Norberto Champa Galiotti, coordinador de la Multisectorial de Solidaridad con Cuba y la Patria Grande, analizó las provocaciones orquestadas contra la isla en las últimas horas por parte de elementos contrarrevolucionarios, organizados y financiados desde Estados Unidos con propósitos desestabilizadores.
Desde hace unos días Cuba está en el centro, nuevamente, de las coberturas mediáticas en la región, en las que se repiten las mismas consignas que se escuchan y leen desde hace décadas: ¿qué está pasando en Cuba por estas horas?
En Cuba lo que está pasando tiene como punto de origen el triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959. A partir de ese momento Estados Unidos se propuso derrocar a la Revolución Cubana para que no pueda existir una experiencia socialista en América Latina y el Caribe. Digo esto para comprender desde una perspectiva histórica qué es lo que pasa por estas horas en Cuba. En primer término diría que no hay que quedarse con la foto sino ver la película. Una película en la que transcurren hechos como los de la Operación Peter Pan, el diseminar plagas como el dengue hemorrágico, enfermedades para el porcino, la invasión de Playa Girón, atentados terroristas en los hoteles, 638 atentados contra Fidel Castro y, claro está, el bloqueo. Lo que acontece en las últimas horas no es, ni más ni menos, que parte de ese plan.
¿Cuál es el objetivo inmediato de estas acciones promovidas por Estados Unidos?
Lo que estamos viendo es una más de las tantas acciones coordinadas por Estados Unidos con el propósito encontrar pretextos y aliados que permitan justificar una intervención militar que termine con la Revolución Cubana, para transformar a la isla en un satélite o en un Estado libre asociado. A mi entender estamos en presencia de una acción que pretende generar las condiciones para ensayar como objetivo de máxima una invasión militar en la isla, promovida por la organización anticubana de Miami "SOS Cuba", cuyas actividades son financiadas por el propio gobierno de los Estados Unidos mediante un decreto de George W. Bush que todavía está vigente. Mientras tanto, la política estadounidense hacia Cuba gira en torno a la profundización del bloqueo, en un contexto de pandemia que dificultó sin dudas la vida en la isla, especialmente debido a que el turismo, una de las principales actividades económicas de Cuba, se encuentra limitado.
Y aún con todas estas problemáticas, Cuba tiene herramientas para sortear una vez más la agresión externa...
Cuba tiene experiencia, muchísima, para desarticular la intervención extranjera. Podemos recordar, a modo de ejemplo, "el maleconazo" de agosto de 1994, cuando Fidel salió a caminar entre el pueblo por Galiano y San Lázaro para desarmar una de las tantas rebeliones organizadas por Estados Unidos. Hay que decir, igualmente, que las movilizaciones de estas últimas horas son muy menores. Surgieron en San Antonio de los Baños, también organizadas por grupos contrarrevolucionarios que viven de los dólares que llegan a través de los mecanismos de financiación del gobierno de Estados Unidos. Es cierto que puede haber un sector de la población en Cuba disconforme con la situación económica, provocada fundamentalmente por la pandemia —que cortó el turismo— y por las 243 medidas de profundización del bloqueo firmadas por Trump y mantenidas por Biden. En ese marco, los grupos anticuba aceleran su política contra la Revolución y para hacerlo cuentan con una enorme cantidad de recursos.
Y con una importante capacidad de coordinación regional y hasta mundial...
Sí. Sin dudas estamos ante el desenvolvimiento de un plan orquestado por Estados Unidos y coordinado hacia toda la región e incluso Europa. Las protestas simultáneas en las Embajadas de Cuba en Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile, solo por nombrar algunas, pone sobre la mesa el grado de articulación regional que tiene este intento de desestabilización que no es aislado respecto a Cuba y que tampoco lo es respecto a la región. Basta con ver lo que vienen haciendo también contra Venezuela, contra Nicaragua, anteriormente contra Bolivia, etc. Por eso, creo que lo más acertado es analizar estos acontecimientos no como un hecho cubano sino como un hecho más de las agresiones del imperio contra Cuba y contra América Latina. Porque ningún grupo cubano tiene la capacidad para organizar a los residentes en el extranjero para que vayan a manifestarse a las embajadas de América Latina y el Caribe. Toda esta logística es imposible para un grupo antirrevolucionario cubano sin el apoyo económico y logístico de los Estados Unidos.
Todo esto bajo la bandera de la “ayuda humanitaria”, con todo lo que eso implica. ¿Qué quiere decir cuando la derecha habla de “ayuda humanitaria”?
Cuba no necesita una ayuda humanitaria. Si Estados Unidos quiere promover una política humanitaria hacia Cuba lo primero que debe hacer es levantar el bloqueo genocida que impone sobre la isla. Justamente, hace pocos días 184 países votaron en la Asamblea General de Naciones Unidas por el cese del bloqueo contra Cuba. Solo se abstuvieron Brasil, Colombia y Ucrania y votaron a favor de mantener la medida Estados Unidos e Israel. Pero además, surge otra pregunta: ¿hay alguien que pueda señalar al menos un gesto humanitario por parte de Estados Unidos para los pueblos del mundo? ¿Qué acción humanitaria promovió Estados Unidos en el mundo? ¿Hiroshima y Nagasaki? ¿Serbia y Haití? La ayuda humanitaria es el caballo de Troya mediante el cual Estados Unidos intenta la intervención en los asuntos internos de los países de la región.
¿Los gobiernos de América Latina deberían promover una política más activa de denuncia contra el bloqueo y de defensa del gobierno y pueblo cubano?
Hay que llamar a las cosas por su nombre, cosa que muchas veces no sucede en la diplomacia de los Estados. Acá lo que hay que denunciar es la acción de Estados Unidos. ¿Quién puede promover una acción coordinada contra todas las embajadas de Cuba en América Latina y el Caribe como sucedió en las últimas 48 horas? ¿Quién puede garantizar el discurso único respecto a la situación de la isla en prácticamente todos los medios de comunicación de occidente? ¿Quién logra agrupar a las distintas derechas locales bajo las mismas consignas en toda la región? El posicionamiento correcto que deben asumir los gobiernos de América Latina, entre ellos el de Argentina, es el de no al bloqueo y no a la intervención en los asuntos internos de Cuba. Es insistir en el reclamo por el único gesto humanitario admisible en esta situación: el cese del bloqueo.