Pequeños productores suspenden la cosecha de yerba porque con la desregulación de Milei cobran menos que en 2023. «Tienen un problema en términos económicos pero el tarefero se lleva la peor parte porque es el eslabón más débil de la cadena productiva y trabaja en condiciones de altísima explotación», advirtió el titular de La Fede de Misiones, Bryan Ojeda.
Uno de las principales víctimas de la agresión que perpetra desde hace un año la Presidencia Milei son las economías regionales y, entre ellas, uno de los focos más preocupantes se ubica en Misiones donde como consecuencia de la desregulación que impuso el gobierno nacional se produjo una enorme caída del precio que los molinos pagan por la materia prima, lo que llevó a que los productores decidieran suspender la cosecha de yerba mate para la temporada de verano, algo que anticipa un escenario muy duro sobre todo para los de mediano y pequeño volumen, pero sobre todo para los tareferos.
Bryan Ojeda es secretario Político de La Fede misionera y advierte que el sector yerbatero atraviesa una crisis en la que mucho tiene que ver la desregulación perpetrada al amparo del DNU 70/2023, tras lo que recuerda que en este contexto, aún no se designa el presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym) que «fue creado tras meses de lucha del sector yerbatero, que debe garantizar la trazabilidad del producto y fijar el precio del kilo de hojas verdes de yerba mate, es decir, de la yerba no procesada». Y lamenta que merced a la desregulación, por cada kilo de yerba, hoy los pequeños productores «cobran en dólares la mitad de lo que estaban cobrando en diciembre de 2023», ya que molinos y secaderos «pagan entre 150 y 160 pesos el kilo de hoja verde, pero los productores piden que al menos llegue a los 450 pesos que es un precio que sigue siendo bajo pero llega a cubrir los costos de producción y deja una mínima ganancia para que el pequeño productor pueda seguir produciendo».
Con este telón de fondo, durante los últimos meses la tensión fue creciendo y pequeños productores llevaron a cabo medidas de protesta entre las que hubo bloqueos de rutas en el norte provincial, para demandar la designación de un presidente del Inym que sirva de interlocutor y que se regule ese precio del producto.
Esta situación, reflexiona Ojeda, expone las características de una provincia «que sólo produce materia prima y que ni siquiera ha desarrollado un proceso de secado, envasado y fraccionamiento, porque las grandes empresas de molinos están en Corrientes y son ellas quienes ganan con esta desregulación», ya que pagando una miseria a los productores, maximizan su tasa de rentabilidad sin que esto represente una baja en el precio del paquete de yerba que se comercializa.
Pero esto no es todo, ya que con la apertura de la importación se daña a la producción local, al tiempo que la falta de controles permite que puedan expenderse productos de dudosa calidad. «A falta de la existencia del Inym y de un ente regulador y controlador de la calidad de la yerba, aparecen un montón de marcas y no se puede garantizar que lo que se esté consumiendo sea exclusivamente yerba mate, aunque podemos sospechar mucho que se trata de mezclas».
Por otra parte, el titular de La Fede misionera recuerda la incidencia que en esta problemática tiene el cambio de perfil productivo que se verificó en su provincia durante los últimos veinte años. «Cambió la matriz productiva y la yerba mate que era la primera producción, fue desplazada por el pino que trae un montón de problemas como la contaminación que dejan las papeleras, la desforestación de selva y monte nativo y la alteración medioambiental», puntualiza y advierte que esto también tiene un serio impacto económico, ya que para producir diez hectáreas de pino se necesitan cuatro trabajadores y en el caso de la yerba son veinte, por lo que «esto ha dejado un montón de personas sin trabajo».
Así las cosas, la suspensión de la zafra de verano decidida por agrupaciones, organizaciones y asambleas de pequeños productores yerbateros de Misiones busca contraer la oferta del producto para forzar a que el gobierno acceda, al menos, a volver a establecer regulaciones.
«Este acuerdo de no cosechar para intentar desabastecer el mercado interno, es un a medida que acompañamos y apoyamos pero la realidad es que los productores más pequeños, los que tienen cuatro o cinco hectáreas no tienen esta capacidad de especular, porque si no cosechan no comen ni van a poder pagar los préstamos que han tenido que sacar para poder sacar la producción adelante», alerta y señala que por eso es preciso «acompañar esta lucha, pero haciendo una labor militante de concientización y discusión política».
Ya que «el problema es claramente la política de Milei, pero lastimosamente ese sector de los yerbateros ha confiado en esa propuesta», sostuvo Ojeda y recordó que «en su gran mayoría ha votado a su verdugo y hoy ve que esa desregulación y ese libre mercado sólo beneficia a las grandes empresas de molinos, condenando al hambre a todos estos pequeños productores».
¿Pero dónde queda en esta historia el tarefero, ese cosechero al que le cantó Ramón Ayala? «Se queda sin laburo, lisa y llanamente», alerta el titular de La Fede de Misiones y destaca que «los pequeños productores tienen un problema en términos económicos, pero el tarefero es el que se lleva la peor parte porque es el eslabón más débil de la cadena productiva de la yerba…es quien más allá de regulaciones sigue trabajando en condiciones de altísimo grado de explotación».
Con este telón de fondo y pese a algunas sobreactuaciones del ministro de Agro y Producción, Facundo López Sartori, lo cierto es que el gobernador Hugo Passalacqua y los legisladores nacionales del Partido de la Concordia Social se encolumnaron detrás de las iniciativas de La Rosada, desde el mismo momento en que Javier Milei se convirtió en presidente. «Son un bloque dialoguista que viene apoyando y bancando a las políticas de Milei, incluso la desregulación de la economía», recalcó Ojeda y no dudó cuando dijo que «más allá de que ahora el ministro Sartori patalee, bancan toda la política de hambre y ajuste de Milei».