Javier Mieli volvió a salir de gira en la búsqueda de las divisas que necesita, ya no para dolarizar, sino para poder apuntalar un programa que comienza a exhibir muchas inconsistencias. De las Leliq al Bopreal y del DNU 70/2023 al Proyecto Bases 2, la clase capitalista sonríe y mueve los hilos de un esquema de representación política en la que muchos bailan una música muy diferente a la del pueblo.
A esta altura de no es novedad que el Presidente viaje a EE.UU., tampoco lo es que lo haga sin agenda oficial ni que el motivo sea presentarse en alguno de esos foros donde buena parte de lo peor de la clase capitalista va a pescar oportunidades de negocios, ni que en esa agenda también se incluya un intento presencial por pasar la gorra como para conseguir dólares que ya no se sabe si son aquellos con los que espera apuntalar su sueño dolarizador o si, simplemente, se trata de manotear lo que haya como para sustentar un plan de gobierno que en cuatro meses comenzó a mostrar serias fisuras.
Por eso es que lo único novedoso esta vez es que Javier Milei voló con el avión presidencial ARG 01 que Alberto Fernández adquirió durante su mandato. Lo acompañaron su jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el ministro de Economía, Luis Caputo, la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei y el embajador designado en EE.UU., Gerardo Werthein.
La agenda incluye su participación en el Foro del Instituto Milken donde espera seducir banqueros y representantes de fondos de inversión, pero donde también confía en reunirse y obtener algún resultado favorable para sus propósitos con la directora del FMI, Kristalina Georgieva. En su hoja de ruta vuelve a aparecer un encuentro con Elon Musk y otro con el titular de la Fifa, Gianni Infantino, en el que pondrá arriba de la mesa su proyecto de promover las Sociedades Anónimas Deportivas para el fútbol de nuestro país.
Párrafo aparte merece una breve reseña sobre dónde es que fue esta vez quien ocupa la Presidencia de Argentina. El Instituto Milken, está encabezado por Michael Milken, quien durante la década de 1980 tuvo que se declararse culpable de cargos relacionados al fraude, manipulación de precios y evasión de impuestos, delitos por los que fue encontrado penalmente responsable y condenado a una sentencia de diez años de prisión.
Como pasa cada vez que sale de gira, desde las propaladoras massmediáticas de la clase capitalista, también esta vez se va a vender este viaje como un paso más de un recorrido que inexorablemente debe llevar a que Milei se convierta en una suerte de líder de talla global o al menos regional, una idea que contribuye a apuntalar una imagen doméstica del presidente que, sería necio no reconocerlo, se mantiene estable dentro y de un rango aceptable.
Pero lo cierto es que en el tuétano de la actividad del mandatario y sobre todo en las que piensan desarrollar Posse y Caputo en Los Ángeles, lo que prima es la necesidad urgente que tiene el gobierno por conseguir dólares y no pocos. Quince mil millones es la cifra que tanto el presidente como las autoridades del Banco Central, señalan que precisan para dejar totalmente librado el precio del dólar a los agentes que operan en el mercado financiero, esto es lo que comúnmente se denomina “levantar el cepo cambiario”. Esto es algo que se le viene reclamando desde lo más concentrado de la clase capitalista que actúa en nuestro país que por ahora apoya a Milei, pero que también es la que tiene capacidad de fuego como para complicarle la vida al actual o a cualquier presidente.
Pero llegar a esta meta, la cosa se le está poniendo complicada, sobre todo después de que quedara desvanecida la idea que el propio Milei repitió hasta el hartazgo durante la campaña que lo puso en La Rosada, cuando endulzó los oídos de su público aseverando que ya tenía asegurada esa cifra mágica por parte de diferentes fondos de inversión.
Cuatro meses más tarde, por el momento, ya nada de eso aparece ni siquiera en el relato del staff presidencial que, aparentemente, desterró de su argumentación lo que hasta hace seis meses parecía ser una verdad canónica que legitimaba la creencia de que “los mercados confían en Milei”.
Y no es sólo aquella promesa la que quedó desterrada, al menos, del horizonte del corto y mediano plazo, porque tampoco apareció ni un centavo de los fondos que Luis Caputo indicó que tenía garantizados a cambio -por supuesto- de que el gobierno avance con el paquete que ostentosamente se presenta como plan económico. El paquete avanza provocando estragos en un sujeto social cada vez más amplio, a la vez que beneficia con la posibilidad de hacer una jugosa bicicleta financiera a los amigos del titular de Economía. Pero de dólares frescos, nada de nada.
De todos modos y merced a la terrible devaluación del 119 por ciento que perpetró apenas se puso la banda presidencial, la Presidencia logró hasta ahora sostener un esquema de estabilidad del precio del dólar, basado en pequeñas fluctuaciones digitadas desde el Banco Central que provocan devaluaciones que se ubican en un rango del dos por ciento mensual. Para sustentar este esquema, Economía no dudó en poner su pie encima de las importaciones lo que, fundamentalmente, tiene una repercusión negativa en industria que es donde además se siente fuerte la contracción del consumo interno de bienes, aunque ni con esto le alcanza.
De ahí que para comenzar a tapar agujeros, el gobierno espera conseguir los dólares que precisa de la liquidación del agronegocio que en comparación de 2023 a esta altura del año es de un veintiuno por ciento menos. Y la mayor parte de esto se corresponde con lo cosechado el año pasado. Además ¿por qué le haría este favor al gobierno un sector que después de liquidar tiene que salir a comprar casi la mitad de sus insumos productivos, que paga en dólares, cuando el propio presidente acaba de aseverar que, hoy por hoy, la inflación en dólares que tiene Argentina es muy elevada? Es evidente que por más afinidad ideológica que tengan con Milei, en las actuales condiciones, son muchos los que van a esperar una nueva devaluación sentados sobre las silobolsas.
El punto es que para el gobierno, reconocer que desde sus propios parámetros existe un atraso cambiario significaría tener que aceptar de cara a su propio público que el ajustazo que ya perpetró no alcanza y que, por lo tanto, es hora de hacerle un nuevo ojal al cinturón. Y esta es una de las razones de índole político por las que se trabaja a contra reloj en la búsqueda de un nuevo endeudamiento que sea capaz de obturar una disparada del tipo de cambio que si se produce, tarde o temprano, traería aparejada una nueva espiral inflacionaria.
Pero para ello la única herramienta que le va quedando es una nueva ronda de endeudamiento, algo para lo que el FMI exige acuerdo político y de esto va también la negociación y concesiones que el gobierno parece estar dispuesto a hacer en beneficio de quienes apoyen el Proyecto de Ley Bases 2 y que garanticen que Diputados continúe sin tratar ni votar a favor de la inconstitucionalidad del DNU 70/2023.
Todos bailan
La hoja de ruta es clara. Hay un esquema de negocios que se puede resumir en una abrupta reprimarización de la matriz económico-productiva, una violenta reformulación regresiva de la relación entre los universos del capital y el trabajo basada en la imposición del precariado, una destrucción de los sistemas público, universal y gratuitos de Educación y Salud junto al de jubilaciones, asociada a una degradación del complejo científico tecnológico que lo ponga al borde de la extinción.
Todo esto en un contexto de delegación de soberanía económica, política y nacional perpetrada en beneficio de un esquema de extrema financierización, que se expresa en términos geoestratégicos por medio del bloque anglosajón que está liderado por EE.UU. Gran Bretaña e Israel.
De esto va básicamente el programa que la clase capitalista instrumenta por medio de la Presidencia Milei que, en su temeridad, corre hacia delante sentada sobre varios barriles de dinamita. Uno de ellos es el que se va acumulando con cada edición de los denominados Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal), que fue el conejo que Caputo sacó de su chistera para no tener que usar dólares de las reservas para compensar a los importadores, claro que para ello se paga una tasa sideral que se incrementa con cada refinanciación. Y ya van por la cuarta.
¿Qué quiere decir todo esto? Ni más ni menos que el gobierno que se jacta de un superávit que sólo existe en sus sueños, además está acumulando una peligrosa deuda, por medio de una herramienta que es muy similar a las Leliq, pero que a diferencia de ese instrumento, éste está nominado en dólares. Entonces, el propio Milei que fanfarronea con que fue quien desarmó “la bomba de las leliq”, está fabricando otra que más se parece a un misil nuclear, porque además lo hace en la divisa estadounidense que por más que le pese al presidente, es un bien que no se fabrica en Argentina ¿De dónde van a salir los dólares para pagar estos bonos, algo que ya patearon para adelante en tres oportunidades, por supuesto, mediante la emisión de más bonos y a tasas más suculentas?
Esto es algo que ya a esta altura debería estar encendiendo luces de alarma, porque a la actual aceleración que se verifica en los índices de pobreza, sumada a la recesión y la desocupación, si revienta esta bomba lo que puede añadirse sería una espiralización del endeudamiento.
Esto, vale reiterarlo, en un marco en el que ya se está diluyendo la “competitividad” que la megadevaluación le otorgó al dólar, que permitió que el gobierno soñara con que el tipo de cambio se convirtiera en un anclaje duradero para la inflación. Y a este panorama hay que sumar la preocupante baja que se registra en la recaudación impositiva, que deriva de la fuerte caída en el consumo porque prácticamente el único precio de la economía que cae drásticamente y que por ende es la variante de ajuste sobre la que se apuntala este programa, son los salarios de trabajadores activos y jubilados.
Los datos son contundentes. Durante marzo, la actividad económica cayó por encima del diez por ciento, esto es dos puntos peor que el promedio del primer trimestre. En el caso de la industria el derrumbe fue del trece y en el de la construcción del veinticinco por ciento y todo con un telón de fondo atravesado por salarios de miseria y caída del empleo lo que lleva a una severa merma en el consumo y, sin consumo, no hay recaudación que alcance.
Y en esto está la clave de la cosa. Porque más allá de las fotos que se pueda sacar Milei en EE.UU., que por otra parte nos salen muy caras a los argentinos, pero también además de las agachadas de un esquema de representación política que mayoritariamente no quiere salir de su zona de confort, quien paga el brutal costo que impone la Presidencia Milei es un sujeto social amplio que tiene a la clase trabajadora en el ojo del huracán, ya que es de ahí de donde salieron los 3,2 millones de personas que el actual gobierno envió a la pobreza apenas durante sus primeros tres meses en La Rosada.
Y como los números no le cierran, el horizonte que se presenta es una nueva ronda de sobreendeudamiento u otra megadevaluación. Con ambos telones de fondo, el ajuste va a recaer sobre el universo del trabajo, la consecuencia necesaria será más recesión ya que, al fin de cuentas, ésa va a ser la única herramienta que le quede al gobierno para poder presentar un IPC de un dígito, algo que pondría al país en el mismo escenario que había previo al triunfo electoral de Milei, sólo que ahora se presentaría con salarios totalmente depreciados, merma en los niveles de trabajo registrado e incluso del no registrado, paritarias destrozadas, un esquema de contención social que fue deliberadamente detonado y todo el resto de calamidades que imponen el DNU 70/2023, que se pretenden consolidar con la aprobación de los proyectos de Ley Bases 2 y el Paquete Fiscal.
Todos los que la semana pasada votaron favorablemente el Proyecto de Ley Bases 2 coinciden en algo, se autoperciben como los que están llamados a ser los continuadores racionales de un gobierno desquiciado que, por tal motivo, en algún momento acabaría cayendo por su propio peso. Por eso durante la previa de la sesión, los más audaces sobreactuaron pour la galerie su preocupación por alguno e incluso por todo el contenido de la iniciativa, pero al final de la jornada, no dudaron en apretar el botón verde de sus curules. Todos, sin excepción, sueñan y suspiran imaginándose como invitado estelar al próximo Foro del Llao Llao. Pero por ahora parece poco probable que Milei se quede sin nafta antes de tiempo, tanto como que a alguno de estos oportunistas le de el pinet para meterse seriamente en esa línea sucesoria. Como diría el maestro Raúl González Tuñón, todos bailan, pero en este caso queda claro que la de ellos no tiene nada que ver con nuestra música.