Desoyendo el resultado de las elecciones en las que triunfó el Nuevo Frente Popular, el Presidente de Francia designó como primer ministro a quien ya ocupó ese cargo durante el mandato de Nicolas Sarkozy. "Es un golpe de Estado", denuncio el Partido Comunista.
El Partido Comunista Francés (PCF) no dudó en advertir que con la designación de Michel Barnier como primer ministro, el presidente Emmanuel Macron optó por dar otro giro hacia la derecha, al tiempo que desconoció el mandato que surgió de las elecciones legislativas que se celebraron el 30 de junio y el 7 de julio, en las que el claro ganador fue el Nuevo Frente Popular (NFP) que postuló para ese cargo a Lucie Castets.
"Hasta el final, el presidente de la República buscó, por todos los medios, burlar los resultados de las urnas", lamentó el PCF y puntualizó que al nombrar como primer ministro a quien tuviera esa misma responsabilidad durante el gobierno encabezado por Nicolas Sarkozy, "elige la continuidad de las políticas aplicadas desde hace siete años" que no son otras que las que responden a "los dogmas neoliberales".
Vale señalar que Barnier forma parte del partido Los Republicanos, fuerza cuyo bloque en la Asamblea Nacional ocupa el cuarto lugar teniendo en cuenta la cantidad de sus integrantes. Al conocerse su designación, en un abierto guiño a la extrema derecha, Barnier hizo hincapié en que en su agenda los temas prioritarios serán "el control de la inmigración y la seguridad".
Estos tópicos fueron eje de la campaña que para las recientes Legislativas hizo la Agrupación Nacional que preside la ultraderechista Marine Le Pen, tal como lo fue otra de las iniciativas que ahora hace suya el gobierno francés, algo que quedó claro cuando Barnier remarcó que el próximo 1° de octubre al presentar el Proyecto de Presupuestos 2025 ante el Parlamento, uno de los principales componentes de aquel texto va a ir en sintonía con las recomendaciones del ministro de Economía en funciones, Bruno Le Maire, quien adelantó que se propone volver a ajustar para reducir el déficit.
"El objetivo del Presidente es claro: la construcción de una coalición con los diputados de su bando derrotado, con la complicidad de la Agrupación Nacional, para profundizar la política seguida hasta ahora por el gobierno", alertó el PCF que junto a La Francia Insumisa, el Partido Socialista, Los Ecologistas y otras fuerzas integra el NFP, que se impuso en la primera vuelta en un resultado que ratificó en el balotaje, lo que le valió quedarse con 182 de las 577 bancas de la Asamblea Nacional y 98 en el Senado.
Así se convirtió en la primera minoría que, por lo tanto, debería tener la responsabilidad de formar Gobierno y para eso postuló a la socialista Lucie Castets. Pero Macron desoyó el mandato que dejaron las elecciones, en una actitud que tal como denunció el PCF, responde a la voluntad del Presidente de dar otra vuelta de rosca hacia la derecha "para seguir sirviendo a los intereses de las finanzas".
Por eso, puntualizó, "eligen una unión de derechas a pesar de que el bando presidencial fue derrotado en las últimas elecciones", con lo que "barren con la voluntad expresada por el voto de los franceses" y, de este modo, perpetran "un acto de negación de la democracia...un golpe de Estado". Y, en esta dirección, tras recalcar que durante las citas electorales de junio y julio "el pueblo francés manifestó que quiere un cambio", fue claro al sostener que "haremos todo lo posible para asegurarnos de que lo obtenga y pelearemos contra las medidas anunciadas que siguen deteriorando drásticamente los salarios que pierden poder adquisitivo día a día".