Hoy el mundo es más injusto. Se ha muerto un Quijote. Se ha apagado una llama ardiente de Revolución. Ahora toca andar con más prisa que antes. Porque el horizonte rojo de la sociedad libre, sin explotadores ni explotados, se ve un poco más lejano.
Porque no queda otra nos toca seguir organizando la lucha y seguir estudiando, seguir estudiando y seguir organizando la lucha. Ahí va estar presente el recuerdo del Flaco. Ahí va a estar presente nuestro querido Flaco Pablo.
Como va a estarlo cada vez que nos conmueva el arte sencillo y profundo de un poema, de una pintura, de una canción y de cada expresión sensible de la cultura popular.
Presente va a estar siempre cada vez que levantemos el puño al cielo, como queriendo bajar el paraíso a la tierra y para que, si en una de esas él anda por allá, baje también a quedarse un rato más con nosotros.
Cuando nos rebelemos, como siempre nos enseñó con su ejemplo, ante cada injusticia cometida sin dudas que va a estar su recuerdo agitando y organizando la lucha.
Va a estar acá cada vez que brindemos entre amigos. Va a estar acá celebrando con nosotros las próximas victorias de nuestro pueblo y poniendo el hombro cada vez que suframos una derrota para ayudarnos a entender dialécticamente eso de las importantes enseñanzas que nos dejan nuestros errores.
Se fue un Quijote. Se fue un imprescindible. Por eso nos toca luchar con más fuerza que antes, porque los enemigos jurados de nuestro pueblo se deben sentir un poco más fuertes ahora.
Nos toca empeñar la palabra y empuñar la ideología, militar desde abajo y ser más humanos cada día. Nos consuela haber caminado con él y, sobre todo, nos consuela ir descubriendo a cada paso su huella para no perder nunca el rumbo, hasta que el sueño lejano y bello se haga realidad.
¡Camarada Pablo Ríos, Presente! ¡Hasta la Victoria Siempre!