En las vísperas de un nuevo aniversario de la Revolución Cubana y en el año en que se cumplieron 40 años de este discurso cardinal para avanzar con el viraje del 16 Congreso del Partido, reproducimos este mensaje que Patricio Echegaray pronunció en homenaje a Ernesto Che Guevara el 8 de octubre de 1984 en Rosario.
Esta legalidad democrática que nuestro pueblo consiguió con su sacrificio y con su sangre, debe servirnos para que la juventud sepa quién es quién, y qué lugar ocupa en la historia argentina. Debe servir para colocar en el pedestal de la patria, junto a sus mejores hijos, a quienes ya se han ganado su lugar en el corazón de nuestro pueblo. Por eso hemos venido aquí a rendir homenaje a una heroica muerte y a una vida hermosa. A un alto ejemplo que estimula en nosotros la voluntad de lucha, para que la legalidad constitucional avance hacia la justicia social y la liberación nacional. Rendimos homenaje hoy, aquí, a un ejemplo que enciende en nosotros la responsabilidad de luchar para que la democracia sirva para que el pueblo viva mejor, ¡sí!, pero también para que pueda tener mejores condiciones de lucha por sus auténticos ideales de libertad y justicia. Por eso, rendimos homenaje al hombre que en el mundo entero simboliza la rebeldía contra la injusticia, contra la opresión y el crimen imperialistas. A un hombre que supo amar, reír y llorar junto a la alegría y el dolor de cada pueblo porque su corazón estaba lleno del más puro humanismo. Y que en nombre de ese humanismo, que es el humanismo proletario, combatió con todas las amias y todas las energías al imperialismo y a la oligarquía. Rendimos homenaje a un hombre que es sinónimo de la palabra más hermosa, de la palabra revolución.
¡Estamos aquí, para rendirle homenaje a nuestro querido compatriota, a nuestro querido camarada, al guerrillero heroico, al Comandante Ernesto «Che» Guevara!
El Che fue un ferviente patriota latinoamericano. El Che es algo más, es el símbolo de ese patriotismo que hoy no puede ser ni más ni menos que sinónimo de antimperialismo. Un patriotismo que le permitió ver que ya no alcanzaba con hacer lo que las burguesías timoratas y vacilantes no supieron o no fueron capaces de hacer. Que ahora, en esta hora latinoamericana, había que inspirarse en la clase nueva, en la clase obrera, y atacar decididamente al imperialismo, a la oligarquía y al gran capital, enfilando a nuestros países rectamente hacia la liberación y el socialismo. El Che Guevara estuvo inspirado en un patriotismo que hoy, igual que ayer, tiene su clave de victoria en la movilización, en la lucha, en la solidaridad antiimperialista ¡y en la más firme, en la más consecuente unidad popular!
Por todo esto decimos que el nombre del Che se une por derecho propio al de quienes combatieron para dar nacimiento a nuestras patrias. Se une al nombre de San Martín, de Bolívar, de Artigas, de O’Higgins y José Martí. Así como se une también a los nombres de Fidel y Sandino, al nombre de Farabundo Martí y de Carlos Fonseca, al nombre de Salvador Allende y de José Carlos Mariátegui, al de Julio Antonio Mella y al de Aníbal Ponce. ¡El nombre del Che, lo decimos en su ciudad natal, se une al de todos los héroes, verdaderos próceres de la Segunda Independencia, que se ganaron su lugar en la historia luchando contra el imperialismo yanqui!
Nosotros, los jóvenes argentinos, la generación del Cordobazo, la generación de las Malvinas, sabemos que la forma de cumplir con nuestro destino, es continuar el camino que ellos nos señalan. Sabemos que todo nuestro empeño y decisión debe trasformarse en un himno de combate contra el asesino de los pueblos, contra el promotor del holocausto nuclear, en un himno de combate contra el imperialismo norteamericano.
Nuestra generación debe comprometerse en la defensa de la democracia, porque en ello nos va la vida y la posibilidad de conquistar la felicidad. Por eso, la primer estrofa de nuestro himno antimperialista es, unidad de todos contra los intentos de golpe y desestabilización. Es unidad de todos para mantener la legalidad constitucional en la Argentina. Pero también hoy podemos decir que nuestra música no termina ahí. Podemos decir que la felicidad de un pueblo no se alcanza con esto que tenemos.
Hay que defender esta democracia, pero luchando al mismo tiempo por los cambios profundos, por los cambios revolucionarios, que sólo serán posibles si se conforma un frente de liberación nacional y social, liderado por la clase obrera, y se convierte en una alternativa de poder.
Hemos venido aquí a hablar de alguien que por su nobleza, su inteligencia, su desinterés, su valor y sensibilidad, se convirtió en un mito, en una leyenda. Se convirtió en ejemplo de luchador, de combatiente revolucionario. Hemos venido a hablar de un hombre que es el modelo de comunista para los pueblos del mundo. En este plano nada podemos agregar.
Ya casi todo ha sido dicho, y muy bien dicho sobre el Che. Por eso, modestamente, queremos mostrar que este gigante del pensamiento y de la acción fue uno de nosotros. Que un día de tantos nació en esta ciudad hermosa. Que en una escuela de esta patria, de la mano de una de sus maestras aprendió el milagro de escribir las palabras mamá y papá. Que seguramente alguna vez rompió un vidrio jugando a la pelota y debió esquivar el escobazo de la vecina indignada.
Que por calles como éstas sintió por primera vez el atrapante encanto de unos ojos hermosos. Que en una ciudad como ésta empezó a conocer el duro trajinar de nuestro pueblo. La miseria y la explotación a que está sometido. Y empezó a sentir que le nacía una indignación y una sed de justicia que crecieron hasta convertirse en la razón de toda su vida y en el sentido de su muerte.
Queremos decir que fue un estudiante, un médico, un hombre como todos. No fue ni se creyó jamás un superhombre. Siempre sencillo y modesto porque sabía que la historia es creación de las masas populares. Queremos decir que se hizo héroe, mito, leyenda, porque fue fiel a sus ideales, porque fue siempre fiel a los ideales por los que vale la pena vivir y luchar. ¡Fue fiel a los hermosos ideales de la libertad, del socialismo y del comunismo!
El asesinato del Che fue un crimen contra América latina. Una bofetada a la libertad y a la dignidad del hombre. Quienes lo asesinaron cuando estaba indefenso, servían los mismos intereses que durante medio siglo de golpismo y especialmente durante la última dictadura armaron a los asesinos de nuestro pueblo. Son ellos los predicadores de la Doctrina de Seguridad Nacional. Sentimos odio y dolor por cada uno de los desaparecidos, por cada uno de los asesinados y torturados, ante los cuales reiteramos hoy aquí nuestro compro-miso de lograr verdad, de lograr justicia, para que nunca más el crimen y el horror ofendan nuestra Patria.
Esos asesinos son los que dicen ser defensores de la familia, de la moral occidental y cristiana. Son los que dicen que los comunistas atentamos contra las libertades individuales de la persona humana. ¿De qué familia hablan, de qué persona y de qué libertad hablan los criminales de Hiroshima, los invasores de Vietnam, los que agreden a Cuba y Nicaragua, los que después de matar, torturar y vender niños en Argentina, siguen conspirando por un nuevo golpe de Estado? ¡Qué saben ellos de familia! ¡Qué saben ellos de la persona humana!
Lo que destruye a la familia, es la explotación del hombre por el hombre. Y por eso decimos que nadie lucha más por la dignidad humana, del hombre y su familia, que quienes combatimos por la causa de la paz, la independencia nacional, la democracia y el socialismo.
Por todos las medios se trata de apañar a la juventud de la lucha junto a la clase obrera y el pueblo, bombardeándola con falsos ídolos, falsos modelos de vida y falsos modelos de felicidad enlatada, inspirados en el modo de vida norteamericano. Por eso, para los jóvenes argentinos de hoy, el Che debe ser un rostro querido y fraternal, un hermano, una amistad profunda. Porque entre tantas cosas que pretenden robamos a la juventud está el sentimiento sagrado de la amistad. Tratan de sembrar el individualismo y el egoísmo. Tratan de hacer del consumismo y del dinero la medida del prestigio social y del valor humano. Esto es para hacernos más débiles, para sembrar la desunión, y romper los lazos de solidaridad.
Pero la amistad es necesaria y la amistad es posible. La vida del Che es un canto a la amistad más noble y desinteresada, a la amistad revolucionaria. La amistad que se construye a partir de la lucha por un presente y por un futuro mejor. Esa amistad, es la amistad del Che con Fidel. ¡Es la amistad de Carlos Marx y Federico Engels!
Se pretende sembrar entre los jóvenes un falso ideal de vida y felicidad. Nosotros decimos que esa felicidad es una felicidad de plástico, y la rechazamos. Que la felicidad que anhelamos no tiene nada que ver con la comodidad. Es la felicidad que se logra en la lucha. La que ve en cada éxito un aliento para enfrentar nuevos desafíos. Creemos en la felicidad propia, en nuestra felicidad como parte de la felicidad del pueblo. Y no creemos para nada en la felicidad lograda a costa de explotar a nuestros semejantes. Creemos en la felicidad auténtica que supo alcanzar Ernesto Che Guevara. ¡Creemos en la felicidad de los revolucionarios, que nunca entenderán los verdugos y los explotadores!
El Che fue ministro, y orador en los más grandes foros internacionales. Pero también fue el creador del trabajo voluntario en Cuba. Y allí se lo veía los domingos marchar a los muelles a cargas bolsas, a cortar caña de azúcar, a trabajar en cualquier parte. El heroísmo de los grandes momentos, se forja en el heroísmo cotidiano. En la aplicación de la línea revolucionaria en las fábricas, en los barrios, en las facultades. El heroísmo se muestra en la pequeña lucha reivindicativa, que es parte inseparable del combate por el pan, el trabajo y la dignidad del pueblo. Que es parte inseparable de la lucha por la conquista de un nuevo tipo de poder, al servicio de los obreros, de los campesinos, de los intelectuales, de todos los demócratas auténticos, de un poder popular.
Al hablar del Che pensamos en un líder de la Revolución Cubana, que es a nuestro entender, el más grande acontecimiento político y social de la segunda mitad del siglo XX. ¡En la estrella de Cuba, vive para siempre el espíritu y la obra del Che! ¡El espíritu indomable, el optimismo revolucionario y la voluntad de vencer del Che Guevara! A los que hoy en la Argentina, dicen que es tan difícil hacer la revolución, que más vale no pensarlo. A los que predican un socialismo domesticado, integrado al sistema. A los que venden el marxismo como método para conocer la realidad, pero le roban en el camino su carácter de herramienta para trasformarla. A todos los difusores del escepticismo, les decimos junto con el Che, que no se puede ser joven, sin rebelarse contra la injusticia. ¡Que no se puede tener pocos años y amar la vida, sin sentirse angustiado cuando se asesina a un hombre en cualquier rincón del mundo y sin sentirse entusiasmado cuando en cualquier rincón del mundo se alza una nueva bandera de libertad!
¡Por eso decimos que sí se puede hacer la revolución! ¡Porque tenemos confianza en nuestro pueblo! ¡Porque sabemos que un pueblo heroico y luchador tiene derecho a ser un pueblo libre! ¡Como lo está demostrando Cuba socialista! ¡Como lo está demostrando la Nicaragua sandinista! ¡Como lo demostrarán, le pese a quien le pese, nuestros hermanos de Chile, Uruguay y Bolivia!
Del corazón del Che habían desaparecido todos los prejuicios, los chauvinismos, los egoísmos. Estaba dispuesto a verter su sangre generosa por la causa de cualquier pueblo. Ese es el ejemplo de los heroicos combatientes de las brigadas internacionales que lucharon por la España Republicana contra el fascismo. Es el ejemplo de innumerables voluntarios que acudieron al llamado de la naciente Revolución Cubana. Ese es el ejemplo que pretendemos seguir y enriquecer; que inspira la formación del Movimiento de Brigadistas General San Martín, uno de cuyos destacamentos partirá en enero próximo a compartir con la juventud nicaragüense la batalla de la recolección de café, una batalla por la Revolución Sandinista, contra Reagan y su criminal política agresiva. Una batalla por la dignidad y el honor de América latina.
No olvidaremos nunca los días de la guerra en Malvinas, y la emocionante solidaridad de los pueblos del continente. No olvidaremos jamás el hermoso gesto de Fidel proclamando que los cubanos estaban dispuestos a dar su sangre en la lucha contra el imperialismo angloyanqui. Acordémonos también de los nicaragüenses, que ofrecían su vida para luchar en Malvinas cuando recién comenzaban a reconstruir un país que los Somoza habían dejado en cenizas. ¡En ese gesto de Fidel, estaba el Che Guevara! ¡En la lucha de los sandinistas, estaba el Che Guevara! ¡Y también estará el Che Guevara con los brigadistas que desde Rosario y desde toda la Argentina irán a cortar café a Nicaragua! ¡Por eso y no por otra cosa, la Fede canta que somos la patota de Fidel y el Che Guevara, porque la Fede es internacionalista!
El Che murió por la revolución. Es decir, murió para que otros vivan. Murió para que vivan los pueblos. Por eso luchamos nosotros Luchamos para vivir. El comunista actúa para cambiar la vida, para hacerla mejor, para acercar el momento de la justicia en serio. Para que no haya más niños con hambre y con frío. Para que los viejos no mueran arrumbados. Para que no se frustren las esperanzas y energías de la juventud. El revolucionario, actúa para terminar con la inmoralidad profunda del capitalismo y la explotación que es la peor de las muertes. ¡Por eso queremos el socialismo, que es la mejor forma de construir la vida!
Cuando los heroicos combatientes del Ejército Rojo que libraron a la humanidad de la bestia parda iban al frente en la Segunda Guerra Mundial soñaban con el fin de la guerra y con el momento de regresar a sus casas a seguir construyendo el edificio del socialismo. Cuando los cubanos con Fidel y con el Che iban al frente antes de la revolución soñaban con Cuba liberada. Soñaban con la Cuba alegre y constructora de nuestros días. Cuando los nicaragüenses del Frente Sandinista y de la Juventud Sandinista 19 de Julio se cuelgan el fusil al hombro y marchan hacia las fronteras saben que pueden morir en una emboscada, o al pasar una mina sembrada por los contras. Pero van al frente lo mismo. Van al frente para que algún día Nicaragua pueda aplicar todos los recursos a la educación, a la salud, a la cultura. ¡Para que hasta el último nica, viva la alegría que hoy viven los soviéticos, que hoy viven los cubanos, que hoy vive una tercera parte de la humanidad!
Veamos también cómo pensaba el Che que debemos ser nosotros, cómo debemos ser los jóvenes comunistas, cómo debemos ser los jóvenes revolucionarios. El Che hablaba a la juventud cubana, como si nos hablara a nosotros mismos:
"Un joven comunista tiene que sentir el honor de serlo, y mostrarlo a todo el mundo. Debe tener gran sentido del deber hacia la sociedad, hacia los semejantes como seres humanos y hacia los hombres del mundo. Debe tener gran sensibilidad ante la injusticia. Un espíritu disconforme cada vez que surge algo que está mal. Debe discutir y pedir aclaración de todo lo que no está claro. Debe declararle la guerra al formalismo y la apatía. Debe estar siempre abierto para recibir nuevas experiencias, para conformar la gran experiencia de la humanidad, que lleva muchos años avanzando por la senda del socialismo".
"El joven comunista debe ser un ejemplo vivo para que recuperen el entusiasmo los que han perdido la fe en la vida. Debe tener un espíritu de sacrificio. Debe practicar el internacionalismo proletario. Debe ser esencialmente humano".
Ser un joven comunista, es ser como Jorge Calvo, nuestro Secretario General asesinado por la metralla fascista. Es ser como Néstor Méndez, que despidiéndose de la vida dijo: «No me llores mamá: ¡luchá!» Es ser como los héroes de la Patagonia Rebelde, como los mejores líderes de la Reforma Universitaria, es ser como los mártires de la Semana Trágica. Es ser como Alberto Caffarati y Agustín Tosco. ¡Es ser como todos y cada uno de los desaparecidos por la metralla dictatorial!
¡Hoy, desde esta tribuna, decimos que la joven generación, para ser auténtica heredera del espíritu de San Martín y del Che Guevara, debe realizarse como la generación que termine para siempre con la desunión, debe ser la generación que contribuya a la construcción de un frente de liberación nacional y social que abra paso a los cambios de fondo, y aproxime la hora del socialismo en nuestra Patria!