Durante medio siglo fue uno de los más eficientes del mundo, pero la desinversión lo puso contra las cuerdas. El Partido Comunista de Gran Bretaña pide que el Estado requise hospitales privados y los ponga bajo la órbita del Servicio Nacional de Salud.
El Partido Comunista de Gran Bretaña (PCB) instó a que 2023 “sea un año de solidaridad y resistencia de los trabajadores y pueblos de todo el mundo que luchan contra la explotación y la opresión”. Así lo recalcó su secretario general, Robert Griffiths, quien también destacó “el resurgimiento de las huelgas”, que tienen lugar en territorio británico y exhiben que “la acción masiva coordinada, es el arma más directa y efectiva que tiene la clase trabajadora en respuesta a una crisis del capitalismo que está hundiendo a millones de familias más en la pobreza”.
En este contexto, el titular del PCB convocó a que los sindicatos del Reino Unido “trabajen juntos para presentar una respuesta unida a la nueva legislación antihuelgas que está preparando el gobierno conservador” que preside el premier Rishi Sunak.
El Reino Unido comenzó 2023 con huelgas en el sector público: los trabajadores de los sistemas de salud, educación y transporte, así como sus pares de aduanas y correos son algunos de los que protagonizan planes de lucha para reclamar recomposición salarial que permita que sus salarios alcancen el nivel de inflación récord que registró 2022.
Con una tasa de inflación cercana a los once puntos, el porcentaje de 2022 se colocó como el más elevado en cuatro décadas. Esto es un problema en cualquier lado, pero más aún para una sociedad que no está acostumbrada convivir con alta inflación y en la que herramientas como las paritarias brillan por su ausencia.
Con este telón de fondo, el sistema público universal y gratuito que la sanidad británica mostró con orgullo a partir de la segunda mitad del siglo 20, está en crisis y es escenario de medidas de fuerza por las que los trabajadores del sector piden recomposición salarial, pero también que el gobierno no destruya lo que queda del Servicio Nacional de Salud (NHS por su sigla en inglés).
El NHS es el pilar de la sanidad en Gran Bretaña, donde no hay obras sociales y el sistema de gestión privada es mínimo. Pero sólo durante 2022, más de veinte mil trabajadores dejaron el NHS porque, sencillamente, el sistema dejó de contenerlos y de este modo actualmente hay más de 130 mil vacantes laborales.
Esta situación responde, tal como lo denunció Griffiths, “a varias décadas de falta de financiación” a lo que se suma “la privatización y mala gestión bajo los gobiernos conservador y laborista”.
Y advirtió que el panorama actual es sombrío. “Vacantes de personal, listas de espera, niveles de formación y servicios de urgencias y médicos demuestran la amplitud y profundidad de esta emergencia, agudizada por el impacto de las mismas políticas derechistas en los servicios de atención social y comunitaria”, describió.
Ante esto, el PCB dijo que es preciso que se avance hacia una respuesta inmediata, por lo que pidió que el Estado requise las instalaciones médicas y los hospitales del sector privado para ponerlos al servicio del NHS. “Todas las instalaciones y servicios de salud deben planificarse y coordinarse en un sistema unificado que anteponga la salud pública a la especulación privada", insistió Griffiths y recordó que la mayoría del personal médico del sector privado “fue capacitado con fondos públicos y todavía trabaja en el NHS”.