“Debemos informar a las comunidades, ir a los barrios como militancia estudiantil, mostrarles a las familias qué es la facultad y qué hace un docente, para que se sepa que la universidad pública vale la pena”, resaltó estudiante y militante de La Fede, Elizabeth Martos.
Con más de un centenar de clases públicas en Plaza de Mayo, transitó ayer la segunda jornada del paro nacional de los docentes universitarios, que fue convocado por el Frente Sindical Universitario para defender al sistema público, universal y gratuito del feroz ajuste que perpetra el gobierno encabezado por quien a pocos metros, en Casa Rosada, festejaba su cumpleaños con un menú que lejos de ajustarse, no se privó de incluir jamón crudo y torta rogel.
Con este telón de fondo, Javier Milei cumplió con uno de sus habituales rituales y, rodeado por su séquito, salió al balcón a saludar a la nada. Pero esta vez la Plaza estaba llena de estudiantes y docentes que muy a pesar suyo, defienden el derecho a acceder a la educación y así se lo hicieron saber. Como laucha por tirante, todos abandonaron el balcón y minutos después fueron instaladas más vallas alrededor de la sede gubernamental.
Pero no sólo en Ciudad de Buenos Aires se sostiene la resistencia que, por los días que corren, adquiere esta forma que tanto aborrecen Milei y sus seguidores. Porque recrear el proceso pedagógico, creativo y democrático tal como se plasma en estas clases públicas, causa pavor a quienes encuentran en sus propios prejuicios y fantasmas insumos para una ideología que fomenta la autocomplacencia y la brutalidad.
Y de esto va lo que está pasando en la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), donde para hoy miércoles está prevista la realización de una asamblea regulada por las autoridades académicas, con el fin de debatir qué pasos se van a seguir para continuar con el movimiento que acabó por eclosionar en el mismo momento en que Milei vetó la Ley de Financiamiento Universitario.
“Va a ser un debate del estudiantado”, recalcó la integrante de La Fede provincial y estudiante de la carrera de Enfermería, Elizabeth Martos, quien recuerda que en este contexto también se vienen llevando adelante clases públicas, radios abiertas y distintas actividades “con el objetivo de visibilizar la crisis que atraviesa el sector y exigirle al gobierno que se garantice el financiamiento educativo”.
El camino hacia la asamblea de hoy no fue fácil. Como en otros puntos del país, bandas organizadas por integrantes de La Libertad Avanza intentaron romper la resistencia estudiantil, incluso, recurriendo a actos de violencia física. “La fuerza política estudiantil se encontraba muy disminuida, pero ante el enojo que provocó el veto de Milei, el 10 de octubre que se llamó a una asamblea general de todas las facultades en la que los estudiantes decidimos crear un frente de unidad, que se conformó como Frente de Resistencia”.
Se trata de un espacio “que junta a todas las expresiones alrededor de una sola lucha, que es la defensa de la educación pública, de calidad y financiada”. Ahí confluyen alumnos que militan en alguna fuerza política como es el caso de Elizabeth, pero también otros que no tienen adscripción partidaria que en esa oportunidad coincidieron en la decisión de “hacer una toma activa” a partir del lunes 14, por lo que la medida coincidió con el paro de docentes y no docentes.
Fue en ese escenario donde tal como pasó en las universidades de Quilmes y de José C. Paz, aparecieron los Freikorps de Milei que intentaron romper la medida de fuerza que los alumnos estaban protagonizando en las sedes de Santa Rosa y General Pico donde la cosa pasó de castaño a oscuro cuando “se vivieron momentos de mucha violencia, porque por asamblea regulada también se había decidido la toma de la sede y, por la noche, los libertarios que se amotinaron alrededor de la Facultad, había borrachos y violentos que nada tienen que ver con la comunidad universitaria” que entre otros desmanes, quemaron la bandera de la universidad por lo que “hay un poco de temor por la violencia que desatan”.
Por su parte, en la capital provincial, durante la asamblea, el Frente invitó a que se acerquen para dialogar quienes están en contra de las tomas y a favor de las políticas gubernamentales. “Se pudo dialogar con algunos anti-toma y escuchamos el mismo discurso de parte del sector libertario que, con mucha desinformación, incluso vinieron a decir que las auditorías no existen”, algo que “fuimos refutando con datos exactos, señalándoles donde están los resultados de las auditorías internas de nuestras facultades, que aunque están en la pagina web de la facultad parece que ninguno de ellos las había visto”. Y añadió “creo que en cierto punto vamos a terminar dándoles una cátedra de lo que es la lucha estudiantil y acerca de por qué resistimos de tal manera”.
Por eso, puntualizó, “creo que vamos ganando acompañamiento, pero no el de ellos que son seguidores de un gobierno que avala la violencia, mientras que nosotros a través de nuestro discurso, con datos y mucho cariño, porque también nuestra lucha se diferencia en eso, vamos a poder resistir”. Y remarcó que “haber llegado a este punto es una conquista”, ya que “hasta ahora nunca había existido un frente que represente a todos los estudiantes y hace años que no habían movidas como las que estamos protagonizando ahora en la Universidad de La Pampa”.
Así las cosas, en el marco de las tomas se realizan talleres abiertos con alumnos y profesores “para visibilizar la importancia que tiene la investigación y cómo se llega a la comunidad”, pero también “cuál es la situación crítica real que está pasando la comunidad universitaria”. Y, asimismo, estas actividades buscan “la integración estudiantil al resto de la comunidad y el debate de tópicos que son inherentes a la propias currículas”.
Porque, destacó Elizabeth Martos, “comenzamos a replantearnos si la comunidad sabe realmente lo que hace un docente, porque un jefe de trabajos prácticos está ganando de 180 mil a 250 mil pesos… y no podemos tener docentes con esos ingresos, pero debemos preguntarnos qué sabe la comunidad de todo esto”.
Después, en tal sentido, reflexionó que “el problema puede ser que estamos mirando al sector equivocado al momento de hablar”, ya que “además de los libertarios que quieren romper las tomas, hay toda una comunidad que a veces ni siquiera es parte de la vida universitaria y que, por ahí, dice ‘en la facultad pasa esto, porque a mí me dijeron que pasa esto, porque en Internet salió que pasa esto’”. De ahí que “debemos informar a las comunidades, ir otra vez a los barrios como militancia estudiantil, mostrarles a las familias qué es realmente la facultad, qué es lo que hace un docente”.
Y aunque se mostró pesimista respecto a que se pueda hacer reflexionar a los grupos que apoyan a la Presidencia Milei, “porque tienen muy arraigado un sistema de violencia hacia el pueblo, un pensamiento fascista que no se cambia”, resaltó que “sí podemos llegar a los barrios y a nuestras comunidades con todos nuestros proyectos de investigación, nuestros saberes, con cursos y lo que sea necesario para mostrarle a la sociedad que la universidad pública vale la pena”.