Nuestra Propuesta dialogó con el periodista austríaco Michael Wögerer ¿Cómo leer este resultado electoral? ¿Qué influencia tiene en el resto de Europa? ¿Qué pasa con los comunistas? Son algunos de los temas que ayuda a esclarecer el panorama el responsable editorial de Unsere Zeitung.
“¡Países Bajos, Hungría, Bélgica, Italia, Alemania, Portugal, Suecia, Francia, España, República Checa y hoy Austria! ¡Estamos ganando!”. Esto es lo que declaró un exultante Geert Wilders a poco de que se conociera el resultado de las elecciones parlamentarias de Austria, en las que el Partido de la Libertad (FPÖ) que comanda Herbert Kickl logró casi el treinta por ciento de los votos, con lo que quedó primero superando por unos cuatro puntos porcentuales al conservador-cristiano (ÖVP).
Cabe recordar que Wilders es el líder de la ultraderecha encarnada por el Partido por la Libertad, que no hace mucho sorprendió con un resultado similar en Holanda, convocando a votar a favor de “los verdaderos Países Bajos, contra el Islam y la escoria”. Una performance parecida a la que obtuvo el partido de Marine Le Pen en las parlamentarias europeas de junio y también Chega, que en abril en Portugal, conquistó a la mayor parte del electorado joven para arañar el veinte por ciento de los votos generales.
Y aunque en los comicios celebrados en España, Vox no pudo repetir lo que algunos de sus más optimistas adherentes señalaban como un ascenso irrefrenable, las recientes elecciones de Turingia, volvieron a poner a la AfD y su candidato Björn Höcke en las primeras planas de Alemania, al tiempo que en Hungría, Viktor Orbán, puede exhibir un esquema de gobierno absolutamente consolidado y Giorgia Meloni transita sin demasiados sobresaltos su propia agenda en Italia.
Queda claro que lo que vivimos en Argentina, aún con sus particularidades, no es un fenómeno que esté disociado de una situación que atraviesa a buena parte del mundo que se ve arrastrado por la crisis económico-social y de representación política que surge del impacto que produce el actual momento que atraviesa la segunda crisis de larga duración del sistema capitalista.
Con este telón de fondo, el resultado de las elecciones en Austria plantea algunas preguntas y para intentar encontrar respuestas, Nuestra Propuesta dialogó con el periodista austríaco Michael Wögerer, quien es responsable editorial del diario digital Unsere Zeitung (Nuestro Diario) https://www.unsere-zeitung.at/
—¿Qué panorama deja esta elección?
—Las elecciones parlamentarias celebradas en Austria el 29 de septiembre provocaron un terremoto político, aunque previsto. Durante meses, el populista de derechas Partido de la Libertad (FPÖ), había ocupado el primer lugar en las encuestas y, el pasado domingo, también hizo realidad esas predicciones. Con un 28,9 por ciento, el FPÖ se hizo por primera vez con el primer puesto en las elecciones al Consejo Nacional, seguido del conservador-cristiano ÖVP (26,3%) y luego -igual que históricamente- de los socialdemócratas (SPÖ) en tercer lugar (21,1%). Les siguen el neoliberal NEOS (9,1%) y los Verdes (8,2%), que hasta la fecha han formado gobierno con el ÖVP. Otros partidos pequeños que se presentaban a las elecciones, entre ellos el Partido Comunista de Austria (KPÖ), quedaron muy lejos del umbral del cuatro por ciento necesario para entrar en el Parlamento austriaco.
—¿Cree que FPÖ va a poder formar gobierno? ¿Se prestarán a esto los conservadores de ÖVP?
—Queda por ver qué gobierno saldrá de la nueva situación. La pelota está en el tejado del FPÖ que, como partido más votado, invita a entablar conversaciones sobre una nueva coalición. Tanto un gobierno del ÖVP y el FPÖ que reuniría a 108 diputados de un total de 183 en el Parlamento, como uno entre el ÖVP y el SPÖ que podría sumar una estrecha mayoría con 92 diputados, son posibles. También se especula con una coalición tripartita ÖVP-SPÖ-NEOS que alcanzaría los 110 diputados. En cualquier caso, hay muchas voces en la sociedad austriaca que quieren mantener al FPÖ de extrema derecha fuera del poder, aunque esto podría convertirse en un boomerang más adelante.
—¿Cómo se puede definir al FPÖ? Sabemos que esta fuerza fue crítica de las medidas sanitarias tomadas en el contexto de la pandemia por el actual gobierno de conservadores y ecologistas, así como que tiene un mensaje antiinmigración ¿Pero que más se puede decir?
—Lo cierto es que el FPÖ ha vuelto a resurgir en los últimos años de la mano de su líder, Herbert Kickl. El FPÖ tuvo un 26,9 por ciento de los votos en 1999 y más recientemente un 26 en 2017, pero luego volvió a caer en picado hasta el 16,1 por ciento de 2019 debido a numerosos escándalos. En los últimos años, el FPÖ ha vuelto a fortalecerse, sobre todo debido a la pandemia de coronavirus, ya que fue el único partido parlamentario que adoptó una postura crítica ante las medidas y problematizó acertadamente algunas de las excesivas restricciones a la libertad de circulación. Esto les hizo elegibles para muchas personas que antes no estaban entre sus simpatizantes.
—¿Qué postura tiene FPÖ respecto a temas internacionales como, por ejemplo, la guerra en Donbás?
—En la cuestión de la guerra de Ucrania, lograron penetrar profundamente en el campo anteriormente conservador y socialdemócrata, ya que se pronunciaron con vehemencia a favor de la neutralidad austriaca, en contra del suministro de armas y a favor de las negociaciones de paz. Junto con la tradicional política del FPÖ contra los migrantes, que desgraciadamente también encuentra una respuesta positiva en todas las clases sociales de Austria, lograron presentarse en la campaña electoral de 2024 como un partido que “defiende los intereses del pueblo austríaco”.
—Sabemos que FPÖ es un partido de ultraderecha ¿Pero qué significado tiene esto en el actual escenario político y social de Austria?
—El FPÖ sigue siendo, por supuesto, un partido que puede calificarse de populista de derechas y de extrema derecha. Es un partido sucesor de los (antiguos) nacionalsocialistas y en sus filas hay viejos nazis y nuevos fascistas. En su retórica externa, sin embargo, el partido está a favor del Estado de derecho, la paz y la democracia, y se ha distanciado formalmente de los crímenes del fascismo de Hitler.
—¿Qué base social tiene FPÖ?
—La base social del FPÖ es notable: en términos puramente estadísticos, ha sido el nuevo partido de los trabajadores en Austria durante años. En las elecciones al Consejo Nacional de 2019, el 48 por ciento de los trabajadores votó al FPÖ, mientras que sólo el 23 votó al SPÖ. Política y económicamente, sin embargo, el Partido de la Libertad sirve al sistema capitalista engañando a la clase trabajadora con sus frases populistas.
Sin embargo, en cuestiones de neutralidad -que es una parte importante de la identidad austriaca- el FPÖ parece a veces más creíble que otros partidos que han defendido esta política durante décadas. Esto explica también el declive de los socialdemócratas, que no se han distanciado de la belicista Unión Europea en la cuestión de la guerra y la paz y ese es otro punto en el que el FPÖ ha sido capaz de arrebatarles terreno a los socialdemócratas.
—¿Cómo cree que afectaría un gobierno del FPÖ a la vida de los trabajadores austríacos?
—Que el FPÖ pueda formar gobierno con el ÖVP, depende también de cuántas concesiones haga el SPÖ al ÖVP para evitar un gobierno de derechas. Esto quedará claro en las difíciles negociaciones de las próximas semanas.
Pero en cualquier caso, parte del sindicalismo teme que bajo una coalición FPÖ-ÖVP -como en 2000-2005 y 2017-2019- se produzcan ataques masivos de la burguesía contra los logros del movimiento obrero, en aspectos que afecten la vida de los trabajadores como vulneraciones al estado del bienestar o en el acceso al sistema de sanidad y derechos laborales, entre otros. Esta es otra razón por la que hay una gran presión sobre la dirección del SPÖ para que finalmente entre en coalición con el ÖVP (y posiblemente con los Neos), incluso si esto significara tirar por la borda muchas promesas electorales sociales.
—La extrema derecha europea festejó el triunfo del FPÖ “¡Estamos ganando!”, dijo Wilders al respecto ¿Está ganando? ¿Puede la ultraderecha constituir un polo homogéneo que dispute hegemonía en Europa?
—La extrema derecha está en auge en Europa, entre otras cosas por culpa de una socialdemocracia sin principios. Sin embargo, en el campo nacionalista también hay diferentes posiciones, lo que ha impedido hasta ahora la conformación de un bloque homogéneo de la derecha.
—¿Existe en Austria un movimiento popular que, al menos, sea capaz de organizar resistencia a un eventual gobierno de ultraderecha? ¿O acaso la extrema derecha es un fenómeno naturalizado por el sistema político y que, por lo tanto, vino para quedarse?
—En Austria, la resistencia contra un gobierno dirigido por el FPÖ comenzó poco después de que se anunciaran los resultados de las elecciones, pero no será posible combatir el fenómeno del FPÖ sólo con protestas en las calles. Las razones del ascenso de la extrema derecha en Austria y en Europa residen en las políticas poco sociales de la élite política y en la falta de respuestas de la izquierda.
—Los comunistas tuvieron este año buenas elecciones en Salzburgo e Innsbruck y también en las europeas de junio ¿Son hechos aislados y puntuales o forman parte de una posible articulación que permita tener una mirada optimista?
—En Austria hay esperanzas en este ámbito. El Partido Comunista ha hecho un buen trabajo de consolidación en los últimos años. Tiene a Elke Kahr como alcaldesa de la segunda ciudad más grande que es Graz y es el segundo partido más fuerte en Salzburgo. La base del KPÖ está formada en gran parte por jóvenes que, aunque no sean suficientemente estables ideológicamente, ofrecen una perspectiva de futuro que resulta esperanzadora.
Por cierto, más de cincuenta mil jóvenes menores de treinta años votaron al KPÖ en las elecciones del domingo, lo que supone el seis por ciento de este segmento de votantes. Así pues, los jóvenes han votado claramente a los comunistas en el Parlamento. Por lo que si se mantiene esta tendencia positiva, es muy probable que tras las próximas elecciones parlamentarias que a más tardar serán en 2029, los comunistas vuelvan a estar en el Consejo Nacional austriaco por primera vez desde 1959.