Quinientos trabajadores de la planta que Algodonera Avellaneda posee en esta ciudad pueden quedar en la calle. “No se toma dimensión de lo que está pasando en el norte de Santa Fe”, advierte desde el PC local, Víctor Fleytas.
Incertidumbre y temor son las dos palabras que pronunciadas a media voz recorren cada rincón de la planta que Algodonera Avellaneda posee en el parque industrial de la ciudad de Reconquista, en el norte santafecino, donde alrededor de quinientos trabajadores ven peligrar el futuro de su fuente laboral a raíz del reciente pedido de concurso de acreedores que hizo el propietario de la fábrica, el holding Textil de Vicentin, en lo que puede constituir un paso previo a la quiebra que los dejaría en la calle.
Pero también hay temor porque, desde hace varias semanas, la patronal se viene encargando de presionar a los obreros, en su afán por arrancar de raíz cualquier foco de organización y resistencia que sea capaz de salir al cruce de los movimientos que hace la empresa que por cierto poco tienen de claridad.
Y esto se vio con total crudeza cuando, no hace mucho, la patronal decidió reducir los turnos laborales de ocho a seis horas, lo que representó una considerable merma en los ingresos de los trabajadores. Pero no conforme con esto, también desarmó el cuarto turno para distribuir a los operarios en los restantes tres ¿Pero por qué? La respuesta hay que buscarla en lo que sucedió cuando se dispuso la reducción de la jornada: en ese momento fueron los trabajadores del cuarto turno quienes se plantaron para exigir que se paguen las horas caídas y, con ese telón de fondo, en asamblea y por una abrumadora mayoría decidieron no firmar el “acuerdo” que intentó imponer la empresa, por el que se comprometía a abonar sólo el 75 por ciento de los haberes.
Finalmente, desde la semana pasada volvieron los turnos de ocho horas, pero la continuidad de la fuente laboral parece seguir pendiendo de un delgado hilo. Es que, por ahora, hay trabajo porque la empresa debe responder a dos pedidos que tiene pendientes, uno de la Cooperativa de Trabajo Algodonera Santa Fe Ltda. y el restante de Buyati que es una firma que se dedica al acopio de semillas de soja y algodón ¿Pero qué va a pasar cuando se acabe de hacer la producción para satisfacer esos pedidos?
Víctor Fleytas es militante del Partido Comunista de Reconquista y es contundente cuando advierte que “hay una clara intención por parte de la empresa, que es Vicentín, de desmantelar la algodonera y mandarla al quiebre”. Y en este sentido recuerda que “tiene una deuda multimillonaria con la Nación y por eso aquí hay todo un combo de cosas en el cual influye la política nacional”.
Fleytas no se equivoca cuando alude a los factores que convergen en esta situación que, hay que reiterarlo, mantiene en vilo a quinientas familias trabajadoras de Reconquista. Porque por un lado, a la hora de contar esta historia, no puede soslayarse el feroz ajuste perpetrado por la Presidencia Milei que provocó una retracción en el consumo que tiene entre los sectores más afectados a la industria textil, lo que le da un cierto asidero a versión de la empresa que señala una caída del volumen de sus ventas del sesenta por ciento. Pero también es verdad que el estrés financiero que padece Algodonera Avellaneda, nace en el momento en que se convirtió en garante del proceso de concurso que pesa sobre Vicentín.
Queda claro que lo que vaya a pasar con la algodonera, va a impactar sobre la comunidad de Reconquista, por lo que no sorprende cuando Fleytas sostiene que “estamos en una situación de abandono por parte de la Nación y de la Provincia de Santa Fe, pero también de los gobiernos locales” ya que, lamentó, “nadie parece estar decidido a hacer nada para evitar que los obreros pierdan sus fuentes de trabajo, porque si se confirma el cierre de la fábrica, serían alrededor de quinientas familias las que se quedarían sin sus ingresos, eso haría una cadena en la cual muchos pequeños comercios dejarían de tener a quiénes venderles sus productos”. De ahí que sin dudarlo alerte que “todavía no se toma dimensión de lo que está pasando en el norte de Santa Fe, donde muchas personas están en una situación muy precaria y esto empeoraría si se cierra la algodonera”.