Durante un emotivo acto, se presentó en Avellaneda el libro que refleja parte de la historia de la presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos.
Se llevó a cabo el lunes pasado en la localidad bonaerense Avellaneda, más precisamente en el sitio donde durante la última dictadura funcionara el Centro Clandestino de Detención conocido como El Infierno, la presentación del libro “Iris, un camino de lucha”, que contó con la presencia de ambos hacedores de este texto, Iris Pereyra de Avellaneda y Pablo Moren.
La actividad que estuvo coordinada por Julio Ahim, provocó una importante expectativa que se vio reflejada en la numerosa asistencia que colmó las instalaciones dispuestas en este Sitio de la Memoria, que durante algo más de una hora escucharon atentamente los relatos de la presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, atravesados por sus pareceres, anécdotas y recuerdos de años de lucha y resistencia, pero también de su hijo Floreal.
Por tal motivo, entre otros, se dio cita el secretario de Derechos Humanos de Avellaneda, Claudio Yacoy, también el responsable de Derechos Humanos del Suteba de esa localidad, Diego Domenech, quien concurrió junto al titular de la seccional Túpac González, así como representantes de la CTA de los Trabajadores y de la comunidad educativa de la Escuela Negrito Avellaneda, encabezados por Laura Canay y Mónica Castro, entre otras integrantes del equipo docente de ese establecimiento educativo.
Asimismo, dijeron presente varios miembros del Partido Comunista y La Fede de diferentes localidades de la zona sur del conurbano bonaerense y otros de la Agrupación Violeta Docente, al tiempo que la Librería Raúl González Tuñón estuvo participando por medio de Leo Giugovaz.
Fue un acto que tuvo momentos especiales y uno de ellos lo protagonizó la ex directora de la escuela Negrito Avellaneda, Nancy Roldán, quien dijo que está orgullosa de haber logrado el cambio de nombre. La docente vive en La Plata desde que se jubiló, pero se trasladó hasta Avellaneda para compartir este momento y para comentar con los presentes que fueron los propios alumnos quienes decidieron el cambio de nombre del establecimiento, ya que “para ellos fue fácil votar el nombre de un pibe como el Negrito, en lugar del de Policía Federal que es el que llevaba antes la escuela”.
Y otro momento conmovedor fue cuando Natalia María Ratcheff e Iris Avellaneda se estrecharon en un abrazo. Natalia tiene noventa años y al enterarse de la presentación del libro decidió concurrir para volver a ver a Iris, con quien compartió cautiverio en la cárcel de Olmos, durante la última dictadura.