contundencia? “Va a costar mucho trabajo pero tiene que salir”, sostuvo salas y explicó que “uno empieza a hablar con los compañeros de las diversas organizaciones sociales, políticas y sindicales, y ve posturas que dicen que quizás no estén dadas las condiciones…que no es el momento, pero hay que enfrentar ese escepticismo y la forma de hacerlo es construyendo una marcha contundente” ya que, advirtió, “el enemigo que es la derecha que gobierna y los que lo ayudan, gana al imponer la idea de que pase lo que pase no se puede hacer nada, algo que caló hondo”, por lo que “habrá que dar la batalla aunque sea con un escarbadientes ante el formidable aparato con que cuentan para hacerlo”.
La Marcha contra el Hambre llega en momentos en los que, no hace mucho, el Ministerio de Capital Humano apeló la sentencia definitiva y de fondo del titular del Juzgado Contencioso Administrativo Federal 7, el magistrado Walter Lara Correa, que lo obliga a presentar informes mensuales sobre sus programas de asistencia alimentaria y a “garantizar el abastecimiento adecuado de alimentos de los grupos vulnerables”.
No es la primera vez que Sandra Petovello utiliza un recoveco legal para evitar suministrar, en tiempo y forma, los alimentos que la Presidencia Milei acopia a merenderos y comedores populares. Todo en un escenario en el que, en cada jornada en Argentina, alrededor de un millón y medio de pibes se va a dormir sin comer tal como lo denuncia un reciente informe publicado por Unicef y en el que como lo reconoce el Indec, seis de cada diez chicos fueron empujados a la pobreza.
Así las cosas, la convocatoria a marchar contra el hambre, presenta la posibilidad de sumar todas las demandas que a o largo del año fueron exhibiendo distintos actores sociales que son agredidos por el plan impuesto por la clase capitalista que actúa en el país por medio de la Presidencia Milei que, en el caso santafecino, tiene a su principal aliado en el esquema encabezado por el gobernador Pullaro.
“Cuando decimos que marchamos contra el hambre, hay que dejar bien en claro que debemos saltar por encima de los que creen que hay que minar el país de comedores populares”, recalca Sala y aclara que “la lucha es por el trabajo, para que cada papá y mamá puedan cocinar en sus casas y comer ahí con sus chicos”. Y remarca que, por eso, la Marcha contra el Hambre “debe englobar a todos…a los precarizados, a los que no tienen trabajo y a los que a pesar de tenerlo están ganando sueldos de miseria que no les alcanzan para acceder a la canasta básica”.
Pero la jornada del 5 de diciembre va a tener lugar en medio de un escenario en el que a raíz de algunas variables macroeconómicas atadas con alambre y con las esperanzas que le despierta el triunfo de Donald Trump, la Presidencia Milei sueña con encaminarse a establecer una suerte de Pax Romana, pese a las terribles consecuencias que trajo la megadevaluación que perpetró hace casi un año, junto al DNU 70/2023 y la Ley Bases, entre otras cosas.
Y es este el contexto en el que, a 19 años de la Cumbre de los Pueblos y del No al Alca, Salas recordó que en diciembre de 2005 “las condiciones tampoco eran las ideales, pero sin embargo aquello fue una bisagra que dijo que un pueblo se le puede plantar a los gringos, pero esa vez estaban Hugo Chávez, Fidel, Néstor y Maradona que hoy parecieran casi irremplazables”.
Por eso fue claro al sostener que, entonces, la tarea resulta “construir para que el sujeto social agredido se anime a ir más allá del progresismo que siempre que llega hasta un lugar para decir que más de eso no se puede” y añadió “esa es la discusión hoy en Argentina, si ser progresista o ser revolucionario ante la situación que tenemos en el país y de cara a cómo lo van a dejar cuando se vayan, porque estoy convencido de que la derecha se va a ir. Y entonces hay que hablar de revolución…hay que cambiar todo para que no vuelvan nunca más”.
Porque pese a que hoy ya no estén Fidel, Chávez o Diego, “estamos los que mamamos todo aquello, porque el pueblo acumula experiencia, no empieza una lucha cada día o cada vez que se lo convoca…la lucha de los trabajadores y de los oprimidos viene desde los principios de la historia, y siempre es contra el enemigo que nos hambrea, eso existió siempre y cada lucha dejó una experiencia que hay que recoger para no comenzar de nuevo a cada rato, si no para seguir el camino”.
Esto es algo que tienen claro quienes la pelean desde abajo, día a día en esa primera trinchera que es el territorio. “Estoy convencido de que ya no podemos confiar en dirigencias como la CGT que no se sabe por donde anda, dirigencias que viven del aporte del obrero y que no lo defienden y algo parecido sucede lamentablemente en parte de los movimientos sociales”, sostuvo Salas y resaltó que por eso es preciso “volver a las raíces y entender que si no es desde a bajo, va a ser muy difícil”, por lo que “debemos tener la consciencia clara para comprender que crear un poder popular que vaya más allá de los gobiernos es una necesidad y es una obligación para los comunistas”.