Así alertó el presidente del Club Social y Deportivo Franja de Oro, Rubén González Marengo, ante el aumento de tarifas que golpea fuertemente a esas entidades que son pilares fundamentales del deporte nacional.
Abril llega con nuevos aumentos en los servicios públicos, los cuales se proyectan aún con más fuerza para los meses venideros y el impacto económico no sólo golpea a las familias, sino que también alcanza a las Pymes y a los clubes de barrio. Ante el aumento de las tarifas de luz y gas, que ya repercute en las actividades de las instituciones, algunas suspendieron el dictado de clases nocturnas y otras la asistencia a campeonatos, al tiempo que a raíz de la situación económica, muchas personas abandonaron el club de barrio o no pueden afrontar el pago de las cuotas mensuales.
Al respecto, Rubén Gonzales Marengo, quien es presidente del Club Franja de Oro, denunció que “la situación puede llevar a la quiebra a muchos clubes de barrio” y explicó que en la entidad que preside “tenemos aumento de tarifa eléctrica de cuatrocientos por ciento y aún no sabemos cuánto va a venir de gas”.
Asimismo, Marengo, quien también es vicepresidente de la Federación para la Defensa de los Clubes e Instituciones Barriales y Tesorero del Foro, llamó a “seguir visibilizando los reclamos de los clubes de barrio con distintas acciones” y destacó que “es importante seguir apostando a la unidad de los clubes contra el gobierno”.
Por ejemplo, el Club Deportivo San Andrés que está ubicado en el distrito bonaerense de San Martín, contiene a más de 3.500 chicos y chicas que concurren a diario a su sede para practicar diferentes actividades deportivas. Se trata de una Asociación Civil sin fines de lucro que, debido al feroz ajuste del gobierno de Javier Milei, en abril deberá pagar una boleta de luz de más de un millón de pesos.
Con este tarifazo a ninguna de estas entidades le cierra la ecuación y así lo corrobora Marengo cuando relata los esfuerzos que deben hacer las directivas de los clubes para no “aumentar tanto la cuota y poder becar chicos y chicos que no la pueden pagar”.
En esto destacó el eje central del papel comunitario que tienen los clubes, vinculado a la contención social y el desarrollo humano por medio del deporte como bien público, algo que el gobierno en su locura anarco-capitalista intenta mercantilizar por medio de diferentes medidas.
Pero asimismo, dentro de este panorama tan duro, Marengo reconoció la responsabilidad y solidaridad de “los socios vitalicios que siguen aportando con su cuota”, tras lo que trazó un paralelismo entre la situación actual y lo sucedido durante la pandemia y el macrismo. “Los clubes de barrio hemos pasado la pandemia y el macrismo, y en cada caso la fuimos piloteando, pero acá viene más dura la mano”.
Mientras tanto, el gobierno insiste con su plan de imponer las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) y a poco del comienzo de los Juegos Olímpicos, desmantela el Centro de Alto Rendimiento Deportivo (Ver Deporte para pocos). Y, en este contexto, la Secretaría de Deportes de la Nación sólo siembra más incertidumbre, ya que no presenta directivas. La designación de Julio Garro al frente del organismo es muy reciente y, al igual que los deportistas de alto rendimiento, desde los clubes esperan un plan para seguir en pie.
“Que quede todo en manos privadas es el plan para con el deporte de este gobierno”, denunció Marengo y, en esta línea, hizo hincapié en que “en su idea de déficit cero, el gobierno es duro con los débiles y blando con los fuertes”.
Y después de advertir que el vaciamiento del Cenard está vinculado a la codicia de algunos amigos del poder, ya que “tiene muchas tierras muy provechosas para el negocio inmobiliario”, fue claro al puntualizar que para defender a los clubes de barrio y el deporte amateur, “más allá de la falta de dirigentes, tiene que reaccionar el pueblo contra este gobierno”.