En Paraguay y en tiempo récord se convirtió en Ley la reforma previsional que permite que el mercado financiero meta mano en los fondos que le pertenecen a los jubilados.
“Estamos hablando de una suma que está entre ochenta y más de cien millones de dólares, que durante un año se le quitará a los fondos jubilatorios para que Peña utilice de acuerdo a lo que él resuelva, sin ningún debate”, lamentó el Partido Comunista Paraguayo (PCP), al referirse a la reciente aprobación por parte del Congreso del proyecto de reforma jubilatoria que impuso el gobierno encabezado por Santiago Peña.
Pese al repudio que una multitudinaria movilización expresaba en las inmediaciones del Palacio Legislativo, la como Ley de Superintendencia de Jubilaciones que se confeccionó a pedido del FMI, fue aprobada en tiempo récord y promulgada el jueves pasado, lo que posibilita inversiones en bonos e instrumentos financieros de los recursos de pensiones de las jubilaciones y pensiones tanto públicas como privadas.
Para que se comprenda mejor: lo que habilita es que el mercado financiero meta mano en el dinero de los trabajadores que hacen sus aportes para poder tener una jubilación, algo similar a lo que ahora mismo, diferentes voceros del espacio que gobierna Argentina, anticipan que se pretende hacer con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses.
Como se puede ver, una vez más queda claro que la receta de Washington es la misma para todo lo que considera su patio trasero. Pero también que beneficia siempre y exclusivamente al mismo sector, perjudica siempre y exclusivamente a los trabajadores y lo único que varía es quién es el cipayo que sirve de instrumento para su instrumentación, ya sea que atienda en el Palacio de los López, Casa Rosada o que por su excentricidad lo haga desde la Quinta de Olivos.