María Eva Koutsovitis, primera candidata a legisladora porteña por Confluencia, dialogó con Nuestra Propuesta. En la entrevista, analizó la crisis económica, social, urbana y ambiental que atraviesa la Ciudad de Buenos Aires y explicó algunas de las propuestas que plantea el frente político que impulsa e integra el Partido Comunista de la Ciudad. Koutsovitis denunció que desde hace casi dos décadas la Ciudad es gobernada por una corporación política y económica, que incluye también a esa oposición “cómoda” que le permitió al macrismo desplegar su proyecto político sin mayores resistencias. Ante los candidatos oficialistas, crece desde el pie una alternativa real para la Ciudad.
La elección a legisladores resultó nacionalizada por las principales fuerzas políticas, que decidieron presentar a dirigentes nacionales o de otros distritos como candidatos porteños. En ese marco, se diluyeron los problemas específicos de la Ciudad y las responsabilidades políticas por la crisis económica, social, urbana y ambiental. ¿Cuál es el escenario político que convierte a Confluencia en una verdadera alternativa política?
La Ciudad de Buenos Aires hace casi veinte años que viene siendo gobernada por una corporación política, que incluye también a una oposición muy cómoda e inofensiva. Una corporación que se ha ocupado de hacer negocios con el sector inmobiliario en lugar de resolver los problemas concretos que tenemos el conjunto de porteñas y porteños. En ese sentido, la gestión de Jorge Macri es la continuidad de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, aunque ahora el ex jefe de Gobierno se presente ante la sociedad como algo distinto, preocupado por el olor a pis en la Ciudad. Hay que recordar que Larreta durante ocho años estuvo al frente de una corporación saqueadora, que lo único que profundizó fue la pobreza, la indigencia y la precariedad. Para nosotros, los responsables de la crisis actual que atraviesa la Ciudad de Buenos Aires son aquellos que vienen hace casi dos décadas gobernando, cogobernando y simulando el rol de oposición, por ende ninguno de ellos se encuentra capacitado para resolver los problemas que tenemos el conjunto de quienes habitamos la Ciudad.
Al mismo tiempo, la responsabilidad de las principales fuerzas políticas con el estado crítico de la Ciudad se manifiesta en la campaña política, en la que casi no se discuten propuestas concretas.
Por supuesto. La campaña pone en evidencia la situación límite que vivimos, con una dirigencia política en crisis. Para el jefe de Gobierno, Jorge Macri, su única propuesta de campaña reside en un render y una maqueta. ¿Por qué? Porque no puede mostrar ni un logro de gestión. A ello se suma el alto nivel de banalidad y superficialidad en la campaña de los candidatos y las candidatas de las diferentes listas que vienen cogobernando la Ciudad. Un ejemplo contundente lo encontramos en la candidata del oficialismo local, Silvia Lospennato, cuyo eje de campaña es sacarse selfis en la Ciudad. Claro, es lo único que puede hacer realmente, porque ella es diputada por la provincia de Buenos Aires y ni siquiera va a poder votarse a sí misma en las elecciones de mayo. Por otro lado, tenemos a Adorni, que no es un candidato sino un vocero presidencial y no tiene idea acerca de los problemas de la Ciudad. Su única estrategia es repetir el latiguillo de la motosierra, cuando debería, si de verdad quisiera emplear la motosierra, comenzar por aplicarla en su propia lista con los candidatos que lleva, que son la representación cabal de la casta inmobiliaria que viene haciendo negocios con el Estado hace muchos años. Y por su parte, el otro candidato, Leandro Santoro, viene a plantear que quiere ser legislador para poder controlar las concesiones, cuando en verdad su espacio político ya tiene a su cargo esa tarea de control a través de la Auditoría General de la Ciudad y la Defensoría del Pueblo.
Frente a este escenario, nosotros no identificamos ningún debate que vaya a fondo con la discusión que tenemos que dar en la Ciudad de Buenos Aires, que es la discusión acerca del problema estructural del acceso a la vivienda, junto a la problemática ambiental, social y de seguridad, que están todas entrelazadas entre sí. Por supuesto, todas estas problemáticas que afectan a la Ciudad están directamente relacionadas con las discusiones y políticas nacionales, como por ejemplo la discusión acerca de la deuda externa. Asunto sobre el que, por cierto, ninguno de los candidatos de la Ciudad arriba mencionados se expresó taxativamente. Para nosotros el tema de la deuda es una problemática central y transversal. Los efectos económicos y sociales del endeudamiento con el Fondo impactan directamente en la Ciudad, por ejemplo, mediante el aumento de la pobreza. Hoy, en Buenos Aires, la mitad de los niños y las niñas viven en hogares pobres. Frente a esta oprobiosa consecuencia, no está de más recordar que la mayoría de los candidatos de esta elección, en diferentes momentos, bancaron el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional, incluido Leandro Santoro.
¿Cuáles son las propuestas concretas de Confluencia, que la convierten en la única alternativa seria para los porteños que van a ir a votar el 18 de mayo?
Nosotros contamos con una serie de propuestas concretas que pensamos impulsar desde el primer día de trabajo en la legislatura. Tenemos una propuesta para crear un banco público de viviendas que incorpore diez mil viviendas por año, financiado solo con la ejecución del cien por ciento del presupuesto. Tenemos una propuesta concreta en seguridad, que plantea el incremento de los controles del Estado en las zonas y sitios donde se venden autopartes y celulares robadas. Pero también, proponemos terminar con la lógica de la sobreconstrucción de viviendas suntuosas, viviendas que nadie ocupa, que no están en venta ni en alquiler, y que claramente son un mecanismo de blanqueo para el narcotráfico. Porque si algo está claro es que en la Ciudad de Buenos Aires sobran policías y cámaras de seguridad, y sin embargo las problemáticas vinculadas al delito no se resuelven. ¿Por qué? Porque existe una convivencia que existe entre el poder político, las fuerzas de seguridad y el crimen organizado, en especial el narcotráfico.
También tenemos propuestas concretas para poder garantizar, en cada barrio, que cada treinta metros haya una luminaria. Que el transporte público llegue a todos los barrios durante las 24 horas del día. La realidad es que hoy en los barrios populares, a partir de determinada hora, las mujeres no pueden salir de sus casas. Y eso les quita, diariamente, mejores oportunidades laborales, la posibilidad de estudiar y terminar el secundario. Para nosotros es clave pasar de la lógica de una ciudad represiva a una ciudad que cuide a todos los porteños y las porteñas, con más luminaria, transporte público y senderos seguros. Además, planteamos con claridad que parte de la policía de la Ciudad de Buenos Aires debería ser una policía comunal, esto es, una policía capacitada para resolver los conflictos antes que escalen a consecuencias mayores. En la misma línea, planteamos la necesidad de tener en la Ciudad juzgados vecinales y comunitarios, donde se puedan resolver aquellos conflictos menores entre vecinos, antes que se transformen en verdaderas tragedias.
Por otro lado, planteamos un plan de trabajo para hacer frente a la emergencia alimentaria. Proponemos, por un lado, un refuerzo alimentario en las escuelas y, por el otro, terminar con el negocio de las empresas concesionarias, que se reparten entre sí un presupuesto millonario para después repartir en las escuelas alimentos en mal estado y de muy bajo valor nutricional. Por ello, planteamos una mejora en el valor nutricional de los alimentos que se envían a los comedores escolares, y además proponemos que el refuerzo alimentario se extienda al grupo familiar. Pero no solo en las escuelas; también queremos ampliar el refuerzo y extenderlo hasta los centros de jubilados y jubiladas, sumado a la constitución de un laboratorio público de medicamentos.
En la actualidad, cuando se plantean propuestas tan concretas y sencillas a la vez, enseguida quienes tienen una visión mercantilizada de la política y los derechos sociales contraatacan con la siguiente pregunta: ¿de dónde van a salir esos fondos y quién va a pagar la cuenta que implica mejorarle la vida al pueblo?
Todas estas iniciativas son posibles, a condición de terminar con los privilegiados de siempre. Larreta, cuando se autopercibía presidente y estaba juntando dinero para la campaña, le redujo la alícuota de ingresos brutos a los grupos económicos que tienen mayores rentabilidades, como las empresas de construcción y megaminería. Con la restitución de la alícuota se pueden financiar todas estas iniciativas. Hay que recordar que una de las políticas más consistentes del PRO durante la gestión de Larreta fue lotear la Ciudad de Buenos Aires y levantar un paraíso fiscal en cada rincón de la Ciudad. A cada uno le puso un nombre de fantasía: “distrito joven” y “distrito tecnológico”, solo por nombrar algunos. En esos paraísos fiscales, los grandes grupos económicos tienen todo tipo de privilegios impositivos y tributarios. Entonces, si ponemos fin a esos privilegios, si restituimos la alícuota de ingresos brutos a las grandes empresas, podemos financiar por ejemplo el programa alimentario y el laboratorio público de medicamentos.
Precisamente, los grandes beneficiarios fueron aquellos sectores de la burguesía que extraen su rentabilidad de la destrucción del medio ambiente y de la profundización del déficit habitacional, promoviendo una visión de la vivienda cómo medio especulativo antes que como morada para el hogar de los porteños y las porteñas. ¿Qué política impulsa Confluencia respecto al espacio público y el cuidado del medio ambiente?
Una política radicalmente distinta a la sostenida, durante casi veinte años, por la corporación que gobierna la Ciudad. Para nosotros la problemática habitacional y ambiental son asuntos claves, fundamentales, que articulan el programa político de Confluencia. A diferencia del resto de las fuerzas políticas, que por ejemplo bancaron la privatización de la costanera, nosotros, los integrantes de Confluencia, venimos hace muchos años peleando para que la costanera sea un parque cien por ciento verde y público. Esto, que así enunciado parece un sueño, es posible si se termina con todas las concesiones truchas que hay en la costanera. Nosotros evitamos que en Costa Salguero Larreta construyera un mega emprendimiento inmobiliario. Pero nuestra propuesta es más ambiciosa y plantea la recuperación del conjunto de la costanera para que los porteños y las porteñas puedan recuperar el acceso al Río de la Plata y, a futuro con un plan de saneamiento, el derecho a bañarse en sus aguas.