“El paro tiene una gran magnitud, porque puede concitar el reclamo, la indignación, la bronca, la tristeza y la incertidumbre que enfrentan grandes franjas mayoritarias de nuestro pueblo y, en especial, los trabajadores”, puntualizó el ex titular del PC Capital, Pascual Quique Guglielmotti.
Decirle a la Presidencia Milei que “la Patria no se vende” es un buen motivo para parar. Pero si a esto se le suma la necesidad urgente de exigir que la Cámara de Diputados derogue el DNU 70/2023 y que el Senado rechace el Proyecto de Ley Bases 2, la cosa se vuelve todavía más consistente y más aún cuando el reclamo también plantea la reincorporación de los trabajadores despedidos, como así la recomposición salarial para activos y jubilados.
Por eso y aunque este es un escueto recorte de la enorme sumatoria de motivos que hay para parar, lo claro es que la medida de fuerza que al cierre de esta edición ya era contundente, se construyó desde la demanda que se hizo oír desde abajo y como consecuencia de un “proceso de acumulación en medio de una situación de extrema gravedad para nuestro pueblo”, tal como no dudó en aseverar Pascual Quique Guglielmotti, quien a lo largo de una vasta y enriquecedora trayectoria como militante y dirigente del Partido Comunista, fue entre otras cosas secretario Sindical del PC Capital que, más tarde, lo tuvo como titular.
“En este cuadro de situación el paro de hoy adquiere una relevancia extraordinaria”, recalca Guglielmotti y aunque evalúa que “quizás debió adelantarse, por ejemplo, para cuando se debatió el DNU en el Senado”, lo cierto es que “ahora tiene una gran magnitud, porque puede concitar el reclamo, la indignación, la bronca, la tristeza y la incertidumbre que enfrentan hoy grandes franjas mayoritarias de nuestro pueblo y, en especial, los trabajadores”.
¿Pero acaso resulta prudente leer a la jornada, que hoy convocan la CGT, las dos CTA y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, sin el telón de fondo que tiene como contexto? “En una situación como la que estamos viviendo hoy en el mundo, nunca tuvo tanta vigencia como ahora lo que es más que una consigna y que plantea una disyuntiva de carácter histórico: socialismo o barbarie”, asevera Guglielmotti y añade que “este es el punto nodal para poder analizar un contexto general, donde se están produciendo algunos acontecimientos que son de carácter extraordinario, como por ejemplo las movilizaciones que exigen el fin del genocidio en Palestina, que es un dato relevante porque incorporan como nuevos actores a miles de jóvenes, sobre todo en EE.UU.”.
Pero en simultáneo aparece “una acción muy fuerte del imperialismo estadounidense que pone en riesgo, inclusive que el pueblo cubano pueda comer, y es ese imperio al cual le presta todo su apoyo el gobierno actual de Argentina, como no podía ser de otra manera”. Por eso añade “que tienen tanta vigencia las banderas que reivindicaron los Mártires de Chicago, que son las mismas que están expresadas en cada una de las movilizaciones que se realizan por estos días alrededor del mundo, con una actualización de consignas, pero con la misma esencia”.
Y Argentina no está ajena a este panorama global. “Creo que todas las movilizaciones últimas son un proceso de acumulación”, reflexiona el dirigente del PC y destaca que la Marcha Federal Universitaria “se sumó a las anteriores pero fue de carácter extraordinario”, ya que “incorporó a actores que rompen con lo corporativo, lo que representa centenares de miles de ciudadanos de todo el país que se sumaron por una cuestión que está muy instalada en el ADN de nuestro pueblo, que es la educación pública, gratuita y laica”.
Rebeldía, de la revolución
Pero a la hora de saber leer entre las líneas de la realidad política, Guglielmotti saca a relucir su experiencia y puntualiza que la movilización del 23 de abril no es lo único novedoso que está comenzando a aparecer en el escenario local. “Hay algunos signos nuevos como el hecho de que el triunvirato de la CGT haya participado de la marcha del 23 de abril, lo que es un dato político fuerte, no tanto por la decisión de los tres dirigentes que lo componen, sino porque la CGT es un inmenso universo y, según se ve, las regionales del interior del país están ejerciendo una presión que hace adoptar posiciones a los sectores de esa conducción, que en otros momentos hubieran sido más reticentes a asumir”.
Asimismo, en este camino, no olvidó el papel que vienen jugando las organizaciones sociales que el martes pasado, volvieron a protagonizar una nueva jornada nacional lucha y resistencia. “En esto también hay que destacar las protestas que vienen llevando adelante los compañeros de los movimientos sociales, que son numerosas”, resaltó tras lo que sostuvo que “quizás lo que deja ver todo esto es lo que hay y también lo que falta. Y lo que falta es un proceso de construcción de una alternativa política que no se va a construir por medio de llamadas telefónicas entre dirigentes, sino que se está construyendo desde abajo”.
Y puntualizó que en esa construcción aparecen “elementos programáticos entre los que hay algunos esenciales para nosotros, como aquel que dice que a este gobierno no se le debe dar ni un segundo de tregua, lo que lleva a la necesidad de relevarlo y evitar que se releven entre ellos”.
Porque, alertó, si pasa eso “sería volver a repetir un proceso ya hemos vivido en otros momentos”, por lo que “tenemos que lograr construir esa alternativa, para que el relevo se dé a favor del campo popular y no desde las filas de la derecha que gobierna ahora”.
Quique Guglielmotti es un veterano dirigente que, como tal, tiene en su haber varias batallas, pero que también sabe de qué va esto del sindicalismo de liberación y acerca de la relevancia que tiene hilvanar lazos que unan lo diverso, como camino de construcción de una alternativa política. “Hay un tema clave que es el cultural, que tiene que ver con el enfoque de la relación entre sindicalismo y política, que lo aportan las corrientes que reivindican el clasismo, que incorporan este criterio que va mucho más allá del luchismo en sí, para ir hacia delante, lo que exige tener claro que estamos en medio de una lucha, pero además estamos debatiendo política que es el condimento más importante que tiene que haber en todos los ámbitos sindicales, políticos y estudiantiles”, reflexiona.
Tras lo que aclara que se refiere a “un debate político y un enfoque político que tenga como visión una propuesta alternativa frente a esta situación y que debe ser construida de manera colectiva” algo que, remarca, “implica avanzar en un proceso complejo, porque el poder dominante tiene los suficientes medios y recursos para poner el palo en la rueda e inclusive, actualmente, posee respaldo de una parte de la población, justamente por la falta de alternativa”.
Por eso “la exigencia más grande es la del debate político”, insistió y señaló que el Congreso que el PC prevé realizar este año, “tiene que reflejar que nuestra cultura es todavía más grande que nuestra organización y, entonces, el Congreso posibilita ir por esa cultura de la rebeldía, de la revolución y el cambio” ya que, subrayó, “representa un momento de fortalecimiento del Partido en todos los planos: ideológico en su funcionamiento planificado y con un plan político que debe estar compenetrado desde la realidad de nuestro pueblo, que instale una perspectiva ante una situación tan difícil como la actual, donde asistimos a un genocidio planificado que es preciso derrotar”.