En el programa Informe de Pájaros por Radio Con Aguante, Daniel Yofra e Ignacio Cámpora analizaron esta semana el deterioro salarial, la ofensiva por la reforma laboral y los límites de la respuesta sindical. El dirigente aceitero defendió un modelo de lucha basado en el salario digno y el conflicto abierto. Mientras que por la CoNAT y ATE Capital, Cámpora advirtió sobre la crisis de representación, la necesidad de un plan de lucha sostenido y el modelo de país que se juega en la disputa por la distribución del ingreso y la riqueza.
En un contexto signado por la pérdida del poder adquisitivo, la precarización laboral y la amenaza de una reforma regresiva, el secretario general de la Federación Aceitera y Desmotadora de Algodón y Afines de la República Argentina, Daniel Yofra, sostuvo que el salario es una decisión política que se disputa con organización y conflicto. “El salario no lo fija la inflación ni el mercado: lo fija la necesidad del trabajador”, afirmó en diálogo con el periodista Pablo Mercau y con Ignacio Cámpora el último martes en Informe de Pájaros, por Radio Con Aguante.
Al hacer un balance del año, Yofra destacó que, aún en un escenario adverso para amplios sectores de la economía, el gremio logró cerrar una paritaria que elevó el salario básico del peón a dos millones trescientos cuarenta y cuatro mil pesos desde el primero de enero, sin despidos, suspensiones ni cierres de plantas. “Eso hoy es casi una excepción, sobre todo entre las pymes”, subrayó. Sin embargo, aclaró que el resultado salarial no implica tranquilidad: “Estamos muy preocupados por la reforma laboral. Si avanza, es un retroceso histórico enorme”.

Desde esa perspectiva, marcó fuertes diferencias con la conducción de la CGT. “En dos años de un gobierno que vino a declarar la guerra a la clase trabajadora, la central tuvo una actitud pasiva”, cuestionó. En contraste, reivindicó la trayectoria de lucha del gremio aceitero con distintos gobiernos: “Hicimos veinticinco días de huelga con Cristina Kirchner, veintidós con Alberto Fernández y siete con este gobierno. Porque nosotros representamos a trabajadores y trabajadoras, no a partidos políticos”. Y fue categórico sobre la estrategia a seguir: “Hay que pegar donde más les duele. Yo haría un paro por tiempo indeterminado. No voy a esperar la reforma laboral para estar peor. Lo llaman modernización, pero es volver cien años atrás”.
Al argumento de que los salarios aceiteros se explican por la alta rentabilidad del sector, Yofra lo rechazó de plano. “Eso es falso. Yo entré a trabajar en 1992 en una multinacional enorme y éramos trabajadores pobres. Vivíamos haciendo horas extras para sobrevivir. Hoy ganamos este salario porque luchamos, no porque las empresas sean ricas”. Según explicó, el salario se paga tanto en grandes exportadoras como en empresas más pequeñas, que no rstán emplazadas a la vera del río Paraná ni en las cercanías a ningún puerto, lo que da cuenta de una disputa colectiva y directa por la ganancia del gremio en su conjunto: “Pagar este salario implica que los patrones ganen menos. Esa es la pelea que hay que dar”.
El dirigente ubicó el origen del modelo sindical aceitero en una definición política tomada a comienzos de los 2000: discutir cuánto debía ganar un trabajador para vivir dignamente. “Esto no lo fija el mercado ni la inflación. Lo fija la necesidad”, sostuvo. Y agregó que esa concepción no busca quedar encerrada en el sector: “Mientras más sindicatos luchen por ese salario, más fuerza vamos a tener. La unidad viene de la necesidad y el salario es la columna vertebral de todos los trabajadores”. En este sentido, destacó la importancia que tienen las victorias en las disputas salariales y por la mejora de condiciones laborales para generar mayor conciencia de clase.
Consultado sobre las nuevas generaciones, Yofra fue crítico con la naturalización de la precarización. “Hoy los pibes sólo acceden a trabajos precarizados y eso también es responsabilidad de los sindicatos que no se hacen cargo”, afirmó. “No puede ser que alguien sea pobre trabajando. Antes se buscaba trabajo para dejar de ser pobre; hoy quieren que nos conformemos con migajas”. Y concluyó: “Los trabajadores están esperando que los dirigentes organicen la bronca. No es verdad que no quieran ir al paro. No tienen nada que perder”.
Por su lado, Ignacio “Nacho” Cámpora, miembro del Consejo Directivo de ATE Capital y Secretario Sindical del Partido Comunista de la Argentina, aportó una mirada complementaria desde el sector estatal. “Nuestros compañeros llegan a fin de mes sin un mango”, señaló, al describir el deterioro salarial tras dos años del gobierno de Javier Milei. Mencionó que un bono excepcional otorgado por el Banco Nación a los estatales les permite atravesar las fiestas con algo más de alivio, aunque aclaró que está lejos de ser una solución estructural: “Seguimos exigiendo paritarias y mejores salarios”.

Cámpora también se refirió al acto convocado por la CGT junto a las CTA y otras organizaciones, y advirtió sobre sus límites. Si bien reconoció cierto impacto político inmediato, remarcó la ausencia de un plan de lucha sostenido. “Los antagónicos deberíamos ser nosotros y ellos”, planteó, y señaló que sin conflictividad real no habrá freno a la reforma laboral en curso. Sobre lo cual, destacó que la centralidad del reclamo debe estar puesta en las condiciones de vida de los trabajadores y no en la caja de los sindicatos, como especula buena parte de la dirigencia cegetista.
Al analizar el debate sobre trabajo, salario y ganancia, sostuvo que el núcleo del conflicto va mucho más allá de los derechos laborales y está centrado en la distribución de la riqueza. “El salario es el primer paso en la pelea por la distribución del ingreso”, afirmó, y criticó que el sindicalismo haya relegado esa bandera principal. Desde una perspectiva histórica y clasista, advirtió que el actual rumbo económico avanza contra más de un siglo de conquistas del movimiento obrero y pone en cuestión un modelo de país basado en el ascenso social, al tiempo que reivindicó la necesidad de atar las reivindicaciones de la clase a la lucha por el “horizonte socialista”.
De cara a lo que viene, ambos coincidieron en que el escenario estará marcado por una conflictividad creciente, en la cual debe estar presente la demanda por la reducción de la jornada laboral a la par de la exigencia por salarios dignos. Para Yofra, la respuesta debe ser clara: “Ojalá tengamos un año de lucha. No de paz, de lucha”. Para Cámpora, el desafío inmediato es construir una masa crítica capaz de enfrentar la reforma laboral y disputar el sentido del futuro. Lo que está en juego, concluyó, no es sólo una ley, sino “el tipo de sociedad que la Argentina está dispuesta a ser”. En ese camino, reimpulsar desde las bases la tradición del sindicalismo de liberación que supo representar cabalmente Agustín Tosco aparece como una tarea ineludible y cada día más urgente.
(Las declaraciones fueron tomadas del portal Puro Contenido y del canal de YouTube de Radio con Aguante.)