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Denuncias y acusaciones cruzadas encienden luces de alerta, mientras la derecha se frota las manos. “Esta es una pelea de mezquindades que se traduce en daños al proceso de cambio, al gobierno y a la estabilidad económico-política nacional”, advirtió en diálogo con Nuestra Propuesta, el referente del Frente Revolucionario Comuna de Bolivia, Tupaj García.

 

-Durante las últimas semanas, crecen las versiones que dan cuenta de una ruptura hacia adentro del MAS ¿qué hay de cierto en todo esto?

 

El conflicto interno en el MAS tiene dos niveles de análisis, el primero es la disputa por el liderazgo político del proceso de cambio entre Luis Arce y Evo Morales, que se plantea como el líder de este proceso a partir de su trayectoria histórica y de sus constitución como el gran referente de la transformación y el nacimiento del proceso de cambio desde 2003 cuando se acaba con el gobierno neoliberal. Y por su parte, Luis Arce se propone como el nuevo líder a disputar la conducción del proceso de cambio a partir de su conducción estatal, la recuperación de la democracia y la reactivación económica.

Pero también hay otro nivel de análisis que es que surge al advertir la disputa entre los mandos medios de ambos referentes. Estos mandos medios compuestos, en un caso por los ministros en ejercicio y otros funcionarios públicos y en el caso de Evo por ex autoridades de Estado, diputados nacionales y dirigentes sindicales, es la pelea más encarnizada que existe y es la que le da todo el relieve que vemos en redes sociales, que hace magnificar este conflicto. Pero también esta pelea, a la vez que dura, es la menos política y la más destructiva y se basa, en última instancia, en la puja por quién tiene el acceso a los puestos de trabajo en el Estado. Entonces, la rispidez se dan más a este nivel de mandos medios, que entre Evo Morales y Luis Arce y es importante recalcarlo.

 

-Pero desde la massmedia hegemónica se hace hincapié en que la disputa nace de miradas económicas y políticas que son diferentes…

 

En temas económicos, tanto Lucho como Evo proponen la continuidad del modelo de redistribución de la riqueza, industrialización de los recursos naturales y exportación de productos con cadenas de valor agregado, por lo tanto, no hay una diferencia respecto al modelo económico a implementar. Tampoco hay una diferencia respecto al modelo redistributivo de la riqueza.

Lo que hay es diferencias en cómo se plantea. Ahí, por ejemplo, está el tema litio, donde Evo propone que se debe industrializar el litio a partir de una coordinación con el empresariado y el Estado chino, que permita sacar de una vez todo ese mineral que tenemos ahí en el salar, para una exportación a gran escala en el mercado mundial.

Por su parte, Luis está apostando a una producción de desarrollo tecnológico propio, que evite caer en la dependencia tecnológica de otros países industrializados y generar nuestros propios motores de industrialización del litio. De hecho, esta línea que propone Lucho, es la línea que proponía Evo hasta 2018, cuando después de casi diez años con Yacimientos Petrolíferos Bolivianos de Litio (YPF-Litio), evaluaron que es muy lento el desarrollo tecnológico y plantearon la industrialización vía China, algo que se cortó con el golpe de Estado de 2019. Por eso, si tú quieres, ni siquiera es que Lucho proponga un camino alternativo, sino que propone el antiguo proyecto de Evo Morales.

En lo económico no hay diferencias. Quizás Lucho se ha mostrado más dispuesto a una pelea con el gran empresariado industrial a partir del intento, en 2021, de aprobar una ley que grave las ganancias. Y, en cambio, Evo está más dispuesto a generar ciertos acuerdos con el empresariado nacional para terminar de reactivar la economía. En realidad este es el problema: Evo demanda que la economía no está creciendo a los pasos que debería estar haciéndolo para que la gente viva mejor, mientras que Luis propone que esta reactivación económica debe darse de manera natural y no apoyada por el Estado de manera constante. Eso podría ser la diferencia de proyecto económico más importante entre los dos, pero ambos están de acuerdo en los marcos generales.

 

-Pero las diferencias también vieron en torno al abordaje al conflicto abierto por la resistencia de la derecha a la Ley del Censo…

 

Con respecto a la Ley de Censo, ha sido un conflicto con bastantes momentos, hablamos de casi cuarenta días de conflicto en torno al censo y si incluimos al final de este período la detención del gobernador de Santa Cruz, Luis Camacho, por su participación en el golpe de 2019, estaríamos hablando de casi dos meses de conflictos constantes.

La derecha llama a una movilización nacional y empiezan a haber enfrentamientos que desde Santa Cruz se irradian al resto del país, en el marco de pedir el censo de población nacional y vivienda para 2023. Ante esto el gobierno dice que no hay capacidad para hacerlo en esa fecha y propone que sea en 2024. Esto lleva a enfrentamientos con varios heridos y dos fallecidos.

Esto pasó en 2022 y en un primer momento Evo apoya a Lucho e instaura un cerco a la ciudad de Santa Cruz. Es la tercera vez que se hace algo así en esa ciudad: la primera fue en 2008 y después en 2020. Después de tres semanas de cerco, se sigue combatiendo y siguen los heridos, mientras que las fuerzas rurales sienten el desgaste, porque entraron a una pelea con bastante improvisación y ya no pueden sostener la medida del cerco. Y es entonces cuando Evo le propone a Lucho que es momento de ceder, de sentarse en una mesa y acordar con la derecha, porque nuestro medio de presión ya no podía aguantar mucho más.

Pero lo que hace Lucho es seguir y seguir, hasta que la ciudad de Santa Cruz se ahoga en su movilización y después de casi cuarenta días, el paro cívico convocado por la derecha se disuelve por desgaste de la propia derecha.

Todo esto estuvo acompañado por enfrentamientos esporádicos en otras ciudades donde vence el proceso de cambio, al tiempo que se verifica la incapacidad de que el movimiento de Santa Cruz se irradie hacia otros puntos del país y se cambian los altos mandos militares ante un intento de golpe.

Como se ve son varios momentos: en algunos Evo y Lucho estuvieron de acuerdo con la posición que había que adoptar frente a la derecha, pero en otros momentos tienen diferencias tácticas. Pero esto no quiere decir que uno haya estado pactando con la derecha, esas son acusaciones que aparecieron entre los mandos medios, pero son acusaciones y chismeríos de cocina.

 

-Volvamos al tema de las diferencias en el abordaje táctico en lo económico-político…

 

La acusación de Evo de que no se está continuando con el proceso de industrialización, está apoyada en un hecho real, ya que muchos de los proyectos y los créditos chinos para industrializar se han quedado parados. Hay un montón de proyectos que deberían ejecutarse, que ya tenemos las licitaciones y los préstamos de China para ejecutar, sobre los que no se está haciendo nada.

En ese sentido, Lucho responde ante esta inactividad industrial que “estamos conteniendo el gasto fiscal” ¿Por qué lo está conteniendo? Porque ha habido una caída de reservas durante los últimos cuatro años.

Con la gestión de Añez se paralizó la estructura industrial del Estado y se vivió de quemar reservas. Lucho ha reactivado las empresas más rentables del Estado y ha tratado de contraer el gasto público para poder frenar la pérdida de reservas internacionales.

Pero a este abordaje le ha jugado una mala pasada la guerra de Ucrania y la renegociación que, durante el gobierno de facto, tuvo Añez con Brasil respecto a la exportación de gas. Y a esto le sumamos un tercer factor que tiene que ver con que no hemos encontrado nuevos pozos de gas y por eso nos estamos quedando sin gas.

 

-¿En esta restricción se monta la derecha para intentar desestabilizar la soberanía monetaria de Bolivia?

 

Ante esto, en vez de gastar toda la plata que tiene para reactivar el proceso industrial, lo que hace Lucho es guardarla y hacer que dure el mayor tiempo posible.

Como se ve, se trata de diferencias tácticas pero no estratégicas que llevan a una caída de las reservas, porque Bolivia importa combustible. Sí, somos un país que exporta gas pero importa gasolina y diesel, y además el Estado lo subvenciona para evitar las pujas inflacionarias que se darían por el aumento del precio del transporte.

Entonces las reservas van cayendo porque la subvención se paga con dólares de las reservas. Si bien la caída de reservas ha sido fuerte, esto no afecta al sistema financiero boliviano. Pero montada sobre esto, la derecha ha hecho una campaña de desinformación, tendiente a provocar una especulación en torno al dólar y generar un dólar paralelo. Y esto, ahora sí, ha hecho que en una economía interna que se maneja en bolivianos y que por lo tanto no demandaba dólares, de repente surja la necesidad de dólares construida a partir de un clima de mucha especulación al que aporta la desinformación de muchos medios de comunicación. Pero también por un alineamiento de la banca privada de no soltar dólares al mercado.

 

-¿Cuál es la respuesta del gobierno encabezado por Arce ante este pustch?

 

Esto ha hecho tambalear al modelo económico y ante esta situación, la solución es la Ley del Oro que le permite al Estado Boliviano, vender las reservas en oro que tiene, que es algo que Evo había prohibido durante su gobierno como forma de buscar evitar que ante una derrota electoral, un gobierno de derecha pudiera licuar las reservas.

Ahora, la Ley del Oro permite vender este oro y comprar oro a los cooperativistas privados, para recuperar las reservas. Y para esto hace un acuerdo con los cooperativistas privados para comprarle el cuarenta por ciento de lo que exportan, pagándoles en bolivianos a precio internacional, pero capturando el mineral para venderlo y recuperar dólares.

Esta ley ha sido aprobada hace alrededor de un mes y, desde entonces, ese dólar blue que intentó posicionar la derecha, que había trepado hasta 7,93, ahora está en 7,10, esto es veinte centavos de brecha respecto al precio oficial. Y la apuesta es que, durante los próximos dos o tres meses, se acabe por disolver este dólar blue.

Queda claro que se trata de un problema amplio y que no hace a un error en la táctica de Lucho, sino que es algo que él heredó de la gestión de facto que comenzó a licuar reservas para pagar sueldos y todos los gastos del Estado.

 

-¿Qué lectura se hace desde el movimiento popular sobre esta disputa que hay en el MAS?

 

Dentro de las fuerzas populares hay muchas perspectivas sobre esta pelea interna del MAS. Muchos de los sectores sindicalizados, obreros, campesinos, comunarios postulan que esta es una pelea de niños, que Lucho y Evo deberían saldar en un mano a mano y ya. Y esto es así, porque los sectores sindicalizados, identifican como el enemigo de clase a la derecha nacional. Otros sectores, incluso otras estructuras sindicales, se han visto afectadas por esta pelea a partir de un intento por parte del Estado Nacional de generar estructuras sindicales paralelas.

 

-¿Ahí es donde aparece el tercer actor de esta historia?

 

Aquí ya no tenemos como actor principal a Lucho ni a los luchistas, sino que aparece como actor principal el vicepresidente David Choquehuanca y sus antiguos compañeros de ONGs que trabajaron en estructuras sindicales. El esquema Choquehuanca y estos dirigentes han intentado fracturar las estructuras sindicales históricas del proceso de cambio con el objetivo de tener una paralela que les responda a ellos y otra, la oficial, que le responda a Evo, de modo de poder decir “a nosotros también nos apoyan los sindicatos”.

Quizás dentro de las pulsiones de esta batalla interna, esta sea la más miserable porque, en busca de cierta capitalización de poder simbólico, se compromete una acumulación de setenta años de vida sindical que nos han traído a un proceso de cambio. Pero el único lugar donde han logrado hacer esto, ha sido en la Federación Sindical de Campesinos del departamento de La Paz que es la histórica, la famosa Tupac Katari, donde se ha generado una estructura oficial que le responde a Evo y otra paralela que lo hace a David. Aunque como sólo es una departamental de una estructura mucho más grande, en el resto de los departamentos se ha generado una reacción de rechazo a este tipo de política y han preferido optar por no tomar posición. Sólo algunos referentes nacionales entraron en esta disputa, pero la estructura sindical se mantiene neutra bajo una premisa que podría definirse como “somos parte del proceso de cambio y esperamos que el MAS resuelva sus conflictos”.

Y en este puto hay que recordar que, a diferencia de lo que pasa con otros procesos de transformación, el MAS no es un partido político como tal, sino que es un instrumento electoral cuyo músculo son los sindicatos, por lo que si los sindicatos se alejan del conflicto, lo que queda son un montón de cuadros urbanos y de algunos sectores rurales que se pelean entre ellos mientras no hay elecciones, pero cuando las hay, todos los militantes de las estructuras sindicales se ponen la camiseta del MAS y hacen campaña. Esto es importante para entender que la batalla interna del MAS es muy dura, pero no hace a la gran mayoría nacional.

 

-En este contexto se hicieron oír voces que señalan que Evo Morales adopta posiciones que son funcionales a la oposición de derecha ¿Qué hay de cierto en esto?

 

La crítica del gobierno de decir que Evo es oposición se basa en un hecho concreto que es, por ejemplo, la Ley del Oro. La bancada del MAS en la Asamblea Legislativa está partida en dos. Un conjunto de diputados y senadores responde a Luis Arce y el otro a Evo Morales. Hay muchas cosas en las que están de acuerdo y se pelean con la derecha, pero hay momentos en los que no lo están. Y cuando pasa esto las leyes no avanzan, porque el MAS tiene mayoría, pero si vota de manera dividida se queda sin esa mayoría y, por lo tanto, las leyes no se aprueban.

Entonces ahí es cuando los diputados y funcionarios gubernamentales dicen “ellos están jugando como la oposición”. Pero de ahí a vincular a Evo con Luis Fernando Camacho o con Carlos Mesa, es algo que en ningún análisis político puede ser tomado como algo coherente.

Lo que hay es una bancada dividida, con legisladores peleados entre ellos por mezquindades e insisto, por acceso a puestos de trabajo en la estructura del Estado y cuestiones así, lo que se traduce en una división al momento de votar.

Los diputados arcistas, han presentando esta división de intereses personales como si fuera una suerte de lucha ideológica entre El Evo y Lucho, y los diputados evistas vienen haciendo mismo, sólo que defendiendo a Evo. Entonces esta es una pelea de mezquindades que se traduce en daños al proceso de cambio, al gobierno y a la estabilidad económico-política nacional.

 

-¿Y en con este telón de fondo, que puede pasar para las Presidenciales de 2025?

 

Evo va a ser candidato del proceso de cambio para 2025. Eso es una realidad cantada por el espectro político boliviano, aunque todavía no está oficializada, pero que sí está aceptada tanto por la izquierda como por la derecha. Y aquí retomo lo que dice Álvaro García Linera cuando señala que esa postulación puede garantizar la victoria del proceso de cambio o su primera derrota electoral desde 2002, cuando el MAS se presentó contra toda la derecha neoliberal junta y salió segundo.

 

-¿Y de qué va a depender?

 

Depende de si el MAS se divide o si no lo hace. Como no hay una diferencia del proyecto económico y político entre Luis Arce y Evo Morales, existe una posibilidad de que Evo sea candidato y que Luis también lo sea, esto es, que vayan en una sola fórmula. Así se resolvería el tema interno y además se garantizaría el triunfo electoral. Ahora, si el MAS va dividido, Luis y David Choquehuanca van apoyados con toda la estructura del Estado haciendo su propia campaña y Evo se queda con la estructura de los movimientos sociales y va por su lado, cada uno va a sacar veinticinco o treinta por ciento y se iría a un balotaje con la derecha.

Por eso las perspectivas de vencer en las próximas elecciones, dependen de la capacidad que podamos tener para mantenernos unidos y es justamente por eso que desde la detención de Luis Fernando Camacho la derecha no ha salido a la calle, porque sabe que cada vez que lo hace, la pelea entre luchistas y evistas se disuelve en la unidad contra el enemigo común. Por eso la derecha se aguanta y se muerde la lengua, porque sabe que cuanto más tiempo se quede callada, más pelea va a haber en el MAS.

Pero estos mandos medios, lejos de entender que esa es la estrategia que está jugando la derecha, abiertamente en todos los medios de comunicación caen en la trampa, se comen todo el plato y después le echan la culpa al otro.

En lugar de preguntarse por qué los diarios de derecha ventilan nuestras peleas, dicen “ves, en página 7 te han sacado una nota de que vos eres un maleante” y el otro le dice que el equivalente boliviano de TN, Erbol, “te ha sacado una nota de que vos eres un narcotraficante”. Así de paradójica resulta esta batalla interna.