Con este título se llevó a cabo en Ciudad del Este y Foz do Iguazú un seminario que reunió a delegaciones de diferentes puntos de la región. El Partido Comunista de la Argentina estuvo presente a través de Rebeca Barberán, dirigente de la provincia de Misiones e integrante del Comité Central.
La semana pasada en Ciudad del Este y Foz do Iguazú se realizó el Seminario Internacional “Unidad para la Paz en el Mundo”, que fue una iniciativa binacional, paraguaya-brasileña, construida por diferentes organizaciones “que trabajan contra el imperialismo y últimamente lo vienen haciendo muy fuerte en defensa de la Revolución Bolivariana”, tal como lo definió Rebeca Barberán, quien es responsable Política del Partido Comunista de Misiones.
En este contexto, señaló: “trasladé nuestra postura respecto a Cuba y Venezuela y, por supuesto, la que defendemos y militamos en relación a la unidad latinoamericana e internacionalista”. Además, durante el Encuentro se hizo el lanzamiento del Tribunal Popular Internacional Permanente por la Soberanía de América Latina y el Caribe, que es “un espacio interesante que convoca a juristas de nuestra región para trabajar, entre otras cosas, en tareas de asesoría para compañeros perseguidos políticos”.
La representante del PC valoró positivamente que se haya tratado de una convocatoria plural, en la que se destacó la participación de diferentes espacios que trabajan decididamente en tareas vinculadas a la solidaridad internacionalista, que se dieron cita “para fortalecer el debate en torno a la concepción de la paz, entendida desde una perspectiva anticapitalista y antiimperialista, que es la verdadera paz que pensamos los revolucionarios”.
Las dos jornadas intensas de debate tuvieron la participación de distintas delegaciones llegadas desde Argentina. En tanto que también hubo una nutrida presencia de delegados paraguayos y brasileros y de otros que viajaron desde Perú, Venezuela y Cuba. En todos los casos se coincidió en la necesidad de trabajar para “la profundización de la defensa de la Revolución Bolivariana y de Cuba”, pero también en que resulta preciso “hacerlo por la unidad continental, algo que tuvo un disparador importante porque el encuentro coincidió con la conmemoración de las jornadas de la Cumbre de los Pueblos que en 2005 le dijo No al Alca”.
Entre quienes expusieron en la ocasión estuvo el profesor de Derecho Internacional paraguayo, Juan Carlos González, la periodista venezolana Tania Díaz, quien también es diputada por el Partido Socialista Unido, y otra compañera venezolana, la doctora en estudios ibéricos y latinoamericanos de la Sorbona de Francia, Carmen Bohorquez. Además del de Rebeca Barberán la lista de expositores contó con los aportes del sociólogo peruano Martín Guerra, el representante de la Asociación de Abogados y Juristas del Paraguay Rubén Lisboa, el académico venezolano José David Rojas, el director de Cooperación Internacional en el observatorio de relaciones Internacionales de la Fundación Victoria, Yordanis Crespo Urrutia, Hernán Cardo del Instituto Alexander Petion de Argentina, Pedro Espinoza del Partido Comunista de Ciudad del Este, Gustavo Carbonell, miembro de Misión Palestina, y la abogada e integrante del Partido dos Trabalhadores, Tania Mandarino, entre otros.
Declaración final
En su declaración final, el Seminario Internacional “Unidad para la Paz en el Mundo”, reafirmó su posición “antiimperialista, antineocolonial, antifascista y a favor de la emancipación, promoviendo la creación de proyectos que respondan a los intereses populares”, al tiempo que rindió “un homenaje sincero a los pueblos latinoamericanos que continúan construyendo procesos de emancipación frente a la violencia y el racismo desplegados por el imperialismo norteamericano”, ya que “sólo mediante la lucha y la construcción conjunta latinoamericana alcanzaremos la realización de la Patria Grande Latinoamericana soñada por Bolívar”.
También hizo lo propio con su “vocación de lucha por la paz y nuestra convicción de que América Latina y el Caribe deben ser Zona de Paz, libres de armas nucleares”. Asimismo, advirtió que la “política imperialista, neocolonial, belicista y neomonroista de Estados Unidos constituye una amenaza real para la paz y seguridad regionales, así como para la seguridad de toda la población latinoamericana y caribeña”. Al tiempo que fue contundente al rechazar “las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela, en abierta violación de la Carta de las Naciones Unidas, del Derecho a la Autodeterminación, de la No Intervención y del derecho de los Pueblos y Estados a elegir su propio sistema político, económico, comercial, financiero, cultural e ideológico”.
En este sentido, manifestó su “firme rechazo al acto de agresión cometido por el gobierno de Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela y a la política de fuerza, mentiras y sanciones dirigida contra el Gobierno del Presidente de Colombia, Gustavo Petro, que afecta directamente al pueblo colombiano”, así como las agresiones dirigidas “contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega y el pueblo nicaragüense”. Tras lo que subrayó su condena “al bloqueo de más de sesenta años contra la Revolución Cubana”, por lo que exigió “el levantamiento de todas las medidas que vulneran la soberanía, independencia política y desarrollo del pueblo cubano”.
En idéntico sentido recalcó que “toda agresión imperialista o de las fuerzas de la derecha neofascista contra un gobierno latinoamericano constituye una agresión contra todo el pueblo latinoamericano”. En esta dirección se pronunció “enérgicamente contra la pretensión de reinventar la Doctrina Monroe, asumida por gobiernos de derecha neofascista regional, que busca convertir a América Latina y el Caribe en su ‘Patio Trasero’”. Y denunció “la presencia de bases militares norteamericanas y de la Otan en el Caribe y la intervención de otras fuerzas neocolonialistas en la región”.
En otro de sus pasajes, advirtió sobre “la estrecha alianza entre el crimen organizado transnacional y los gobiernos de derecha neofascista de la región”. A la vez, expresó su apoyo y solidaridad con el pueblo y el gobierno hondureños, “ante la ofensiva de la derecha neofascista e imperialista golpista que pretende impedir la continuidad del proceso de transformación social” y respaldó a Rixi Moncada “cuyo liderazgo garantiza la continuidad del proyecto de transformación y justicia social en Honduras”.
También puso el acento en su repudio a “la política racista del imperialismo norteamericano y europeo que criminaliza a los migrantes”. Por otra parte, reivindicó a la Amazonia “como corazón vital de Nuestra América, patrimonio sagrado de los pueblos y pulmón del planeta”, por lo que denunció “la depredación sistemática provocada por el extractivismo descontrolado, las corporaciones transnacionales y las políticas neoliberales que amenazan su equilibrio ecológico y la vida de sus comunidades originarias”.
Con el mismo énfasis rechazó “la maniobra imperialista que pretende imponer el término ‘narcoterrorismo’ como excusa para legitimar la apertura de las fronteras latinoamericanas a intervenciones militares y ataques indiscriminados, bajo la hipócrita justificación de la lucrativa, desvergonzada e infructuosa ‘lucha contra las drogas’”. Junto con lo cual, repudió “la manipulación de la información ejercida por los grandes medios corporativos al servicio del imperialismo y las élites locales”.
Finalmente, destacó su solidaridad “con las poblaciones víctimas de la necropolítica en el mundo”, entre las que mencionó a “los habitantes de las periferias de Brasil” y “al pueblo palestino que sufre el genocidio en la Franja de Gaza”. E hizo hincapié en que “el mundo necesita paz y justicia, no guerras promovidas en nombre de los intereses y beneficios de los de siempre”.